El PEC vence a la València del PP
El pleno del Ayuntamiento de València ha aprobado la exposición de motivos sobre las alegaciones incorporadas al Plan Especial del Cabanyal-Canyamelar. Suena burocrático, lo sé. Pero es eminentemente político. Significa, grosso modo, aprobar la versión casi definitiva de lo que serán los barrios marineros de la ciudad. Seguiría sonando a debate vecinal o estudio de arquitectos, salvo cuando esto es València y el barrio es el Cabanyal-Canyamelar. Porque el debate era mucho más agresivo que una zona verde sí o no, las alturas de una finca o la cantidad de espacio de aparcamiento. Iba de derribar el barrio para hacer una avenida o no. Como debatir si autovía o rio verde, no era simplemente un debate paisajístico, este tampoco lo es.
Preguntaba Sandra Gómez en el pleno si se había generado tanto sufrimiento sólo para que quienes no vivíamos en el Cabanyal-Canyamelar llegáramos 5 minutos antes en coche a la playa, a costa de expulsar a 1.600 familias que vivían allí. Obviamente no. El coche era, como también lo es hoy en otros temas, el caballo de Troya de la derecha. Era toda una visión de ciudad a bordo de un utilitario con sombrilla, silla y nevera. Una falsa idea de participación en los beneficios de un modelo hoy evidentemente fracasado. La avenida era para que otros, seguro con más posibles, la habitaran a los lados, mientras algún otro, seguro que de los de siempre, sacaba beneficio de la operación.
Pero 23 años después de que todo aquello empezara, nadie ha votado en contra del PEC. Tampoco el Partido Popular, pese a que si algo define el ritismo era el proyecto de ampliación de Blasco Ibáñez. Y no podemos pasar por alto que esa abstención es una enmienda a la totalidad de una idea de ciudad. A lo mejor la autoenmienda a la totalidad más grande que han protagonizado en el ámbito local. Vaya por delante que la agradezco.
Y las autoenmiendas siempre dicen más que cualquier otra decisión. Cuenta que la idea de ciudad de Rita Barberá ha dejado de protagonizar el marco colectivo. Esa idea arcaica de ciudad no ha desparecido del PP, de sus compañeros de partido o del propio grupo municipal, pero ha dejado de ser mayoritaria en el imaginario colectivo y ya no se atreven a defenderla.
Y eso es mucho más transformador que el cambio de mayorías electorales, porque lleva a modificar las actitudes no solo de la nueva mayoría, sino también de la anterior. La escala de valores es radicalmente diferente a la de 1997. No todo ha cambiado, pero el marco es otro. Un enfoque de la ciudad se ha ido, aunque haya quien se niega a despedirlo como demuestra la miopía con las peatonalizaciones, y otros se abren camino. Nadie se atrevió a levantar la mano diciendo que allí hacía falta una avenida. No es poca cosa.
*Borja Sanjuán, portavoz del PSPV-PSOE de la ciudad de València
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