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Marisa Velasco, portavoz de Derecho a Morir Dignamente en Alicante: “El verdadero mérito de la aprobación de la ley de la Eutanasia no es tanto de los políticos como de la sociedad”

Marisa Velasco,  portavoz alicantina de Derecho a Morir Dignamente.

Emilio J. Salazar

Elche —

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Marisa Velasco pasó de calificar como “poco ambicioso” el anterior proyecto de ley de eutanasia, iniciativa que se cayó en 2019 con el adelanto electoral, a mostrarse “bastante satisfecha” con la aprobada el pasado jueves en el Congreso. Entre medias, ha habido una “presión” de la asociación que representa en Alicante, Derecho a Morir Dignamente, “para mejorar” la norma legal.

Esta asociación lleva 36 años, primero en Catalunya, luego en el resto de España, luchando por la despenalización de la eutanasia. Velasco lleva 11 al frente de la organización en Alicante, asesorando a la ciudadanía que le consultaba sobre sus derechos sanitarios al final de la vida. Como enfermera del área de oncología médica, ha conocido de cerca la impotencia de los pacientes crónicos. “Todo eso ha hecho que me dé cuenta que hay gente que muere mal”, señala.

Por eso entiende que “el verdadero mérito de la aprobación de la ley de la eutanasia no es tanto de los políticos como de la sociedad, que lleva desde 2002 haciendo crecer el deseo de que se apruebe una ley de estas características”, asevera. De hecho, la última vez que se hizo una encuesta a la población en 2019 sobre este tema, recuerda, el 87% se mostró a favor. Incluso el 65% de los votantes del PP y el 73% de los de Vox la veían con buenos ojos, aunque sus representantes hayan votado en contra.

Explica Velasco que el cambio principal con el anterior proyecto de ley es que el PSOE “ha venido haciendo oídos” a las sugerencias que le iban proponiendo colectivos como el que ella representa. Así, por ejemplo, han admitido una de sus solicitudes para que se pudiera aplicar la eutanasia desde el domicilio del paciente. “Admitiendo el hogar como un lugar de prestación, va a facilitar mucho el proceso tanto a las familias como a los propios pacientes”, señala.

También avanza otros aspectos de la ley que pueden traer polémica, como es que, una vez aprobada definitivamente, va a dejar en las comunidades autónomas la responsabilidad de crear las comisiones de garantía para aplicar la eutanasia. Marisa Velasco, durante 17 años profesora de cuidados paliativos en la carrera de Enfermería de la Universidad de Alicante, lo ve con buenos ojos en el sentido de que esto va a permitir y dar margen a “aquellos profesionales que quieran ser objetores de conciencia, para que adviertan que van a serlo y quede registrado”. A su juicio, “hay que dejar claro que las instituciones no pueden objetar, son las personas”.

Sobre el papel que juegan las familias del paciente, la ley aprobada el jueves también deja bien claro que solo podrán solicitar la eutanasia los mayores de edad y que, en ese caso, si la familia no comparte la decisión de no vivir más tiempo, el que tiene el derecho es el paciente, aunque “lo preferible es que esté acompañado por la familia”.

“La eutanasia es un acto de amor, porque es permitir que se vaya alguien que te gustaría que se quedara. Y eso es lo más difícil que puede haber y además lo va a hacer con fecha y hora determinada, lo cual lo convierte en algo más duro”, comenta.

Con sus años de experiencia como activista del derecho a morir con dignidad, Marisa Velasco reconoce que la decisión de decantarse por la eutanasia “le cuesta mucho de aceptar a la familia, pero acaban asumiendo que es lo mejor para él o ella”. Ahora, cuando la ley lo permita, podrán colaborar con la decisión adoptada, concluye. “No van a practicarle la eutanasia, pero sí que van a poder acompañarle en el último momento sabiendo que ha sido su decisión basada en la premisa de que una vida digna no se puede culminar sin una muerte digna”. 

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