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El candidato de Francisco Camps frustra la aclamación del candidato de Pablo Casado a presidir el PP valenciano

Carlos Mazón en su presentación como candidato del PPCV.

Laura Martínez

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Los datos del último proceso de primarias del PP valenciano muestran que, o bien a sus afiliados no les interesa la democracia interna, o que el censo del que alardea el partido lleva años sobredimensionado. En los días de vino y rosas, de llenar estadios y plazas de toros, el PP valenciano presumía de tener más de 100.000 afiliados, una cifra que se ha ido desmontando proceso tras proceso.

En un escueto comunicado, los populares informaban el viernes de que 7.680 afiliados se han inscrito para votar el 4 de junio en el XV Congreso autonómico del Partido Popular, 1.600 menos de los que se apuntaron al proceso para elegir al sucesor de Mariano Rajoy desde la Comunitat Valenciana en 2019 y mil menos de los que se inscribieron para ratificar a la única candidata en 2018, Isabel Bonig, con 8.690 inscritos.

La cifra de inscritos no sólo queda lejos del aclamado censo, sino que supone poco más de la mitad de los avales que apenas dos semanas atrás agitaba el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón. El candidato anunció que había obtenido el respaldo de 11.853 personas, 1.200 de ellas en la ciudad de València de la mano de María José Catalá, su número dos para liderar el partido. El paso del avalista al afiliado implica estar al corriente de las cuotas en el partido: un pago de 25 euros anuales.

Mazón exhibió los avales como muestra del músculo de los alicantinos en el partido ante su único rival, el alcalde de Ayora, José Vicente Anaya. El entorno de la dirección actual no considera a Anaya como una amenaza –obtuvo 235 avales y afirma tener el respaldo de 500 militantes–, pero el alcalde de Ayora puede hacerle un roto a Mazón en su campaña, empañando su puesta de largo como un satélite de Francisco Camps. La intención del equipo de Mazón, a quien respalda el líder del PP, Pablo Casado, pretendía que no hicieran falta las primarias y que fuera elegido por aclamación, para lo que lograron que Isabel Bonig finalmente desistiera de optar a la reelección, pero el mantenimiento de la candidatura de Anaya ha frustrado esa posibilidad

Génova forzó a Isabel Bonig a apartarse de la dirección para evitar el conflicto, pero no contó con la reaparición política del expresidente y sus maniobras internas a través de terceros. En un comunicado, Anaya criticaba que el “aparato” del PP no se ha mantenido neutral y considera que le está perjudicando.

En el acto de entrega de los apoyos, el candidato arropado desde la sede nacional del PP en la madrileña calle de Génova Génova se mostró agradecido con “el apoyo y la gran ilusión” de los afiliados, que interpreta como “vientos de cambio” en la política valenciana. Junto a él, la presidenta del PP de Valencia, María José Catalá, manifestó “sentirse orgullosa” de los 1.200 avales de la capital “porque un año después del congreso local el PP de València sigue movilizado”.

Las cifras del PP chocan con las del resto de formaciones con representación autonómica. El PSPV cuenta con cerca de 16.000 afiliados, de los que 13.000 votaron en las últimas primarias; Compromís ronda los 6.000 y Podemos tuvo 4.600 participantes en su último proceso interno. Los responsables de Vox aseguran que tienen 4.300 afiliados –aunque uno de cada tres no estaba al tanto de las cuotas en 2020–, mientras que Ciudadanos contaba con cerca de 3.000 al corriente de las cuotas antes de comenzar el desplome con un gran número de bajas.

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