¿Quién tiene la culpa de una negligencia médica?
Cuando se produce una negligencia sanitaria, los tribunales sancionan a los profesionales. Mientras, la organización sanitaria suele salvar la situación. Pero, ¿quién tiene la culpa de una defectuosa asistencia: únicamente el profesional? La investigadora y profesora de la Escuela de Enfermería de la UPV /EHU, Isabel Trespaderne,ha realizado un estudio en el que revela que los tribunales casi siempre sancionan el proceder del profesional sanitario en los casos de responsabilidad por defectuosa asistencia. Pero la especialista considera, por el contrario, que la responsabilidad debería recaer en la organización sanitaria en su conjunto.
En su estudio, que ha sido finalista del I Premio Nacional de Derecho Sanitario (2013), Trespaderne sostiene que “en el origen de un acontecimiento adverso siempre hay fallos del sistema, como falta de protocolos, fallos en la transmisión de comunicación, etc, que al profesional sanitario le resultan extremadamente difíciles de prevenir o contrarrestar”. De esta forma, concluye que es la organización sanitaria, en la que se producen múltiples hechos, sucesivos e interdependientes, “la que tiene el deber de poner barreras de defensa y seguridad al objeto de garantizar una atención de calidad y segura”.
En esta línea, recalca que la organización como tal es la que tiene que “adoptar e implantar” sistemas de gestión de calidad y de riesgos: “dotándose de una infraestructura de calidad; registrando las buenas prácticas y los acontecimientos adversos; procediendo a la evaluación externa y periódica de la calidad y seguridad, mediante evaluación independiente; y estableciendo protocolos y guías de práctica clínica e indicadores…”.
El profesional, en primera línea
De la revisión de las múltiples sentencias judiciales analizadas por Trespaderne se extrae que el eje de la responsabilidad se centra en el profesional sanitario. “Se pone en primera línea de imputación al profesional y sitúa la responsabilidad en los niveles más bajos de la asistencia sanitaria, abordándose secundariamente los procesos organizacionales como la inexistencia de protocolos o guías de práctica clínica, la implantación de sistemas de gestión de la calidad o de riesgos”.
Para mejorar el servicio sanitario, la especialista plantea el reconocimiento de la formación continua como obligación tanto del profesional sanitario como de la organización sanitaria y la revisión del contenido de criterios valorativos que el médico debe aplicar a los enfermos. La necesidad de abandonar la relación médico-enfermera como prototipo de división vertical del trabajo y la propuesta de un nuevo tipo delictivo que regule la responsabilidad de la organización sanitaria son otras de las sugerencias de Trespaderne.
Las circunstacias que han rodeado la reciente muerte de una niña de tres años de La Puebla de Arganzón, en el condado de Treviño (Burgos), ha reabierto con fuerza el debate sobre las negligencias médicas. El Defensor del Paciente ha pedido al fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, que investigue la atención sanitaria que recibió la pequeña, que sufría varicela y que falleció en el hospital vitoriano de Txagorritxu el pasado lunes 17 de marzo. La menor había sido atendida por síntomas de varicela el día anterior a su muerte en el centro sanitario, donde fue dada de alta. Tras regresar a casa su estado empeoró y a primera hora de la mañana del lunes la madre pidió una ambulancia, pero desde el 112 le respondieron que debía acudir el médico del pueblo. Finalmente, y tras salir el padre del trabajo, la familia llevó a la pequeña por sus propios medios al Hospital de Txagorritxu, a menos de 20 kilómetros de La Puebla de Arganzón, donde falleció.
