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El listado de tecnología que Europa quiere proteger de China

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.o. EFE/EPA/JULIEN WARNAND

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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Proteger a Europa de China sin romper. Cooperar pero sin bajar la guardia. Es el difícil equilibrio que tiene la UE frente a otras potencias, especialmente a China. Al país no se le menciona en la comunicación que la Comisión Europea ha aprobado este miércoles para identificar las tecnologías críticas que quiere salvaguardar de las garras del gigante asiático, pero la decisión forma parte de un proceso que ha iniciado la UE en la búsqueda de una relación autónoma con China que le permita convivir y competir minimizando los riesgos y reduciendo las dependencias.

Bruselas ha identificado cuatro áreas tecnológicas especialmente sensibles que los 27 tendrán que analizar y establecer medidas específicas para su protección que pueden acabar en restricciones a su venta a terceros países. Se trata de semiconductores (microelectrónica, chips de alta frecuencia...), Inteligencia Artificial (procesamiento del lenguaje, reconocimiento de objetos, análisis de datos, etc.), tecnología cuántica (computación, criptografía...) y biotecnología (técnicas de modificación genética, nuevas técnicas genómicas, genética dirigida y biología sintética).

“Europa se está adaptando a las nuevas realidades geopolíticas, poniendo fin a la era de la ingenuidad y actuando como un verdadero actor geopolítico”, ha afirmado el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, en la red social X (antes Twitter), que posteriormente ha asegurado que la medida no se toma “en contra de nadie” y ha puesto como ejemplo la 'ley de chips' con la que la UE movilizó capital con el objetivo de producir el 20% de los chips mundiales. La idea era ganar autonomía en ese campo frente a China y Rusia.

Se trata del primer paso en el desarrollo de la Estrategia Europea de Seguridad Económica que la Comisión Europea presentó el pasado mes de junio, tres meses después de que la presidenta, Ursula von der Leyen, estableciera las reglas de juego en las que quiere enmarcar la relación con China. En ese camino, por ejemplo, ha anunciado una investigación de la UE sobre los subsidios de China a los coches eléctricos, que están irrumpiendo con fuerza en el mercado europeo. Era una demanda de Francia que ha levantado suspicacias en Alemania. Y es que cómo relacionarse con Pekín divide a los 27.

¿En qué se ha basado la Comisión Europea para definir esas tecnologías como cruciales? En el potencial que suponen sus capacidades para transformar la realidad, en el riesgo que suponen para la seguridad (que pueda usarse con fines militares), o el riesgo de que sean utilizadas para vulnerar los derechos humanos. Un ejemplo bastante práctico es la robótica: se puede utilizar para la construcción de drones que acaben en el campo de batalla.

¿Y qué pasará ahora con esas cuatro áreas tecnológicas? La pretensión de la Comisión Europea es que la UE establezca una serie de medidas de salvaguarda específica hacia esas tecnologías, que podría ser el control de exportaciones, por ejemplo, o la garantía de protección del know-how cuando sea europeo, pero fuentes comunitarias aseguran que también pueden ser decisiones que tengan que ver con la promoción y asociación de las mismas para su impulso.

Bruselas considera, no obstante, que hay otras seis áreas que deben ser tenidas en cuenta, aunque no entran en la categoría de “riesgo inminente”. Se trata de la conectividad avanzada, tecnologías de navegación y digitales; tecnologías avanzadas de detección de espacio y propulsión, incluida la hipersónica; energía, incluida la fusión nuclear; robótica; tecnología avanzada de materiales, fabricación y reciclado, según avanzó Bloomberg.

Fuentes comunitarias sostienen que todas las grandes potencias, como Estados Unidos, Japón, Reino Unido o Australia, tienen listados similares de tecnologías críticas. Pero a donde miran con más preocupación desde hace tiempo en Bruselas es a China. Durante su última visita al país a finales de septiembre, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, insistió ante el gobierno chino en la necesidad establecer unas relaciones comerciales “más equilibradas”. Y es que el déficit comercial de la UE con China asciende a casi 400.000 millones de euros.

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