El cambio de planes para Punta Zorroza solivianta a los vecinos
Punta Zorroza es una de las zonas más olvidadas de Bilbao. Más de 300.000 metros cuadrados de suelo en el que actualmente sólo hay industria, la mayor parte en desuso, y menos de un centenar de viviendas muy degradadas. Desde hace tiempo, los vecinos del entorno cercano llevan pidiendo al Ayuntamiento una revitalización completa de todos los alrededores que mejore el equipamiento del distrito. Hasta ahora, el proyecto que el consistorio había puesto sobre la mesa contemplaba dar respuesta a estas peticiones con parte del suelo y reservar el resto para dar cabida a nuevas empresas. Sin embargo, en su última reunión con los residentes de la zona, los responsables municipales revelaron que toda la superficie será destinada a uso industrial.
Este cambio de criterio no ha gustado nada a los vecinos. Temen que Punta Zorroza se convierta ahora en un polígono industrial completamente desconectado del resto de la ciudad. “Para nosotros ha sido una muy mala noticia, un jarro de agua fría”, define Carlos Rodríguez, secretario de la asociación de vecinos de Zorroza. “El proyecto inicial quizás destinaba demasiado espacio a viviendas, pero ahora han optado por hacer todo lo contrario”, explica. “A nosotros nos parece que lo ideal sería el término medio”, añade.
El principal argumento que el concejal de urbanismo, Ibon Areso, expuso a los vecinos es que el consistorio no prevé que haya demanda suficiente para vender todas las viviendas que había planificadas por lo que sería muy difícil financiar las obras. Además, el Ayuntamiento quiere fomentar la creación de empleo en la villa, por lo que la generación de espacios para que se asiente el tejido empresarial tiene prioridad para ellos.
Sin embargo, el nuevo plan no está completamente cerrado todavía. Según explicaron los responsables municipales en su reunión con los vecinos, ahora se abre un periodo de participación ciudadana en el que les han pedido su opinión. Una perspectiva ante la que no se sienten optimistas. “Vamos a dar nuestra opinión, pero ya participamos en la definición del anterior plan y mira para lo que ha servido”, se queja Carlos Rodríguez.
El proyecto que en teoría estaba en vigor hasta hace escasas semanas lo elaboró la consultora LKS en 2008 a petición del Ayuntamiento. LKS puso de acuerdo al Gobierno municipal y los vecinos y presentó un proyecto que contemplaba la reserva de un 60% del suelo para uso empresarial, mientras que el restante se destinaría a viviendas y nuevos equipamientos.
En el plan también estaba recogido el soterramiento de las vías del tren de cercanías de Renfe a su paso por Zorroza y la mejora de los transportes en el barrio con el alargamiento del tranvía hasta llegar a la Punta. Todo ello mientras se conservaban en todo momento tres elementos industriales protegidos por su valor histórico: el edificio de Grandes Molinos Vascos, el edificio de Talleres de Zorroza y el Puente de Hierro de Pablo Alzola. Por último, unos 60.000 metros cuadrados se destinaban a zonas verdes.
Ahora los vecinos ven peligrar gran parte de esta reurbanización. “Para nosotros es muy importante, por ejemplo, que se sotierren las vías del tren”, analiza Carlos Rodríguez. En su opinión, el barrio también está falto de otros equipamientos: “Somos casi 12.000 habitantes y no tenemos un espacio cerrado donde llevar a cabo actividades, nos hace falta un centro cultural”. “El centro de salud también se nos queda pequeño, por lo que no nos vendría mal una ampliación”, añade.
Una de las esperanzas que los vecinos todavía conservan para Punta Zorroza es que las nuevas empresas que vengan a la zona no sean la industria pesada que antaño la poblaba. Iniciativas tecnológicas o de bata blanca que no deterioren el entorno y produzcan el menor número de molestias posibles. En este sentido, el grupo socialista llevará una propuesta al pleno municipal de este jueves con este mismo propósito. En su texto, piden al Ayuntamiento que trate de atraer proyectos económicos “de carácter innovador y creativo”. Asimismo, le instan a abreviar los trámites urbanísticos para la remodelación de la zona una vez alcanzado “un consenso básico” con los vecinos.
