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CRÓNICA | Jazz San Javier monta una fiesta de blues en la Explanada Barnuevo de La Ribera

De izquierda a derecha: Víctor Aneiros, Mike Wheeler, Antonio Serrano y Alex Zayas

Andrés Garrido

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El tercer concierto gratuito que la XXII edición de Jazz San Javier ha programado fuera de su marco oficial y celebrado en la Explanada Barnuevo de Santiago de la Ribera resultó otro éxito de respuesta por parte de un público “joven”, que abarrotó todas las butacas disponibles y las que se colocaron en todas las terrazas aledañas al concierto. El protagonista era un guitarrista gallego, Víctor Aneiros y su banda, que ya estuvo en la edición XVI celebrada en 2013 con otros invitados (entre ellos, el saxofonista murciano Patxi Valverde) y que en este regreso lo hacía con invitación para dos guitarristas magníficos, el nortemaricano Mike Wheeler y el catalán afincado en Canadá, Alex Zayas. Completando el trío de honor el armonicista Antonio Serrano que volvió, como no podía ser de otra manera, a dejarnos otra muestra de su buen gusto interpretativo y dominio del instrumento que, al menos para mí, se ha convertido en el sucesor del recordado Toots Thielemans. Noche veraniega perfecta porque, como suele acostumbrar, se movió la brisa del Mar Menor que mitigó el calor reinante en la explanada junto a la orilla del agua.

La primera parte de esta jornada estuvo a cargo de la banda que lidera el guitarrista gallego Víctor Aneiros, que se conforma con Fran Rey, en el órgano Hammond; Víctor Gacio, en el bajo y el baterista Marcos Sánchez. Durante algo más de 45 minutos, Aneiros y su grupo dejaron sonar piezas de su repertorio y adaptaciones de otras canciones como “La mala hora”, una canción de la llamada “movida de los 80”, que el guitarrista explicó que no le gustaba aunque sí algunas canciones como ésta que llevó a su terreno. Además de ésta que he citado, también sonaron “Nota de blues”, “Cerca del puerto”, “Mucho postureo” o la que, según explicó, escribió a raíz de que un gobierno acabara con la riqueza y la industria de su ciudad (“no voy a decir nombres”, explicó) para pasar a ser, como tituló en su momento, la “Ciudad Olvido”.

Luego pedía insistentemente la colaboración de ese público que abarrotaba el recinto insistiéndoles con esta frase: “No hemos hecho mil kilómetreos para esto”. Aneiros quería arrancar de los asistentes sus coros y palmeos de acompañamiento en “Bórrate” o “Damn Right I Got The Blues”, que dio paso a sus invitados. La primera aparición fue de Alex Zayas, que atacó junto al resto de músicos de Aneiros “Deal With The Blues”, al que imprimió un estilo inequívocamente americano. Llegado un momento, Zayas bajó del escenario y se paseó por entre el público tocando su guitarra e imprimiendo un indudable toque de cercanía con los espectadores que agradecieron con sus aplausos.

De vuelta al escenario en el que ya esperaba, guitarra en ristre, Víctor Aneiros, se llamaron a los otros dos invitados que faltaban: el guitarrista de Chicago Mike Wheeler y el armonicista español Antonio Serrano.

Con todos ya en escena, un torrente de blues inundó, cual tsunami, toda la explanada Barnuevo de esta música, cuya voz cantante la sustentaba Wheeler en temas como “Talking To Myself”, “Turn Up” o “I Can’t Do That”, con las que los más inquietos no podían dejar de moverse al ritmo que les marcaban estos músicos desde el escenario. Al personal presente le costó entrar en calor, pero una vez lo hizo ya no pudo parar hasta el final del concierto, bis incluido. Y es que el blues es un ritmo pegajoso que no te deja en ningún momento. Sus esquemas y sonidos son como ventosas de un molusco difíciles de despegarlas de tu cuerpo y, además, muchos ni lo pretendían. Todo lo contrario. Deseaban que aquellos minutos, aquellas canciones duraran buena parte de la noche porque sus cuerpos, aunque ya no tan jóvenes en muchos de ellos, les respondían como si hubieran retrocedido 30 años atrás y pudieran bailar hasta el amanecer.

Y Aneiros, Serrano Wheeler y Zayas se dieron cuenta de ello e insistieron más certeramente en esos temas que lograban enervar a un auditorio deseoso de escuchar y bailar blues, mucho más blues.

Los músicos se miraron entre sí con absoluta complicidad y atacaron con “A Blind Man Can See”, continuaron con “Phone Booth” y remataron con “You Won’t Do Right” (magnífico sólo de armónica de Serrano) y “Yeah”, que dejó a estos “jóvenes” al borde de sus 20 años (muchos decían que ojalá los pillaran de nuevo), cuando bailar era un escape frenético para ellos. Pero ahí estaban, contentos y bailones. Algunos se habían levantado ya para marcharse, cuando los músicos regresaron al escenario y les soltaron otro blues, que terminó por rematar una jugada maestra hacia ese público que, finalmente, se mostró totalmente entregado.

Éxito, pues, de este tercer concierto gratuito en la Explanada Barnuevo de Santiago de la Ribera, programado por el XXII Jazz San Javier, con desbordamiento de público como en citas anteriores y rostros de auténtica satisfacción que regresaban a casa o iban a degustar un helado para mitigar un poquito el calor veraniego.

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