RTVE compró el programa de Carlos Dávila mientras el periodista cobraba de otra empresa pública
El periodista Carlos Dávila vuelve a Televisión Española, ahora para presentar un espacio de medicina en La 2, como adelantó Vertele. El contrato se firmó a mediados de septiembre del año pasado y pasó sin publicidad e inadvertido por el Consejo de Administración de la Corporación, ya que al ser una adjudicación menor de 500.000 euros -concretamente 328.000- no se debate ni se vota en la reunión, sino que pasa por el llamado comité de compras. Ni los consejeros conocían el rescate del periodista conservador, ya que solo se les pasó en una lista.
Así que Dávila ha preparado el programa que se estrena este domingo mientras, al menos formalmente, seguía en nómina de Enresa. Un portavoz de la empresa pública que gestiona los residuos nucleares asegura que no existe “ninguna incompatibilidad” entre ambas actividades. El único alto cargo en esta sociedad es el presidente y al no financiarse con fondos del Estado, sino a través de aportaciones de las empresas eléctricas, su personal está exento de la normativa de incompatibilidades para los empleados públicos.
Dávila, que en mayo cumplirá 68 años, se despedía este viernes de la plantilla de Enresa con un escueto correo electrónico en el que dejaba claro que no se va al paro (“No se alarmen: cuando una puerta se cierra una ventana se abre”), anunciaba la próxima publicación de un libro, Odios Preferidos, y arrancaba de esta guisa: “He dicho muchas veces adiós. Por eso conozco que no hay ni despedida buena, ni divorcio en paz, ni herencia que haga feliz a los deudos, ni carne de pollo que no sea tóxica”.
El periodista se incorporó a Enresa aupado por la entonces presidenta castellano-manchega y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en octubre de 2012. Aterrizó en la empresa pública tras abandonar en junio de ese año el periódico La Gaceta, del que era director hasta que se acogió a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Durante su etapa como director de comunicación de la empresa que gestiona los residuos nucleares, Dávila ha sobrevivido a diversas vicisitudes, como la dimisión, hace un año, de su hasta entonces presidente, Francisco Gil-Ortega.
El exalcalde de Ciudad Real, hoy jubilado, cayó en desgracia tras el fiasco del almacén temporal centralizado (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca), la gran obra pública de la pasada legislatura (no se ha llevado a cabo), y tras un escándalo de cobro de gastos con su tarjeta de empresa que “no estaban adecuadamente justificados”, tal y como admitió en el Congreso el ministro de Industria, José Manuel Soria, cinco meses después de que eldiario.es adelantara la existencia de una auditoría interna que alertaba del posible “enriquecimiento injusto” de Gil-Ortega.
Ese informe, firmado por el entonces director de Auditoría de la empresa pública (despedido fulminantemente) también incidía en el descontrol de gasto en el área dirigida por Dávila. El documento revelaba que, sólo en 2013, el ya ex director de comunicación de Enresa cargó 6.447,33 euros en 50 “comidas de empresa”, a una media de 128,9 euros por cada una de ellas y, respecto a los gastos de representación del área de Comunicación, cuestionaba su “racionalidad”.
Sin querer hacer “juicios de valor”, la auditoría también aportaba “un dato”: los gastos de publicidad y marketing, que en una empresa monopolística (como Enresa) son “de un máximo del 0,25%” de la cifra de ventas, ascendieron en 2013 a 554.243,27 euros, lo que representaría el 1,45% de los ingresos anuales de Enresa, “casi seis veces mayor a ese máximo”.
En su carrera como periodista, Dávila ha sido director de La Gaceta e Intereconomía, y es un viejo conocido en la televisión pública. Allí dirigió y presentó el programa de entrevistas El tercer grado coincidiendo con los años de gobierno de José María Aznar, desde 1997 a 2004. El periodista fue condenado en 2014 por llamar “cabrón” al juez Santiago Pedraz en una tertulia del programa de 13TV El gato al agua.
