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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Ocho activistas declararán imputados por la campaña de boicot al rapero pro-israelí Matisyahu en el Rototom

Matisyahu durante su actuación en el Rototom en 2015.

Laura Julián

En agosto de 2015 comenzó una campaña pacífica en redes sociales para pedir al festival Rototom Sunsplash de Benicàssim que reconsiderase la participación de uno de sus cabeza de cartel. El movimiento BDS-País Valencià se sentía sorprendido al ver cómo un festival que destaca por la defensa de los derechos humanos invitaba a Matisyahu, un cantante al que acusaban de incitar al odio racial, negar la existencia del pueblo palestino o colaborar en la recaudación de fondos para el ejército israelí a través de la asociación de Amigos del Ejército Israelí (FIDF). El cantante llegó a justificar públicamente ataques como el acaecido en el año 2010 a la Flotilla de la Libertad, donde diez activistas fueron asesinados cuando intentaban llevar ayuda humanitaria a la población palestina. El fotoperiodista valenciano David Segarra, tripulante de la Flotilla aquel año, fue uno de los supervivientes al asalto del ejército israelí.

Con estos argumentos, el movimiento Boicot-Desinversió i Sancions (BDS-País Valencià), que lucha por la defensa del pueblo palestino, inició una campaña que se centró en pedir “coherencia” al festival de Benicàssim. “La identidad del artista nunca ha tenido ningún tipo de relevancia en nuestra campaña. Consideramos que cualquier persona -independientemente de su identidad- que defiende y/o colabora con este tipo de crímenes extremistas, racistas y violentos no es coherente con un festival como el Rototom Sunsplash, que tiene una larga trayectoria de compromiso con la paz y los Derechos Humanos”, afirmaba la campaña Defensem els Drets Humans. El propio BDS había participado en el Foro Social del Rototom el verano anterior para hablar sobre la situación de Palestina, coincidiendo con el ataque de Israel sobre suelo gazatí. Esos días asesinaron a 2.100 personas, entre ellas, más de 500 niños y niñas.

No sorprendió por tanto que, poco a poco, más participantes de la 22ª edición del Rototom Sunsplash como La Gossa Sorda, la activista saharaui Hassana Aalia o el productor audiovisual Fernando García, entre otros, reclamaran la retirada del cartel de Matisyahu y condicionaran su presencia a la del cantante. Fue entonces cuando la dirección del festival pidió al propio Matisyahu que se pronunciara “abiertamente” sobre si Palestina tiene derecho a tener un estado propio y le pidieron que se declarase en contra del uso de la violencia con la intención de zanjar la polémica. Pero Matisyahu se ofendió y nunca contestó a las preguntas que le hicieron desde el festival. Dos días después, el Rototom anunció la cancelación de su concierto.

Oleada de críticas a la decisión del Rototom

A partir de ahí, el festival fue tildado de racista y antisemita por diferentes grupos políticos, mediáticos o asociaciones como la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) que calificaron de “cobarde, injusta y discriminatoria” la cancelación del concierto. También fue duramente criticada por la Embajada de Israel en España. Durante esos días, Matisyahu sí se pronunció para denunciar “la presión espantosa y ofensiva” que estaba sintiendo por parte del festival y alegó que le parecía “horrible” que el Rototom le obligase a manifestarse sobre el sionismo.

Ante la ola de reacciones y críticas contrarias a la cancelación, la dirección del Rototom decidió rectificar, pedir disculpas públicamente y volver a contactar con Matisyahu, quien aceptó de nuevo la invitación. La noche de la actuación, Matisyahu fue acompañado del aeropuerto al festival por un pequeño grupo de empresarios, entre ellos el magnate David Hachuel y también fue arropado por el exconseller Máximo Buch, quien mostró su apoyo al cantante a través de Twitter con una fotografía. Durante su concierto, sin embargo, hubo silbidos y banderas palestinas.

Investigadas por incitar al odio

Por estos hechos, ocho personas defensoras de derechos declararán como investigadas en el juzgado de Instrucción número 19 de València por supuestos actos de amenazas, coacciones e incitación al odio. La querella fue presentada por el abogado Abel Isaac de Bedoya Piquer, presidente del Comité Legal contra el Antisemitismo y la Discriminación. Los delitos por los que se les acusan podrían privarles hasta de cuatro años de libertad. Su abogada, Maria Josep Martínez, considera que los hechos que se mencionan en la querella “no son constitutivos de delitos” y “están amparados en la libertad de expresión”, ya que forman parte de “una campaña de protesta”. “Se instrumentalizan los procedimientos penales con la intención de conseguir silenciar el debate que crea el BDS y criminalizar sus actos. Sin duda, no tiene nada que ver con el antisemitismo”, explica la abogada.

Las activistas investigadas consideran que su acusación es “una violación flagrante de la libertad de expresión y un intento de criminalizar y reprimir el derecho democrático a la defensa de los derechos humanos”. “El BDS cada vez está creciendo más y reúne más éxitos como la adhesión de decenas de ayuntamientos, como el de València, a la campaña ELAI o la cancelación del partido de fútbol de Israel y Argentina. Por eso utilizan esta estrategias de lavado de imagen y de presión por parte del Estado Israel, que no representa al judaísmo, para criminalizar al BDS”, explica Jorge Ramos, miembro del BDS-País Valencià.

Acto por la libertad de expresión

El Palau de l’Exposició de València acoge este sábado un acto por la libertad de expresión y contra la criminalización de la solidaridad con Palestina en el que intervendrán el músico Pau Alabajos, la periodista recientemente galardonada con el Palestine International Award for Excellence, Lola Bañón, la coordinadora europea de International Jewish Anti-Zionist Network (IJAN), Liliana Córdova -hija de supervivientes al holocausto-, el activista social David Couso y la diputada de las Corts Valencianes, Rosa de Falastin Mustafà. También contará con la intervención de una de las imputadas y de una de las abogadas, además de un recital de poesía.

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