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Festival de Jazz en San Javier: un paseo por el París bohemio antes de trasladarnos a Nueva Orleans

Pierre Blanchard en el Festival de Jazz de San Javier/ GOIO VILLANUEVA

Andrés Garrido

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El Festival de Jazz de San Javier mantiene en el tiempo diferentes constantes. Una de ellas es su predilección por la música francesa y, dentro de ella, por los acordeonistas. El pasado sábado 7 de julio de esta XXI edición se ha vuelto a cumplir esa constante, con la participación de Ludovic Beier Montmartre Quartet y su invitado: El violinista Pierre Blanchard. Los cinco dejaron un concierto sobre el escenario y en los aficionados, que será difícil olvidar por su limpieza, repertorio, simpatía y magnetismo musical del que no podemos (ni queremos) sacudirnos. En la segunda parte, un cambio absoluto de escenario para que la Travellin Brothers Little Band nos invitara a un viaje blusero por las calles y campos de Nueva Orleans, al que se sumaron Alex Schultz, Ian Siegal y la bella y contundente cantante finlandesa Ina Forsman.

Francia posee bastantes atractivos para el turismo. Uno de ellos es, sin duda, su música; escuchar los acordeones o las guitarras interpretando “manouche” es un sello inequívoco francés. Y en esos ambientes y terrenos conocimos al entonces jovencísimo Ludovic Beier con este mismo cuarteto y en una anterior visita a Jazz San Javier, con el trío de swing manouche en el que también estaba el violinista Costel Nitescu. Ludovic ha crecido en edad y como compositor e intérprete alcanzando unos niveles difíciles de lograr, cuando hablamos del acordeón de botonera y de la acordina. Pero en su faceta creadora, Beier viene demostrando un talento no muy común como constató en el comienzo de su concierto con “Timgad”, la película a la que puso banda sonora en una demostración de dominio de la fusión de diversos estilos.

Los primeros aplausos se escucharon para que Ludovic Beier saludara en español, primero, y en francés e inglés después presentando al cuarteto integrado por Pierre Alain Goualch al piano; el contrabajista Gautier Laurent, y el baterista Fred Delestre; estos dos últimos sustituían a los anunciados en programa. De inmediato abordaron toda una selección de piezas que darían una amplia visión musical de este joven acordeonista galo (40 años), con “Powell”, “Pont de Grenelle” (primera con la acordina), una incursión por la música brasileña con “Fleur do Brasil” o “Black Friday”, todas ellas compuestas por él.

En ese momento presentó a su invitado, el violinista Pierre Blanchard; uno de los músicos destacados del jazz francés y ferviente seguidor del recordado Stéphane Grappelli. Su obra es extensa aunque mucho más su participación con primeros nombres del género a lo largo de sus más de 50 años de trayectoria. Dos creaciones del propio Blanchard, “Ciden” y “Troublant Romeo” nos dieron la gran dimensión del violinista, que continuó hasta el final participando en “Pananathan”, “Around Toots” (dedicada al gran armonicista Toots Thielemans) y finalizar con una pieza de mucho ritmo titulada “Paris Nord”. El público aplaudía sin cesar solicitando una más, que el cuarteto e invitado ofrecieron sin abandonar el escenario. Una original versión de “Liberty City” (Jaco Pastorius), con la que el público disfrutó y agradeció esa entrega.

La segunda parte nos iba a trasladar a otros terrenos, tal vez mucho menos bohemios que las calles y ambientes de Paris, pero sin perder el hilo conductor de las corrientes del jazz: el Nueva Orleans del blues. Sus protagonistas eran Travellin Brothers Little Band, vascos de Leioa, donde parten los troncos con las manos, muy cerca de Bilbao, según indicó el cantante y maestro de ceremonias, Jon Careaga, quien subrayó: “Venimos de la tierra de Mordor”. Ahí se ganó al público por simpatía y, a la vez, empatía con la música que desarrolla esta banda, que ya cosechó muchos adeptos en su primera visita de 2012 (XV edición). Para la ocasión invitaron al guitarrista neoyorkino Alex Schultz, el inglés Ian Siegal, el niño malo del blues, y un descubrimiento de primer orden como es la cantante finlandesa Ina Forsman. La cosa prometía y mucho.

“Better day” y “Oh My river” fueron las dos primeras canciones que sonaron con esta Little Band que puso el reloj en hora de inmediato. Entonces comenzó el desfile de invitados. El escenario del auditorio acogió al guitarrista norteamericano Alex Schultz, que fue recibido con un gran aplauso del respetable, y atacaron “No use knocking”, “As good as it gets”, “Think” y “Sweet Corrine” en la que aparece la guitarra del neoyorkino para el último disco de esta banda bilbaína.

El respetable se divertía bastante y muchos bailaban en sus butacas. Por eso, Jon Careaga les invitó a bajar hasta el foso para hacerlo más libremente. Ya se sabe eso de “no me toques las palmas…” Y apareció el “enfant terrible” del blues, el británico Ian Siegal con su pañuelo recogiendo su cabello, su chaleco sin camisa debajo… En suma, con ese aspecto de ser el chulillo de la pandilla y se dejaron sonar “I’m the train”, “The Shit Hit”, “Gallo del Cielo” (corte vaquero para esta pieza que referencia los espaldas mojadas) o “Sweet Souvenir”, un blues lento para terminar su participación.

La última invitada iba a levantar a los espectadores de los asientos, una mujer que canta, en ocasiones, con rasgos de Janis Joplin. Nos referimos a la finlandesa Ina Forsman. Subida en unos tacones de aguja rojos, Ina comenzó a soltar su espléndida voz con “Hanging Loose”, de su álbum del pasado 2016, haciéndose con todo el auditorio al instante. Seguiría con otra pieza de ese mismo disco, “Pretty Messed Up”, un poco más sosegada de ritmo y continuar en esa línea con “Now You Want Me Back” (también con cierto tono vaquero) y finalizar su invitación con “No Room For Love”, en la que el ritmo regresó para que el personal no se relajara demasiado ya que quedaba la traca final.

El programa oficial había concluido, pero el público no estaba por la labor de marcharse a casa sin más. Había que seguir con un poco más de esa medicina azul que tan bien nos sienta. Jon indicó que ese era un festival de jazz y atacó, junto a Mikel Azpiroz, el pianista, y la propia Ina Forsman “Wonderful World”. Cuando ya habían cantado un par de estrofas, apareció en la grada entre el público, el saxofonista Alain Sancho, que se marcó un solo a tono con la pieza y el ambiente reinante. El delirio, para qué les digo más. Llamada general a todos los músicos e invitados de esta Little Band, para interpretar “Midnight Train” con el que, ahora sí, finalizarían su segundo paso por Jazz San Javier.

En definitiva, una noche muy completa con una primera parte de musette y elegancia que nos cautivó, con el acordeonista Ludovic Beier Montmartre Quartet y Jean Pierre Blanchard al violín. Después, los vascos de la Travellin Brothers Little Band y sus invitados, nos trasladaron a las calles y campos de Nueva Orleans en un disfrute auténtico de blues, ritmos vaqueros y rhythm & blues que conforman parte de lo que se escucha por la cuna del jazz y los estados del Sur. El personal se marchó a casa sumamente contento.

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