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La hora de la Albufera

Un grupo de garcetas comunes se alimentan en un arrozal de la Albufera. Autor: Jordi Castro

Jordi Castro

La Albufera ya no es solo paella y paseo en barca. En los últimos años el Parque Natural ha demostrado su capacidad para atraer a distintos tipos de turistas tanto nacionales como internacionales, y los negocios relacionados con el turismo no dejan de aumentar en el Parque a pesar de la crisis. Después de décadas de discreta presencia en los circuitos turísticos de la ciudad, la Albufera reivindica sus posibilidades de convertirse en un motor de atracción turística para Valencia, pero con una condición clara: el turismo debe ser responsable con el Parque.

“En el Parque Natural se viene observando desde los últimos años un progresivo aumento del número de visitantes, que vienen no solo interesados por este idílico paisaje, sino también cada vez más por su avifauna, su flora, su patrimonio cultural y su gastronomía”, asegura José Segarra, el director del Parque Natural, que además cree que en la Albufera se ha producido un fenómeno de descubrimiento tardío. “Es como si ahora nos hubiésemos dado cuenta de que el Parque de la Albufera existe. Lo teníamos tan cerca y muchos valencianos no lo conocían, y ahora la Albufera está siendo capaz de captar la atención de muchos países de Europa”, asegura.

Conocer el número exacto de turistas que visitan el Parque es prácticamente imposible, pero todos los entrevistados coinciden: cada año hay más turistas en la Albufera. Y los datos disponibles confirman esa percepción. El número de licencias de embarcaciones turísticas y recreativas aumenta, abren nuevos negocios en el Parque y los pocos centros que recogen el número de visitantes registran una tendencia ascendente. El centro de observación del Racó de l'Olla, el principal centro de recepción de visitantes del Parque, recibió 34.691 visitantes el año pasado, 11.107 visitantes más que el año anterior.

La hostelería y el turismo de sol y playa son algunos de los principales atractivos del Parque, pero también están creciendo formas de turismo que hace tan solo unos años eran prácticamente inexistentes en la Albufera, como es el caso del ecoturismo. Jaume Dasí es uno de los responsables de Visit Albufera, una de las nuevas empresas turísticas presentes en el Parque que fomentan este tipo de turismo responsable y didáctico. “Llevamos operando desde 2013 y no hacemos solo el típico paseo en barca. En nuestras excursiones explicamos las características del Parque a nivel natural y cultural”, afirma Jaume, que utiliza su formación cómo ingeniero agrónomo especializado en medio ambiente y su experiencia de cuatro años en las oficinas técnicas del Parque para diseñar las excursiones.

La empresa de Jaume está situada en el pueblo de El Saler, una de las zonas del Parque donde más negocios relacionados con el turismo están surgiendo. En los últimos años de crisis en esta localidad han abierto nuevas zonas de camping, restaurantes, una escuela de español para extranjeros y la propia Visit Albufera, que también cuenta con un servicio de alquiler de bicicletas en el pueblo. Su cercanía a Valencia atrae también a un tipo de turista extranjero que combina el turismo urbano de la capital con el turismo más natural de la Albufera, y que además es el tipo de turista que más se interesa por el ecoturismo. “Al que más interesa nuestro producto es al turista extranjero. El turista nacional todavía no está tan concienciado con conocer la naturaleza, la cultura o la historia, pero también es verdad que esto está cambiando”, asegura Jaume.

Con la misma filosofía de turismo responsable nació Alalbufera, otra nueva empresa del Parque que trata de promocionar la Albufera como un recurso vivo, desde una perspectiva turística y pedagógica. Su responsable Paco Bauxiali organiza excursiones guiadas a pie y en barca desde el puerto de Silla, una zona del Parque dónde el turismo no ha estado tradicionalmente tan extendido como al otro lado de la Albufera. “Siempre he defendido hacer una propuesta diferente de turismo en esta zona de la Albufera. En nuestras rutas explicamos el patrimonio romano, árabe y modernista del pueblo, la huerta, los arrozales, la pesca, los diferentes ecosistemas del Parque, sus valores etnográficos y culturales, etc.”, asegura.

Bauxiali cree que ha sido precisamente la crisis la que ha animado a muchos a aprovechar el potencial turístico de la Albufera, y considera que en el Parque todavía hay un gran recorrido para el ecoturismo: “No habrá un espacio protegido en España y puede ser que en Europa que tenga menor dotación de casas rurales en su entorno, y no es porque esté prohibido. En algunos casos hay quien lo ha intentado y la burocracia le ha hecho la vida imposible”.

Juanto al ecoturismo, el turismo ornitológico es otro tipo de turismo más específico qué también está creciendo en el Parque, a pesar de que la oferta todavía es limitada. El director del Parque José Segarra cree que se trata de un turismo “incipiente” pero que va “posicionándose paulatinamente”. De momento el Parador de El Saler está preparando un proyecto para unir el golf con el turismo de observación de aves. El proyecto pretende crear nuevas infraestructuras de observación de aves y fomentar el interés por la gran diversidad de aves que alberga este espacio natural, en colaboración con la administración del Parque y la Fundación Global Nature.

Turismo: ¿oportunidad o amenaza?

Ante el aumento de la actividad turística en el Parque la pregunta se hace evidente: ¿el turismo se puede llegar a convertir un problema para la Albufera, o por el contrario, puede contribuir a su recuperación y preservación?. “Esto es un debate que lleva generándose desde hace más de 40 años”, asegura Enric Dasí, el alcalde pédaneo de El Saler. “La diferencia entre turismo sostenible e insostenible es muy fina, pero nosotros creemos que el turismo bien gestionado es positivo para potenciar el Parque, pero no desde la perspectiva de turismo que se tenía hace 40 años de asfaltar o de urbanizar”, afirma.

Para los entrevistados la clave está en cómo se organiza y se gestiona el turismo. “Un incremento de la actividad turística no tiene por qué suponer un problema si se trabaja bien en la regulación de su uso púbico, en la capacidad de carga y en una adecuada zonificación”, asegura el director del Parque, que también considera que el turismo puede ser positivo para la preservación del Parque, pues “no se puede apreciar lo que no se conoce”, reconoce.

“Está claro que no se puede hacer como si esto fuese un parque de aventuras, no puedes masificarlo”, asegura Jaume Dasí, uno de los responsables de Visit Albufera, que no obstante cree que hay métodos para fomentar un turismo sostenible. “Nosotros por ejemplo tenemos el certificado Marca Parcs, que certifica que somos una empresa que está cumpliendo con esos objetivos de divulgar el entorno, protegerlo y educar a la gente. Si el turismo se hace de ese estilo el turista conocerá la Albufera y querrá que se preserve mejor de lo que está”, asegura.

Para poder promocionar y gestionar el turismo las asociaciones y las empresas del Parque reclaman a las administraciones más inversión en infraestructuras, mejor señalización, más puntos de información y más zonas habilitadas para disfrutar de la Albufera de forma sostenible. “En el Parque hay solo un mirador de aves y está cerrado, y el centro de visitantes es una pasada pero no lo promocionan”, critica Jaume Dasí en referencia al centro de visitantes del Racó de l'Olla, que también ha recibido críticas por su horario limitado y restrictivo.

Otras de las reivindicaciones históricas en el Parque es la recuperación del puerto de El Saler, que quedó separado del pueblo en los años 70 por la construcción de la CV-500. El alcalde de El Saler Enric Dasí cree que la recuperación del puerto es muy importante no solo para el pueblo, sino para todo el Parque y la ciudad de Valencia. “El puerto lleva 40 años en una situación de abandono y es un espacio que culturalmente e históricamente tiene una relevancia muy importante”, asegura Dasí, que cree que la recuperación de este puerto podría ser clave en la promoción turística de todo el Parque.

La Albufera necesita agua

El futuro del turismo en la Albufera dependerá en gran medida de la conservación y recuperación de sus ecosistemas. El Parque todavía se está recuperando de la urbanización y contaminación de los años 60 y 70, y todavía tiene un larguísimo recorrido por delante para volver a su estado original, sobre todo en el caso del lago. El agua de la Albufera aún tiene una calidad insuficiente, y las asociaciones ecologistas llevan años denunciando que el lago necesita más agua de la cuenca del Júcar para revertir esta situación. De momento, el Plan Hidrológico del Júcar aprobado el año pasado no solo establece una caudal de agua insuficiente, sino que además proporciona agua que proviene en su mayoría de las aguas de las depuradoras que rodean el lago, de menor calidad que la del río.

“La Albufera no podrá mejorar nunca si no recibe el agua que necesita”, asegura Paco Bauxiali, que critica que el agua que necesita el Parque se haya “malvendido” con pactos económicos y políticos y que este espacio natural “no haya sido una prioridad del gobierno valenciano”. “La Albufera forma parte de los elementos tópicos que adornan el ideario valenciano, pero paradójicamente bajo el gobierno del PP la degradación ha sido más que notable”, asegura Bauxiali, que se crió navegando por la Albufera y considera que la degradación del lago y sus aguas puede comprometer el turismo: “muchos usos del lago no se pueden dar si no se mejora la cantidad y calidad de agua. Ahora ya es casi un problema de cantidad porque hay muchas zonas del lago donde no se puede navegar en diferentes épocas del año. Están abusando de los niveles del agua”.

En los últimos años se han realizado inversiones públicas para crear depuradoras de agua y tres filtros verdes, pero el director del Parque José Segarra considera que todavía quedan pendientes algunas inversiones para mejorar de forma efectiva la calidad del agua. “Si actualmente la Albufera es un destino turístico incuestionable, todos los esfuerzos en recuperar la calidad del agua siempre serán oportunos, y no deben cesar hasta que no alcancemos ese objetivo”, asegura.

La zona dunar y del bosque de la Devesa son las zonas del Parque dónde la recuperación del proceso de degradación de los años 70 se ha hecho más evidente. Los fondos europeos han sido clave en estos proyectos, que son pequeños motivos de esperanza para volver a ver una Albufera sana. De momento, con sus luces y sombras, la Albufera atrae cada vez a más turistas, y Bauxiali advierte: “los visitantes no quieren ver una Albufera de cartón piedra, una Albufera Mítica. Tenemos que mostrar la Albufera que tenemos, para bien y para mal”.

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