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Las elecciones en España congelan la negociación del Tratado sobre Gibraltar

Vista del Peñón de Gibraltar. EFE/A.Carrasco Ragel.

Juan José Téllez

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“El proceso no está muerto, sigue vivo y en marcha”, declaró Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, a su regreso de Londres donde, la pasada semana, mantuvo una reunión de alto nivel con responsables del Foreign Office y de la contraparte comunitaria en la negociación del acuerdo entre la Unión Europea y Gran Bretaña sobre el futuro estatus de Gibraltar frente a Schengen.

El proceso sigue vivo, pero se congela. Aunque el Gobierno español no estará en funciones hasta que se celebren los comicios, no hay margen para un acuerdo si la Moncloa tiene que dar su beneplácito a lo que decidan los negociadores de Bruselas. El resultado de las elecciones municipales y autonómicas en España, con un considerable crecimiento de Vox, y el anticipo al 23 de julio de las elecciones generales en nuestro país, han desembocado en un nuevo impasse en las conversaciones que vienen manteniéndose desde julio de 2020, que han alcanzado amplios consensos pero que siguen encalladas en cuestiones que rozan las “líneas rojas” en materia de soberanía, que han trazado Londres y Gibraltar: la presencia española en el aeropuerto y el control fronterizo a cargo de los cuerpos y fuerzas de Seguridad de nuestro país, fundamentalmente.

Los gibraltareños votaron masivamente en contra del Brexit, pero el resultado del referéndum les abocaba a una pesadilla constante en la Verja que divide su territorio del de La Línea de la Concepción, donde el alcalde independiente Juan Franco obtuvo el 28 de marzo una abultada mayoría absoluta de 22 concejales sobre 25.

Tiempo muerto

“Demasiadas dudas por parte de Gibraltar, demasiadas exigencias por parte de España”. Así definía el estado de la cuestión un observador privilegiado de esta ya larga partida de ajedrez a cuatro bandas: el Peñón, Reino Unido, España y el resto de la Unión Europea.

El estancamiento quedaba oficializado el pasado jueves en el breve encuentro que mantuvieron el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, coincidiendo con la II Conferencia de Política Europea celebrada en Chisinau (Moldavia). Apenas un mes después de la conversación telefónica que, a instancias del número 10 de Downing Street, mantuvieron ambos presidentes a este mismo propósito, uno y otro optaban por el tiempo muerto, en los márgenes del cónclave europeo en la capital moldava.

A pesar de los pesares, Picardo aseguró que ese nuevo contacto entre ambos líderes fue “positivo” y “prospectivo”. Y que el espíritu de las delegaciones británica, española y comunitaria, sigue siendo constructivo y mantienen la esperanza en alcanzar el mejor resultado posible, sea cuando sea. Si es posible que sea.

Fumata blanca “muy improbable” ahora

Picardo, antes de su viaje a Londres, ya consideraba que era “muy improbable” que se alcanzara una fumata blanca antes de la importante cita electoral de julio. Y, a su regreso, para calmar en parte la inquietud en Gibraltar por una frontera “dura” que dinamite la vida cotidiana de sus 30.000 habitantes, confirmó que existen garantías por parte del Gobierno británico de compensaciones económicas en caso de que el Tratado finalmente no pudiera alcanzarse y hubiera que poner en marcha el Plan B que el ejecutivo gibraltareño viene estudiando desde antes de que se produjera el Brexit, a partir del referéndum de 2016.

En cualquier caso, Picardo recordó que los primeros pasos en torno a este acuerdo se dieron bajo el Gobierno de Mariano Rajoy en España. The Gibraltar Chronicle tiró de hemeroteca y recordó, en ese sentido, unas manifestaciones de Alfonso Dastis como ministro de Asuntos Exteriores, en 2018: “Nuestra preocupación son los ciudadanos y por eso estamos tratando de llegar a un acuerdo que al menos mantenga sus circunstancias actuales y la situación económica general en Gibraltar y el Campo y, si es posible, la mejore”.

“Porque no lo olvidemos, la discusión sobre el futuro post-Brexit de Gibraltar que nos ha llevado aquí a través de múltiples giros y vueltas comenzó bajo el PP”, subrayó La Crónica.

Sin embargo, se desconoce si un Gobierno de Alberto Núñez Feijóo mantendría la misma postura: cabe recordar que el primer ministro de Exteriores de Rajoy, José Manuel García Margallo, acabó con el llamado Foro Tripartito instaurado en la etapa de Rodríguez Zapatero y llegó a cerrar el Instituto Cervantes en Gibraltar, que el ejecutivo de Pedro Sánchez no ha llegado a reabrir aunque existía la firme intención de hacerlo.

“Mantenemos la calma”

Si el Partido Popular, en caso de ganar las elecciones del 23J, tuviera que recurrir a Vox para formar Gobierno, el Tratado quedaría probablemente en papel mojado, dado que el partido de Santiago Abascal niega la mayor con respecto al Peñón, asume los postulados de la diplomacia franquista sobre Gibraltar y, como prueba material de su hostilidad hacia la colonia británica, en su sede madrileña luce un bloque de grandes dimensiones de los que Gibraltar usaba para la formación de un arrecife artificial, que Javier Ortega Smith sustrajo en 2014, lo que le valió una orden de detención en la Roca que aún se mantiene en vigor.

Fabian Picardo se mostró confiado a su vez en que, mientras dure el impasse sobre las conversaciones, se mantuviera el actual estatus en la Verja fronteriza, con la relativa fluidez que, salvo excepciones, se ha vivido desde enero de 2021, tras el llamado Acuerdo de Nochevieja, hasta la fecha. Desde entonces, aunque se han modificado algunos aspectos respecto al tránsito de pasajeros y vehículos, España ha optado por una cierta manga ancha, a pesar de algunos roces inevitables.

Picardo reconoció que la Unión Europea no iba a alcanzar un acuerdo con el Reino Unido sin el beneplácito previo del Gobierno español: “Mantenemos la calma y seguimos adelante”, zanjó ante las cámaras de la Gibraltar Broadcasting Corporatino, consciente de que Madrid no iba a refrendar, hoy por hoy, cualquier solución al Tratado que le comprometería como Estado, en vísperas de un proceso electoral que puede cambiar el signo político de su gobierno.

La oposición arropa a Picardo

A Picardo, por una vez, le arropa su oposición. Keith Azopardi, en declaraciones a esa misma emisora, considera que las próximas elecciones generales tendrán un impacto en las negociaciones del Tratado, máxime cuando estas tardarían varios meses y una posible victoria de una coalición entre el PP y Vox en España, sería “preocupante” en esta materia.

También se ha manifestado al respecto Marlene Hassan Nahon, líder y única parlamentaria de Together Gibraltar, la lideresa de la izquierda alternativa e hija de Sir Joshua Hassan, el histórico dirigente gibraltareño que hizo posible el Acuerdo de Bruselas de 1984. Marlene Hassan ha asegurado que los resultados de las elecciones autonómicas y municipales en España son malas noticias para Gibraltar y para los progresistas de todo el mundo, pero, según aseguró, “debemos tener cuidado de sacar conclusiones precipitadas”.

Aunque considera que la posibilidad de que la extrema derecha pueda influir en el futuro en el Gobierno español y agravar la situación particularmente delicada de Gibraltar en este momento histórico, también entiende que el actual gobierno yanito no debería conformarse con un acuerdo que amenace su soberanía, independientemente del momento político o los cambios que se produzcan en el Gobierno en España.

En esta línea, ha insistido en que sería “simplemente injusto” acusar al Gobierno del Peñón de no haber trabajado duro en este proceso. Gibraltar, a su juicio habitualmente crítico, debe dejar a un lado la politiquería al respecto y apoyar el ejecutivo mientras intente asegurar un acuerdo seguro y beneficioso.

Elecciones antes de que acabe 2023

Gibraltar afronta también su proceso electoral. La fecha, según aseguró Picardo ante el Parlamento local hace quince días, se encuentra ya decidida pero no se ha revelado. Será, en cualquier caso, antes de que finalice el año. Y, ocurra lo que ocurra con las elecciones españolas, es muy probable que el Tratado, de firmarse finalmente, todavía no esté redactado y aprobado para entonces.

Todo ello conduciría a un Gibrexit duro, lo que no solo conllevaría problemas sociales, políticos y económicos para los residentes en el Peñón, sino para los 15.000 trabajadores transfronterizos, que también se encuentran en vilo.

A este lado de la Verja, aunque crece la preocupación por el callejón sin salida al que parece conducir la falta de acuerdo sobre el Tratado, la atención política actual está centrada en la decisión final del alcalde de La Línea, Juan Franco, y de los grupos 100×100 para la gobernabilidad de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y de la Diputación Provincial de Cádiz, ya que es la llave de gobierno para ambas instituciones.

Respecto al 23 de julio, todavía podría haber sorpresas: el PSOE sopesa la posibilidad de que su candidatura al Congreso por Cádiz vaya encabezada por José Manuel Albares, actual titular del ministerio de Asuntos Exteriores. Con anterioridad, hizo otro tanto Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior que ha gestionado el controvertido Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar. Y, en las últimas elecciones que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, en 2008, el candidato fue el entonces vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba. En el Partido Popular, como cabeza de lista por Cádiz, suena el nombre de José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras, que ha alcanzado la mayoría absoluta en su municipio el pasado 28 de mayo y que mantiene una posición especialmente crítica en torno a las relaciones vecinales y políticas con Gibraltar.  

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