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La estación de Gran Vía reabrirá con al menos 800 días de retraso

Retraso acumulado de la estación de Gran Vía sobre la maqueta del templete que se colocará en su ascensor

Diego Casado

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“La estación de Gran Vía lleva 861 días cerrada. Esto es un retraso de 613 días respecto a la previsión inicial”. Lo publicó anoche en Twitter la cuenta ¿Cuánto lleva cerrada Gran Vía?, un bot que recuerda a diario la enorme dilación en las obras que lleva acumulada esta infraestructura de la Comunidad de Madrid. Horas antes, el consejero de Transportes se paseaba junto a la presidenta de Adif y la prensa anunciando el final del túnel -literal- y de los trabajos, que finalizarán “en verano de 2021” como muy pronto.

Esta nueva fecha de apertura significará un retraso de entre 800 y 900 días, dependiendo si se inaugura a principios o a finales de la época estival. Antes se dijo que estaría lista en junio de 2019, diciembre de 2019 y primavera de 2020 pero un sinfín de problemas sobrevenidos y errores de cálculo han dejado sin servicio de transporte a los 44.000 viajeros que utilizaban cada día la estación antes de su clausura.

La nueva estación de Metro de Gran Vía, con conexión al Cercanías de Sol incluida, iba a ser inaugurada por Cristina Cifuentes antes de las elecciones regionales de 2019. El proyecto lo anunció la entonces presidenta regional durante el debate del estado de la región de septiembre de 2017 y las obras se iniciaron en 2018, con un plazo de 12 meses para su finalización. Pronto se descubrió que Cifuentes no inauguraría la estación -dimitió en abril de ese año tras el escándalo del Caso Máster- y que los hallazgos centenarios retrasarían la obra sine díe, como advirtieron desde la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio (MCyP) antes de que entrara la piqueta.

Las obras empezaron el 20 de agosto y el día 21 se hallaban los restos del ascensor centenario, como advirtieron desde MCyP meses antes al elaborar un estudio la asociación superponiendo los planos del proyecto de remodelación con los de la antigua estación. También dijeron que era probable que aparecieran las escaleras originales de bajada, cosa que también acabó sucediendo.

Mientras las obras se paraban y continuaban por los hallazgos patrimoniales, la compañía adjudicataria -Sando- advirtió del riesgo de colapso del túnel de conexión con el Cercanías y de los edificios colindantes por el método constructivo elegido y las intensas lluvias. Esta última circunstancia obligó a autorizar un contrato extra de casi 3,5 millones de euros a la propia adjudicataria, sin concurso, que duplicará el coste de las obras.

A día de hoy la Comunidad de Madrid está acabando la obra civil de la estación, cerrando el pozo situado de Montera y construyendo los forjados y escaleras. En enero, comenzará la reurbanización de esta calle y después llegará la instalación de la réplica del ascensor original, hecho de vidrio y acero. A la vez se está acondicionando el interior de la parada de Metro. Los vestigios arqueológicos se musealizarán en uno de sus pasillos, justo encima de la conexión con el Cercanías de Sol. El gobierno regional calcula que un 25% de los viajeros que se bajen de la estación de tren saldrán a la Gran Vía.

Los viajeros podrán estrenar esta infraestructura en verano, si por primera vez se cumplen los plazos calculados para la estación. “Quién sabe si viviremos para ver Gran Vía abierta”, dice mientras tanto irónico el Twitter de @GranViaCerrada, que seguirá contando cada día las jornadas de retraso del proyecto.

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