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`Zenit´de Els Joglars: la dictadura del like

`Zenit´, de la compañía Els Joglars

José Antonio Fuentes

Murcia —
  • Els Joglars hizo pasar a los nuevos medios de comunicación y las redes sociales por el circo de la sátira con `Zenit. La realidad a su medida´, representada el pasado sábado 20 de enero en el Teatro Romea.

El pasado sábado 20 de enero el teatro Romea a punto estuvo de colgar el cartel de “entradas agotadas” con la representación de `Zenit. La realidad a su medida´ de Els Joglars. Una visión crítica de parte del periodismo actual convertido en una máquina voraz que ha sucumbido a la cultura efímera del like.

Albert Boadella, más conocido en la actualidad por ser el presidente de Tabarnia en el exilio, ha dirigido a lo largo de más de cuatro décadas la compañía catalana Els Joglars. Una compañía emblemática que se ha caracterizado por la sátira y la crítica política y social a lo largo de su extensa producción teatral. No en vano, Boadella fue detenido y encarcelado en 1977 por injurias al Ejército después de dos meses de representación de `La torna´, protagonizando una de la fugas carcelarias más célebres de la recién estrenada democracia en España. Aunque han aceptado diversos premios a lo largo de su dilatada carrera profesional, en 1994 rechazaron el recién otorgado Premio Nacional de Teatro porque, en palabras del propio Albert Boadella, “la oficialidad no estuvo con nosotros en los momentos difíciles”. Desde el 2012 la dirección de Els Joglars corre a cargo de Ramón Fontseré, actor con más de treinta años de trayectoria en la compañía catalana fundada en 1962.

Ramón Fontseré es actor, director y dramaturgo (junto a Martina Cabanas) de `Zénit. La realidad a su medida´ donde encarna a un viejo periodista alcohólico y quijotesco que aboga por una práctica ética y en profundidad del periodismo. Un personaje contradictorio que incluso no repara en plagiar al becario Matías al que continuamente llama Sancho. Martín, el viejo periodista, repite una y otra vez a sus compañeros de redacción: “Los hechos son sagrados”. Pero el mantra resuena en los compañeros de redacción tan irrisorio como las hazañas heroicas de El caballero de la Triste Figura. Unos redactores caracterizados por momentos como aves de rapiña. No hay tiempo ni dinero para escudriñar la realidad, contrastar las fuentes o viajar al lugar de los hechos. La actualidad avanza a golpe de like y lo importante es alimentar una red insaciable.

Els Joglars despliega con una bella dramaturgia visual, a pesar de la economía de medios empleada y no contar con proyecciones audiovisuales. Maestros del juego dramático presentan, en el arranque de la pieza, una breve historia de la evolución del ser humano pasando por los principales hitos de nuestra historia. Cómo el mono se convirtió en el hijo de Dios, conquistó América o acabó siendo el dictador más cruel y sanguinario de la especie animal. Todo contado y transmitido a golpe de cincel y pluma hasta que la máquina de escribir y ahora ordenadores, teléfonos móviles e internet lo inundaron todo. Un mundo de la información donde periodistas y lectores producen y consumimos titulares a la misma velocidad que los procesadores de los dispositivos electrónicos.

Como no podía ser de otra forma la sátira característica de la compañía catalana, estuvo presente de principio a fin y atravesó temas tan actuales y sensibles como el conflicto catalán, la violencia de género o el terrorismo yihadista. El humor permite desacralizar las cosas sagradas. Algo en lo que son unos maestros la compañía catalana. Sin embargo, se echó en falta una cierta profundidad del carácter irreverente de la propuesta escénica, ir un paso más allá, una vuelta de tuerca a la cultivada y necesaria irreverencia que tan bien ha desarrollado Els Joglars a lo largo de todos estos años.

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