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Un pasaporte roto, embajadores 'escolta' y agentes enmascarados: 48 horas de persecución política en Bielorrusia

María Kolesnikova participa en una protesta celebrada el pasado 17 de agosto en Minsk.

Javier Biosca Azcoiti

9 de septiembre de 2020 23:31 h

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Un pasaporte hecho añicos y una detención en la frontera con Ucrania; embajadores haciendo de 'escolta' para proteger a una premio Nobel de literatura; y un arresto tras un mensaje de texto con una sola palabra: “Enmascarados”.

El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, ha aumentado esta semana la persecución a los líderes de la oposición política en una carrera llena de giros inesperados. Mientras tanto, la represión contra manifestantes en las calles continúa y los agentes con pasamontañas se han convertido en parte del decorado habitual en las protestas: corren, cogen a alguien entre varios y lo meten en un furgón.

Del trío de mujeres que encabezaba la candidatura contra Lukashenko, no queda ninguna en libertad dentro del país. Svetlana Tijanóvskaya, candidata principal, y Veronika Tsepkalo están en el extranjero. La tercera, María Kolesnikova, fue detenida oficialmente este martes tras desaparecer el lunes y después de protagonizar un confuso episodio en la frontera entre Bielorrusia y Ucrania. La oposición también había formado el llamado Consejo de Coordinación presidido por siete personas y cuyo objetivo es lograr una “transición de poder segura y estable”. Tras las operaciones de esta semana, solo queda una de las siete en libertad en Bielorrusia: Svetlana Alexiévich, premio Nobel de literatura.

Este miércoles, Alexiévich convocó a la prensa a las puertas de su apartamento para denunciar que alguien desconocido estaba llamando al timbre de casa y para avisar de la detención de su colega Maxim Znak, el otro líder del Consejo de Cooperación que, junto a ella, quedaba en libertad en el país. “El precio de detener o expulsar del país a Alexiévich es demasiado elevado para el Gobierno. Ella es conocida en todo el mundo y muy respetada moralmente por todos los ciudadanos”, dice a elDiario.es Hanna Liubakova, periodista de Bielorrusia.

Poco después de la denuncia de la escritora, diplomáticos y embajadores de varios países europeos, entre ellos Rumanía, Lituania, Suecia, Austria y Polonia, se presentaron en su casa para controlar la situación y evitar un posible arresto. “El embajador está visitando actualmente a Alexiévich para portegerla de una posible detención”, ha anunciado el Ministerio de Exteriores lituano. “Es más complicado recurrir a métodos brutales cuando hay personal diplomático alrededor”, decía la ministra lituana, Linas Linkevicius. Por su parte, la embajadora austríaca, Aloisia Wörgetter, tuiteaba: “Mi primer encuentro con Svetlana Alexiévich. Me hubiera gustado en otras circunstancias”.

“Ya no quedan amigos en la presidencia del Consejo de Coordinación. Todo el mundo está en prisión o forzado al exilio. Hoy ha sido capturado el último, Maxim Znak”, ha denunciado Alexiévich en un comunicado. “Primero nos arrebataron el país y los mejores de nosotros han sido secuestrados, pero en lugar de vaciar nuestras filas, vendrán centenares más. Quiero repetir lo que siempre digo: no hemos preparado un golpe”. “Queríamos iniciar un diálogo con la sociedad. Lukashenko dice que no hablará con la calle y la calle son centenares de miles de personas que salen cada domingo y cada día. Eso no es la calle, es el pueblo”.

Znak, el otro líder del Comité de Cooperación que quedaba en libertad hasta este miércoles tenía una entrevista telemática a las 8.30 horas, pero no se ha conectado. “Lo llamé y dijo 'parece que alguien vino a vernos'”, ha afirmado Gleb Glebov, secretario de prensa de la sede de Víktor Babariko, otro político opositor encarcelado, según ha recogido el medio Tut.by. Posteriormente, Znak, que se encontraba en la sede de Babariko, mandaba un mensaje con una sola palabra: “enmarcarados”. En las redes han circulado vídeos de las fuerzas de seguridad entrando en el edificio y una imagen que parece mostrar al opositor rodeado de agentes.

“Exijo la libertad inmediata de Maxim Znak, quien ha sido detenido o, mejor dicho, secuestrado hoy. Los métodos que emplean las así llamadas autoridades son indignantes”, ha escrito en su canal de Telegram la líder bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya.

Operación Ucrania

El lunes, María Kolesnikova, otra de las líderes del consejo y muy cercana a Tijanóvskaya, perdió el contacto con sus colegas. Según sus compañeros, fue secuestrada por hombres enmascarados. No se supo su paradero hasta este miércoles, cuando su padre declaró que la policía le había informado de que su hija estaba detenida en la cárcel de Valadarskaha en la capital, Minsk. Existen dos versiones sobre lo ocurrido en las 48 horas desde que se perdió el contacto con Kolesnikova hasta su reaparición.

Según la versión oficial, la líder opositora fue detenida en la frontera con Ucrania tras intentar cruzar ilegalmente junto a otros dos opositores que sí consiguieron su objetivo: Ivan Kravtsov y Anton Rodnenkov. “Tras pasar el control aduanero y fronterizo, el automóvil avanzó en dirección a Ucrania y, al encontrarse con una patrulla de guardias fronterizos, aceleró la marcha, poniendo en peligro la vida de un militar de la guardia”, señaló el portavoz del Comité Estatal de Fronteras, quien agregó que Kolesnikova “quedó fuera del medio de transporte” ya que sus compañeros “la bajaron del coche y continuaron en dirección a Ucrania”.

Sin embargo, la versión oficial también ha ido cambiando. El martes, el portavoz del Comité Estatal de Fronteras, Anton Bychkovsky, declaró a Tut.by que los tres disidentes “pasaron el control fronerizo y partieron a Ucrania”. Poco después, el órgano corrigió y afirmó que Kolesnikova había sido detenida tras intentar cruzar ilegalmente la frontera.

La otra versión es la que dieron el martes Ivan Kravtsov y Anton Rodnenkov durante una rueda de prensa en Kiev, Ucrania. Los dos fueron detenidos el lunes y, según cuentan, las autoridades les ofrecieron trasladar a la líder opositora a Ucrania para desescalar el conflicto. Según cuentan Kravtsov y Rodnenkov, ambos fueron metidos en un minibús y trasladados a la frontera, donde les esperaba un vehículo para cruzar a Ucrania. “Apareció María Kolesnikova. Era evidente que la conducían por la fuerza, que se resistía. La empujaron al asiento trasero y la cerraron. Ella gritó que no iría a ninguna parte. Tan pronto como vio su pasaporte en el automóvil, inmediatamente lo cogió y lo rompió en muchos pedazos pequeños”, afirmó Rodnenkov. María salió del coche y volvió a ser detenida.

“La desaparición durante 48 horas de Kolesnikova fue muy alarmante, ya que recordó a la desaparición de destacadas figuras de la oposición en 1999 cuyos cuerpos nunca se volvieron a encontrar”, dice Liubakova.

Aparentemente, el exilio forzado es una táctica utilizada estos días por el régimen de Lukashenko. La propia Tijanóvskaya tuvo que salir del país en extrañas circunstancias. Poco después de las elecciones, la candidata apareció en Lituania tras pasar supuestamente detenida unas horas en Bielorrusia y grabar un extraño vídeo en el que aparecía leyendo un comunicado aceptando los resultados y pidiendo a la gente no salir a manifestarse. Una vez en el extranjero, ha vuelto a animar a los manifestantes y a denunciar el presunto fraude electoral.

“Para Lukashenko es más conveniente y más fácil forzarles a abandonar el país si siente que tiene peligro. Por eso están siendo expulsados estos líderes. El Gobierno intenta mostrar que están asustados, que son unos traidores y que realmente no son líderes”, opina la periodista de Minsk.

Además de Tijanóvska y de Veronika Tsepkalo, que no son parte de la presidencia del Consejo de Coordinación, otros dos miembros de este órgano –Pavel Latushko y Olga Kovalkova– se han visto forzados a abandonar el país. Los otros cuatro están detenidos y solo Alexiévich está en libertad. “Lukashenko no quiere un órgano que pide diálogo y por eso va a por ellos. De lo contrario se vería a forzado a negociar. Es un órgano que puede ser alternativa de lukashenko, por eso es una amenaza”, dice Liubakova.

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