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Elísabet Benavent: “Los hombres deberían probar a leer novela romántica”

Elísabet Benavent: “Los hombres deberían probar a leer novela romántica”

José Miguel Vilar-Bou

Con su combinación de romanticismo, humor y erotismo, las novelas de Elísabet Benavent (Valencia, 1984) han alcanzado ya el millón de ejemplares vendidos desde que se estrenó con la “Saga Valeria”. Su nuevo libro, “Fuimos canciones”, es la primera parte de la bilogía “Canciones y recuerdos” (Suma de Letras). En ella nos relata las vivencias íntimas de tres amigas en el tono fresco y desenfadado que la caracteriza. Elísabet estuvo en Murcia presentando su nuevo libro.

¿Por qué las historias de amor tiran tanto desde siempre?

Porque el amor es el motor que mueve el mundo, o eso quiero pensar, puesto que soy una romántica. Pero no me refiero sólo al amor romántico, de pareja: Todas las relaciones humanas se basan en él. Creo que también tiene que ver el hecho de que del amor al odio hay un paso y que por eso todas las pasiones nos tienen un poco intrigados. Nos gusta girar en torno a ellas.

Precisamente la estrecha línea que separa amor y odio es una de las cosas de las que trata “Fuimos canciones”.

Sí, porque puede suceder que pongas toda la carne en el asador en una relación y que al final esa historia no funcione. Eso genera una frustración en la que es más fácil culpar al otro que a uno mismo. Eso es lo que les pasa a los dos protagonistas.

Tu nueva bilogía lleva por título “Canciones y recuerdos”. Son dos cosas que a menudo van de la mano.

La música tiene un poder evocador muy fuerte y está muy relacionada con la vida: Nos acompaña desde que nacemos, la vamos ligando a nuestros recuerdos. Nuestros momentos van al son de las canciones. Muchas veces nos pasa que dejamos durante mucho tiempo de escuchar una canción que nos encanta porque nos hace pensar en cierta persona y eso nos hace daño.

Otra de las preguntas que lanza el libro es si podemos volver a ser quienes fuimos en el pasado.

Yo creo que no, y no deberíamos. Si volvemos a ser lo que fuimos significa que durante el tiempo transcurrido no hemos aprendido nada, y yo creo que en la vida estamos en continuo crecimiento, en continua evolución. Deberíamos siempre avanzar. La nostalgia y la melancolía son sentimientos que están muy bien, pero no podemos dejarnos llevar por ellos porque nos atan al pasado y no nos dejan avanzar.

Escribiste libros sobre Valeria, luego Martina, ahora Macarena… Te gusta convivir con un mismo personaje a lo largo de varias novelas.

Lo que creo es que no tengo capacidad de concisión (ríe). Me resulta mucho más fácil desarrollar los personajes en dos volúmenes o más. Pero creo que la de Macarena va a ser por ahora la última bilogía. Para el proyecto del año que viene me planteo un único libro, porque el formato bilogía es muy intenso: Escribes dos novelas como si fueran una. Necesito cambiar un poco.

Las protagonistas son uno de los grandes ganchos de tus libros. ¿En quienes te inspiras para crearlas?

Sobre todo en mis amigas. Cuando las escucho hablar pienso eso de que la realidad supera la ficción. Tienen unas vidas apasionantes y yo tomo nota siempre que cuentan algo, también cuando se trata de historias de otras personas. Otras veces una buena historia puede surgir de un comentario cazado al aire.

Consigues que tus lectoras se identifiquen enseguida con sus dilemas y vivencias.

Intento crear una especie de espejo dentro de las páginas. Hacemos libros para soñar con viajes lejanos, con experiencias que jamás viviremos, pero también son importantes los libros que cuentan cosas cercanas. Al final son como comedias románticas. Y si la lectora encuentra en ellos un reflejo de su vida, es mucho más fácil que se meta en ese universo y lo sienta en propia piel.

Tienes muchas más lectoras que lectores, pero leyendo “Fuimos canciones” no he podido evitar pensar que los hombres podríamos aprender mucho de libros como los tuyos.

Se acercan menos hombres a leerlos, yo creo que porque existe un prejuicio adherido al género de la novela romántica. A lo mejor es cuestión de probar. Muchos hombres a lo mejor leerían el libro y no les gustaría, pero otros quiza sí pasen un buen rato. Hay que saltar la barrera del género y probar.

¿De dónde te viene el gusto por la escritura?

He escrito desde siempre. De niña no me gustaba mucho leer porque te imponían los libros en el cole y a mí me parecía un poco rollo, hasta que mi hermana me dijo que esos libros se tenían que leer, pero que yo podía luego elegir otros que me apetecieran. Entonces empezó a recomendarme los que le habían gustado de pequeñita y así empecé a amar la lectura y a dedicarle muchísimo de mi tiempo libre. Escribir fue una necesidad que nació en paralelo: Empiezas a esbozar alguna historia, escribes para tus amigas y al final, un día, te das cuenta de que has terminado una historia y le coges el gusto. Yo creo que escribir vicia.

Empezaste autoeditándote en Amazon. ¿Por qué elegiste este camino?

Me daba muchísimo miedo sacar mis historias. Tenía terror atroz a la crítica, a la carta de rechazo de las editoriales. Pero mis amigos, a quienes les gustaba mucho lo que yo escribía, me dijeron que eso era una excusa porque en Amazon podía publicar y aprender directamente del lector. Así que me lancé, en realidad un poco por la insistencia de los demás. Nunca pensé que iba a pasar todo esto, ni siquiera que a nadie fuera a interesarle lo que yo escribía. La escritura era un ejercicio para mí.

¿Eres una escritora impulsiva o planificadora?

Estoy a caballo entre una cosa y la otra. Al principio era mucho más de impulso y eso te deja muy a merced de las musas por decirlo de alguna manera. Muchas veces te atoras y pierdes muchísimo tiempo. Con la experiencia aprendes a utilizar las herramientas que te ayudan a hacer el trabajo. La clave está en el termino medio, pero claro, eso es algo muy difícil de conseguir.

¿Revisas mucho tus textos?

Hasta la extenuación. Mis editores me tienen que pedir por favor que envíe ya el manuscrito, que no le dé más vueltas.

En redes sociales eres Betacoqueta, donde tienes 37.000 seguidores en Twitter y 101.000 en Instagram. ¿Las redes sociales crean lectores o los libros crean seguidores en redes sociales?

Ambos, pero yo creo que hay más de lo primero que de lo segundo. Normalmente el lector te busca en redes.

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