Mazón, los escoltas saben lo tuyo

Si grave es la comida de tres horas incomunicado del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, con la periodista Maribel Vilaplana el día de la DANA, más grave aún son las dos horas posteriores de las que el jefe del Consell todavía no ha dado cuenta. Ni ante las Corts Valencianes, ni ante su partido, ni ante la ciudadanía, ni mucho menos ante los familiares de las 228 víctimas de las inundaciones del pasado 29 de octubre. Todas estas familias que perdieron a sus seres queridos por una, como mínimo, evidente negligencia quieren saber la verdad y quieren saber por qué el jefe del Consell no estuvo en su sitio cuando, a diez kilómetros de su despacho y a once de su piso alquilado en València, se ahogaban decenas de personas.

Porque los que sí que conocen la verdad son sus escoltas, a los que, por cierto, la Generalitat premiará con la medalla de oro al mérito policial por su actuación el 29 de octubre. Por proteger al presidente de nada. Estos dos policías nacionales pertenecientes a la unidad adscrita a la Generalitat saben dónde estuvo Carlos Mazón después del Ventorro. Y también saben a dónde fueron a recogerlo, acompañando con otro vehículo, al coche oficial casi a las 20.00, cuando, tras hablar a las 19.36 horas con Javier Sendra, secretario autonómico de Infraestructuras, y a las 19.43 con Salomé Pradas, consellera de Interior, el president decide que se ha acabado la fiesta y que debe presentarse en la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), donde ya se masca la tragedia.

Solo en ese momento, a las 19.43 ya con fallecidos por las riadas, Sendra y Pradas consiguen convencer al presidente de la Generalitat de que la situación en la presa de Forata y las inundaciones del barranco del Poyo en Paiporta son suficientemente importante para que el jefe del Consell tome el mando de la situación de manera presencial. Y eso que, entre las 17.37 y las 18.30, la consellera de Interior lo mantuvo informado de manera exhaustiva de lo que pasaba con la presa de Forata y el lanzamiento del ES-Alert.

Pero los dos policías están callados. Y el Palau de la Generalitat y la comisaria jefa de la Policía autonómica, Marisol Conde, tienen cerrados bajo siete llaves las tres pruebas que demuestran dónde estaba el presidente de la Generalitat entre El Ventorro y las 19.43 que habla con Salomé Pradas. Y dónde no estaba, en su despacho de la plaza de Manises.

La oposición ha pedido el itinerario del coche oficial que revelaría los movimientos del president de ese día, pero el equipo de Presidencia se ha negado en repetidas ocasiones a entregarlo, pese a que ha facilitado la ruta de todos los consellers el día de la DANA. Lo que no han pedido son los partes de servicio de los dos escoltas, custodiados en el Palau de la Generalitat, y las dietas que estos dos agentes cobraron por seguir a Mazón ese día. Estas dietas, al contrario de la de los escoltas del resto de miembros del Gobierno valenciano, las paga directamente Presidencia y no la unidad adscrita de la Policía autonómica.

Falta también por conocer las grabaciones de las cámaras de seguridad del Palau de la Generalitat. Estas posibles pruebas del desdén de Mazón demuestran que no estuvo donde tenía que estar. Pero también es responsabilidad de la comisaria Conde y de su mano derecha y vigilante del Palau, Pilar Bojo, a quién, sin haber hecho ningún rescate, también reconocerán su trabajo el día de la DANA.

Todos estos protagonistas y testigos de unos presuntos delitos que se investigan en el Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja tendrán que desfilar por alguna de las Comisiones de Investigación. Casi seguro en la del Congreso de los Diputados, puesto que la declaración de los dos policías ha sido solicitada por Podemos. La comisaria Marisol Conde también acudirá de testigo para dar explicaciones ante la jueza Nuria Ruiz Tobarra. El cerco se estrecha sobre Mazón, quien siete meses después sigue ocultando qué hizo la trágica tarde del 29 de octubre de 2024. Pero por mucho que lo intente, al final todo se sabrá. Y, entonces, todo habrá acabado para el president. O todo empezará.

Feijóo compraba esta semana el relato victimista de Carlos Mazón contra el Gobierno de Pedro Sánchez y se dio un baño de masas con el presidente de la Generalitat en Alicante. Parece que se conforma con la versión dada hasta la fecha y liga su credibilidad a la del jefe del Consell. El presidente del PP español ni sabe lo de Mazón ni sabe lo de sus escoltas.