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La desafección hacia los políticos y la crisis multiplican los nuevos partidos

El 15M sale a la calle en Madrid bajo el lema "Fuera mafia, hola democracia"

Olga Granado

La irrupción de nuevos partidos o el despegue de otros con poca trayectoria que están consiguiendo cierta repercusión por contar en sus filas con personajes muy conocidos -Vox con José Antonio Ortega Lara, Partido X con Hervé Falciani UPyD con Toni Cantó o incluso el juez Elpidio José Silva, suspendido cautelarmente mientras es juzgado por su instrucción contra el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, acaba de anunciar su propia formación- son reflejo de una ciudadanía que puede estar hastiada de los políticos, pero no de la política. leyendo: http://www.libertaddigital.com/espana/2014-03-10/el-juez-elpidio-silva-anuncia-que-ha-creado-un-partido-anticorrupcion-1276512680/La crisis -cuyo inicio se suele marcar oficialmente en 2008- se ha convertido en un caldo de cultivo para cientos de nuevas formaciones, de manera que de los 4.033 partidos inscritos en el registro del Ministerio del Interior, 882 se han dado de alta los últimos seis años.registro del Ministerio del Interior Sólo en lo que va de 2014 se han registrado seis nuevos: uno por semana. En este contexto, todos los líderes de los partidos tradicionales suelen coincidir en afirmar como gran preocupación de nuestro tiempo la “desafección de la ciudadanía”. Les toca de lleno.

Fue en 2011 -emblema de la movilización ciudadana contra los políticos por el nacimiento del 15M- el año en el que más partidos se registraron en toda la historia de la nueva democracia: 435. En opinión de los expertos, el descontento con los partidos tradicionales ha influido en este fenómeno. “Durante la crisis, ha crecido el enfado con los políticos conocidos y con los partidos y, al mismo tiempo, también ha aumentado el interés por la política. De manera que la crisis se ha convertido en una oportunidad idónea para realizar aspiraciones políticas, poner en juego nuevas ofertas (programas, candidatos, organizaciones...) y, quizá, lograr unos resultados electorales favorables que permitan el acceso a posiciones de poder. Los partidos establecidos no responden a las expectativas y los electores demandan nuevas actitudes políticas, reformas institucionales y compromisos creíbles y firmes. La circunstancia es propicia para crear nuevos partidos y así parece que lo han entendido muchos ciudadanos”, resume Óscar Rodríguez Buznego, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Oviedo.

De todas maneras, pese a que todas las encuestas publicadas en los últimos meses estiman que en las elecciones que se celebrarán en los dos próximos años, el voto estará más dividido, invita a ver estos datos con cautela. Reconoce que en esto puede influir el desafecto hacia los grandes partidos frente a una tendencia favorable para otros como IU, UPyD y nuevas formaciones con unas expectativas mínimas de obtener un respaldo significativo, pero su incidencia se notaría sobre todo en las europeas. “Son una buena ocasión para mostrar el descontento al gobierno y apoyar a nuevos partidos a modo de advertencia”, expone, “pero de un resultado así, sería arriesgado concluir que la fragmentación electoral y parlamentaria en España vaya a ser definitivamente mayor”. Eso dependerá “de la reacción de los partidos mayores ante su previsible retroceso en las europeas y de la consistencia de las actitudes de enfado y distanciamiento que muestran, muy en particular, los votantes del PP y el PSOE”. En esta línea, indica: “Los electores piensan que estos partidos merecen y necesitan un castigo, pero sienten temor por la estabilidad del sistema político. En todo caso, la incertidumbre sobre lo que vaya a suceder es muy real. Las consecuencias de una mayor fragmentación son imprevisibles”.

Eduardo Moyano, investigador del Instituto de Estudios Avanzados de Andalucía (IESA) cree que la creación de nuevos partidos está relacionada con la oportunidad de la “proximidad de unas elecciones”, como está “meridianamente claro” en el caso de Vox, por ejemplo. En cuanto a la posible fragmentación del voto, recuerda que con el sistema electoral español es muy difícil obtener escaños en las distintas provincias. “Se necesita una buena estructura organizativa y unos cabezas de lista lo suficientemente atractivos en cada provincia. No basta con el tirón de Rosa Díez o de José Antonio Ortega Lara. Eso sólo sirve en ciudades como Madrid”, continúa. Por eso, “los sondeos no suelen coincidir con el voto (escaños) real que obtienen estos partidos”.

En la misma línea, continúa: “La gente expresa su simpatía por UPyD, por ejemplo, en una encuesta, pero luego que votar en su provincia, donde ni siquiera sabe quién es el cabeza de lista de ese partido. No basta por tanto la simpatía, sino una referencia sólida en su territorio más cercano. ¿Qué actividad tiene UPyD en Sevilla o en Córdoba como para hacer visible su presencia pública en esas provincias?”. Cosa distinta es lo que ocurre con los partidos consolidados en cada provincia, “como es el caso de IU, donde el incremento en los sondeos sí puede tener más correspondencia en las elecciones”.

Más en periodos electorales

Crisis aparte, han sido los años con elecciones los que han experimentado una mayor proliferación de partidos, normalmente de carácter autonómico, provincial o local. “El hecho de que en esos años se celebren dos tipos de elecciones en la mayoría de las autonomías, locales y autonómicas, contribuye a que el número de nuevos partidos sea mayor que en el resto”, apunta Óscar Rodríguez Buznego. De este modo, tras 2011, fue 2007 el año con otro boom de partidos: 427 inscripciones en un año en el que había elecciones municipales y autonómicas en 13 de las 17 comunidades autónomas, además de ser previo a las generales de 2008. Previamente, 2003 y 1999 vivieron notables repuntes, con 356 y 293 nuevas inscripciones, respectivamente.

Hay que destacar, por otro lado, que salvo excepciones, en la mayoría de los casos se trata de proyectos muy locales e incluso monotemáticos, que se conforman con captar votos de descontentos y con hacer ruido, al margen de las agrupaciones de electorales que nacen en algunos municipios -muchas veces de escisiones de los grandes- para lograr algún concejal, e incluso resultan determinantes en muchas municipales.

Sí hay mucha coincidencia en manifestar ese descontento de la ciudadanía con las instituciones que han permitido que se llegue a esta situación de recortes en derechos y libertades, con denominaciones que claramente lo explicitan su desconfianza en la clase política y una apuesta por el mayor protagonismo de la sociedad civil: Genesis de Indignados en Acción, constituido en El Almendro (Huelva); Ciudadanos Libres Unidos, en San Sebastián de los Reyes (Madrid); Democracia Universal, en Zamora; Partido Antisistema de España, en Cubellas (Barcelona); Compromiso y Defensa Ciudadana, en Castrillón (Asturias)... todos ellos inscritos los últimos años.

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