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La falta de personal deja a Orce y a otros dos yacimientos arqueológicos de Granada al borde del abandono

Las pintadas y la utilización de estos espacios como lugar de ocio son dos de sus grandes amenazas.

Álvaro López

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La arqueología granadina no vive su mejor momento. Si hace tan solo tres meses Galera se veía obligada a cerrar sus dos yacimientos arqueológicos al quedarse sin la subvención que la Junta de Andalucía ponía para pagar el sueldo de los empleados que los gestionaban, la situación no es mucho mejor en otros tres lugares históricos de la provincia. La falta de personal también está poniendo en jaque a los enclaves que hay en Orce, Montefrío y Monachil. Por no haber, no hay nadie que los vigile. Sin embargo, desde la Junta de Andalucía aseguran estar trabajando para solucionarlo, mientras sostienen que lo que hoy ocurre es consecuencia de la “dejadez” del anterior Gobierno andaluz a la hora de cubrir las plantillas de la Administración Pública.

Concretamente, entre los tres yacimientos solo hay un vigilante. En Orce, Montefrío y Monachil hay seis plazas en total de las que solo se ha cubierto una. La Relación de Puestos de Trabajo (RPT) evidencia que la Junta ha ido dejando de dotar de presupuesto estos empleos, de modo que, salvo en el caso de Monachil y las zonas propiedad del Ayuntamiento de Orce, no hay trabajadores públicos que controlen el resto de los enclaves con miles de años de historia entre sus restos.

El BIC más grande del mundo

Considerado el yacimiento arqueológico con protección de Bien de Interés Cultural (BIC) más grande del mundo con treinta kilómetros cuadrados de extensión, el espacio patrimonial prehistórico que hay en Orce tiene una de sus zonas más importante cerrada desde hace más de tres años. El lugar es conocido como Fuente Nueva y a pesar de que entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la localidad se invirtieron más de 600.000 euros para adecentar y preparar el yacimiento para visitas, hoy está cerrado. Como ni siquiera hay una plaza asignada de vigilante, no hay nadie que lo abra, ni personal que pueda ayudar a los visitantes a interpretar qué hay allí.

“Solo se abre en campañas de excavación y puntualmente en el Día de los Museos”, explica José Ramón Martínez (IU), alcalde de Orce. En esos momentos es cuando alguien puede disfrutar de una zona de un gran valor histórico pues posee restos de mamuts, rinocerontes o hipopótamos de más de un millón de años. Además, allí se encontraron los vestigios de un animal gigantesco considerado por los investigadores como el “Titán del Pleistoceno” y cuya envergadura es tal que compite directamente con el tamaño de un dinosaurio. Dada su importancia, el anterior Gobierno andaluz instaló una cúpula para hacer la zona visitable, pero nunca llegó a abrirla.

“Falta voluntad política”

Se trata de un hecho importante, ya que hay otros enclaves arqueológicos en Orce que permiten entender la magnitud del problema. En concreto, la localidad tiene otro yacimiento llamado Cerro de la Virgen, que es propiedad del Ayuntamiento y que tenía un vigilante asignado desde los años 50 del pasado siglo, mucho antes de que se hicieran los primeros grandes hallazgos arqueológicos. Sin embargo, después de casi 60 años con una persona dedicada a cuidar de los vestigios que hay en este enclave, la Junta decidió no cubrir esa plaza hace algo más de tres años. Una situación que obliga al Consistorio a encargarse de este lugar y abrirlo a los visitantes.

Lo que en principio es un problema, para Orce puede ser una oportunidad para solucionar el cierre de Fuente Nueva. “Si fuera nuestro ya estaría abierto”, apunta el regidor. José Ramón Martínez dice que desde el Ayuntamiento le han ofrecido a la Junta la posibilidad de trasladar la plaza vacante del vigilante del Cerro de la Virgen a Fuente Nueva para que así se pueda abrir este enclave. “Solo hace falta voluntad política porque con los recursos que ya hay se podría hacer”, dice el alcalde de Orce. “Estamos hablando además de un puesto de trabajo que no se puede perder”. Si no ponen un vigilante, Martínez sostiene que puede abrir poniendo personal gracias a la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales (AAIICC), la empresa pública que tienen para esos efectos.

Sin embargo, lo que ocurre en esta localidad granadina no es algo aislado. Otros dos lugares de la provincia tienen problemas similares en cuanto a la falta de personal. En el Cerro de la Encina de Monachil también faltan trabajadores que cuiden de este yacimiento de la Edad del Bronce y lo saquen del estado próximo al “abandono” en el que se encuentra. Así lo define precisamente el único vigilante que vela por este lugar. Pablo Durán, que lleva dos décadas evitando que este vestigio histórico de nuestro pasado pueda desaparecer por culpa del olvido de las instituciones, dice no entender cómo es posible que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía saque pecho de tener el “mayor presupuesto este año” mientras olvida invertir en personal.

Expuestos al vandalismo

Durán es el único vigilante del Cerro de la Encina, pese a que hay otra plaza vacante que nunca se ha cubierto, y sabe lo que eso significa: “Debería haber otro más porque somos personas y nos ponemos malos y no trabajamos todo el día ni toda la semana”. De hecho, él mismo ha podido vivir actos vandálicos en este yacimiento que han ido desde pintadas en alguna de las excavaciones hasta roturas de carteles. “Está muy cerca de un coto de caza privado y de un paso para excursionistas, por lo que tengo que estar atento para que nadie lo atraviese, pero cuando yo no estoy, allí no vigila nadie”. Salvo en mayo, cuando algunos alumnos de la Universidad de Granada van a hacer prácticas de arqueología, el resto del tiempo está olvidado.

El propio alcalde de Monachil, José Morales (PSOE), lamenta que el Gobierno andaluz le niegue al yacimiento la “colaboración” y la “ayuda” que necesita para no estar olvidado. “Nosotros lo estamos poniendo en valor y los vecinos cada vez lo visitan más, pero no siempre está vigilado”. Además, el regidor explica que la policía municipal solo acude en caso de absoluta necesidad porque se trata de un enclave que no está en el mismo casco urbano, lo que obliga a desplazar a los agentes fuera de la localidad. Por todo ello, llevan tiempo reclamando a la Junta que ponga más personal en este yacimiento histórico.

Aunque si mala es la situación de Orce y de Monachil, la de la Peña de los Gitanos en Montefrío no es mucho mejor. De hecho, en comparación con los otros dos enclaves arqueológicos sale perdiendo. Hace un mes que el Gobierno andaluz retiró al único vigilante que quedaba de los dos que tiene asignados y desde entonces no hay nadie que vigile uno de los enclaves arqueológicos más importantes de la provincia de Granada. “Lo peor es que nadie de la Junta nos ha llamado para avisarnos y seguimos esperando respuestas de Cultura”, lamenta la alcaldesa, Remedios Gámez (PSOE).

La regidora teme que, al estar sin vigilancia, haya actos vandálicos o la gente se acerque a la Peña de los Gitanos para usarlo de lugar de reunión poniendo en peligro su valor histórico. De época neolítica, este vestigio prehistórico posee restos visigodos, romanos y hasta árabes, así como una necrópolis que da fe de su incalculable importancia patrimonial. “Por suerte, aún no se ha corrido la voz y poca gente sabe que no hay vigilante”, dice la alcaldesa. Sin embargo, llama la atención que el yacimiento se haya quedado sin seguridad solo unos meses después de que la propia Junta de Andalucía construyera una casa para albergar a este trabajador. Una infraestructura en la que invirtió alrededor de 60.000 euros para dejarla sin uso.

David Rubio debía ser quien la utilizara. Él ha sido el último vigilante de la Peña de los Gitanos, lugar en el que ha estado cubriendo una jubilación parcial. “En mayo me dijeron que estaban empezando a extinguir puestos de trabajo”. Después de más de 30 años con personal dedicado al cuidado de este lugar -entonces incluso había dos vigilantes-, de la noche a la mañana se ha quedado sin nadie. “Además de vigilar, que por fortuna la gente es civilizada, sobre todo nos dedicamos a guiar a las personas porque no está bien señalizado”, cuenta David. Unas palabras que evidencian la necesidad que tienen estos yacimientos de contar con un personal mínimo.

“Estamos trabajando para solucionarlo”

En declaraciones a este medio, el delegado de Cultura de la Junta de Andalucía en Granada, Antonio Granados, admite estos problemas, aunque dice que su acción de Gobierno está condicionada por las limitaciones que se impusieron en la anterior crisis financiera para reponer puestos de trabajo. En ese contexto, también están teniendo que regularizar muchos empleos que estaban “sin dotación presupuestaria”, lo que, unido a la lentitud de estos procedimientos, provoca que falte plantilla en determinados servicios. “Lo teníamos todo preparado y se estaban dando pasos, pero la pandemia frenó muchos proyectos”, sostiene Granados. “Estamos trabajando para solucionarlo de cara al futuro. La Junta ha estado muy abandonada en los últimos 30 años”.

Según el delegado de Cultura, la vacante del vigilante de Montefrío se cubrirá “en cuanto sea posible” porque la baja del último se produjo después de que el trabajador se jubilara, lo que obliga a llevar a cabo un procedimiento reglado. Un proceso que puede tardar meses y cuya situación es diferente a la de los otros yacimientos. Sobre la caseta que la Junta construyó en la Peña de los Gitanos, Granados aclara que se hizo “para cumplir con una denuncia previa a que nosotros llegáramos al Gobierno”, pero que en todo caso no es más que una infraestructura puntual que no permite cubrir todo el yacimiento ya que este es “enorme”. Por eso, preguntado por qué no se incrementa el personal para estos enclaves, el delegado dice que “se están estudiando diferentes opciones”, pero asegura que se trabaja con recursos limitados.

Por último, sobre la situación de Orce, Antonio Granados se muestra más contundente: “El Ayuntamiento puede pedir que traslademos al vigilante de un punto al otro, pero eso no se puede hacer. La Junta no puede pagar con su dinero un puesto que no está tasado. Para una conversación de cafetería está bien, pero la realidad es distinta”. Además, dice que el Consistorio local también tiene parte de culpa de que la zona no sea visitable al completo porque no pone los medios para contratar al personal adecuado (en relación a la parte que depende del propio Ayuntamiento). “No es un asunto único de la Junta de Andalucía, sino de todas las administraciones”.

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