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Por qué en Rivas se paga solo un tercio de la tasa de basuras que abonan en Madrid: empresa pública, más reciclaje y civismo

Servicio de concienciación ambiental puerta a puerta (izquierda) y limpieza viaria de Rivamadrid (derecha)

Nuria R. M.

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El importe de la tasa de basuras es una de las conversaciones recurrentes de los últimos meses en la vida diaria de Madrid. Los propietarios de la mayoría de municipios de la región han recibido este otoño en sus casas un recibo al que no estaban acostumbrados y que ha supuesto en muchos hogares un gasto inesperado.

El desembolso, que ha sido mayor o menor en función del municipio, se debe a que desde este año todos los ayuntamientos están obligados a cobrar una tasa por gestión de residuos -también conocida como tasa de basuras- como resultado de una directiva europea para mejorar el reciclaje. Ciudades como Madrid han tenido que recuperarla después de haberla eliminado de sus cuentas desde hacía más de diez años, por lo que la vuelta de este gravamen ha generado allí cierta controversia, con un recibo medio de 141 euros por habitante y barrios de la capital donde se abonan hasta 574 euros (en Aravaca, por ejemplo).

Mientras esto sucede, el tema ha pasado casi desapercibido para los habitantes de Rivas Vaciamadrid. El motivo es que llevan más de dos décadas pagando la tasa de basuras (conocida en el municipio como Ecotasa) y su coste es particularmente bajo en comparación con el resto de núcleos urbanos de la región: 32.313 inmuebles sujetos a este sistema abonan 55,83 euros de media en el año 2025, casi un tercio de lo que se paga en Madrid ciudad.

Las razones de estos costes tan reducidos tienen tres orígenes fundamentales: el más importante es el de contar con una empresa pública que se encarga de toda la gestión en el ciclo del residuo; también influye una cultura cívica del reciclaje muy arraigada, que coloca al municipio ripense como uno de los que mejor separa de España; y, por último, la dilatada experiencia cobrando la tasa, que ha permitido afinar su diseño hasta convertirla en referencia para muchas localidades.

El músculo público de Rivamadrid

De la recogida de basuras se encarga en el municipio la empresa pública de servicios Rivamadrid, que también acomete otras tareas como la limpieza viaria o el cuidado de las zonas verdes. Labores que en otros lugares fueron privatizadas hace años mediante contratos de concesión por cuatro, seis u ocho años.

Que Rivamadrid se encargue de todo el ciclo de los residuos permite una mejor gestión y conocer el coste real del servicio “calle a calle” —explican fuentes municipales—, lo que facilita un análisis más preciso y detallado de la ciudad, en contraste con otros municipios donde la externalización limita el margen de maniobra y el conocimiento de los costes.

En Rivas, el cálculo de los costes es más ajustado, a lo que se añade que Rivamadrid no factura al ciudadano el beneficio industrial que sí cobran las contratas privadas de basura de otros lugares. El resultado de esta política de equilibrio “sin ganancia ni pérdidas” es un servicio con menor coste y, por lo tanto, con facturas más bajas en el recibo de la tasa de basuras. Todo ello hace que esta empresa municipal reciba cada año una de las mejores valoraciones en las encuestas ciudadanas.

Compromiso ciudadano con el reciclaje

Rivas destaca por un dato poco común: es el segundo municipio de España con mejor separación de residuos domésticos, lo que implica que la basura trasladada al vertedero es menor y mejor clasificada. Un círculo virtuoso que agiliza todo el sistema y reduce su precio.

Este logro es el resultado de décadas concienciando a la población, siguiendo la filosofía de la directiva europea que ahora se implanta en toda España: “Se ha hecho mucha pedagogía sobre la importancia del reciclaje y de la separación de los desperdicios, del compromiso con tu entorno natural”, indican desde el Ayuntamiento ripense poniendo en valor el trabajo de corporaciones anteriores.

Gracias a este civismo, Rivas destaca por la alta calidad de su residuo orgánico, ya que el porcentaje de los depositados incorrectamente en los contenedores marrones no alcanza el 10%. Los umbrales de la legislación nacional marcarán un máximo del 15% para el año 2027.

La cultura del reciclaje se nota también en el volumen total de residuos, que no ha aumentado durante lo últimos años pese al notable aumento de población experimentado: la generación de residuos per cápita se ha mantenido estable desde 2010 y se sitúa en 1,13 kg por habitante y día.

Más de dos décadas de Ecotasa

Frente a esta cultura del reciclaje muy arraigada en Rivas, para otros ciudadanos de la región es difícil entender la llegada de una nueva tasa de basuras sin una mejora de los servicios públicos de recogida, lo que a la postre puede acabar percibiéndose como un castigo. La Ecotasa de Rivas, sin embargo, es un recibo que no causa sorpresa en los hogares ripenses y que lleva ajustándose desde 2004, año en el que se instauró en la ciudad.

Su temprana implantación ha permitido a Rivas cumplir con las exigencias comunitarias con mucha antelación, ajustando los costes mediante un cálculo que tiene en cuenta el valor catastral de cada inmueble, pero también si se encuentra en una zona de viviendas compactas o en chalés unifamiliares dispersos, donde el coste de recogida es mayor.

Aunque habrá que esperar al cierre oficial de cuentas de este año para tener la comparativa oficial, Rivas es con diferencia la ciudad mayor de 100.000 habitantes donde sus residentes pagan una tasa de basuras más baja. La media regional del recibo en localidades de tamaño similar o superior es de 134 euros.

Mientras otras ciudades están rediseñando su tasa recién implantada para evitar el aluvión de demandas de vecinos que se oponen al cobro, en Rivas ya planifican cómo reducir aún más su huella ambiental el año que viene: los presupuestos de Rivamadrid para 2026 incluyen la puesta en marcha de una nueva compostera industrial automática para autogestionar parte de los residuos producidos en la ciudad, lo que reducirá los desplazamientos de camiones a la planta de tratamiento de Loeches.

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