La destitución de Isla Aguilar y Miguel Oyarzun como directores del Centro Cultural Conde Duque ha tenido respuesta un día después con un comunicado en el que niegan cualquier problema laboral imputable a ellos y también desmienten las acusaciones de colisión de intereses privados. Además, hacen una defensa de la gestión cultural pública, independientemente del color del gobierno que les contrate.
Este es el texto completo del comunicado.
LA INDEPENDENCIA DE LA GESTIÓN CULTURAL PÚBLICA Pertenecemos a una generación forzada en muchos casos a migrar para encontrar oportunidades. Después de formarnos aquí y en el extranjero, hemos desarrollado una experiencia profesional internacional de más de 10 años en la gestión cultural en el Reino Unido. A finales de 2017, nos presentamos a un concurso público convocado por el Ayuntamiento de Madrid. Un concurso que abría la posibilidad para que profesionales como nosotros pudiéramos presentarnos con la ilusión de poner en práctica en Madrid los conocimientos y metodologías aprendidas en gestión cultural en distintos festivales y organizaciones europeas. Ganamos el concurso por unanimidad del jurado. En tan sólo un año de programación y a pesar de todas las dificultades, Conde Duque ha mejorado su recaudación, diversidad y afluencia de público con un aumento de más del 35%. Al mismo tiempo, hemos transformado un centro dedicado a la mera exhibición, en un centro de creación. En Conde Duque también hemos habitado y utilizado todos los espacios, apoyado la creación a diferentes niveles, la producción y la co-producción nacional e internacional, fomentando el desarrollo y la internacionalización de proyectos artísticos a medio plazo. Hemos fomentado proyectos que contribuyen al tejido de la ciudad, a la formación de artistas y públicos; al acercamiento y comprensión del acto creativo. En definitiva, hemos llevado a cabo el proyecto artístico con el que ganamos el concurso público vinculado a nuestro contrato. Después de un año de programación el proyecto está en pleno rendimiento pero desde el Área de Cultura se ha decidido interrumpirlo fulminantemente con nuestro cese, sin haberse reunido con nosotros desde que se conformara el nuevo gobierno a pesar de haberles solicitado numerosas reuniones. Nuestro proyecto centro-europeo en su modelo de Dirección Artística y relación con los artistas y sus públicos, colisiona con unas estructuras anticuadas que no son capaces de responder a las necesidades y desafíos de hoy de un centro de arte y creación contemporánea, en lo referente a transparencia, metodologías, horarios, igualdad de oportunidades, relación con el público, evaluación… Cabe recordar que las Direcciones Artísticas del Ayuntamiento de Madrid firmamos contratos mercantiles, es decir, como autónomos, y no formamos parte de la empresa pública Madrid Destino. Los problemas de gestión de personal —supuestas razones para nuestro cese— son responsabilidad única de Madrid Destino. Teniendo que arrancar una programación, estuvimos meses sin gerente, herramienta fundamental que la empresa ofrece a las direcciones para poder trabajar con un equipo y poner en marcha un proyecto artístico. Nos encontramos con algunos trabajadores que nos acusaron de extralimitarnos en nuestras funciones simplemente por el hecho de dirigirnos a ellos. La sucesión de bajas empezó a escasos dos meses de nuestra toma de posesión, cuando aún ni siquiera habíamos empezado a desarrollar nuestra programación —ya que se acordó mantener la programación de la dirección anterior hasta junio de 2018—. Cuando arrancamos con nuestra programación, en septiembre de 2018, ya teníamos un equipo diezmado desde hacía meses y cuyas bajas tardaron, en el mejor de los casos, varios meses en cubrirse y, en otros, nunca llegaron a reponerse. Por si esto no fuera suficiente, los problemas excedieron el ámbito profesional invadiendo el personal. Hemos soportado intromisiones a nuestro honor e imputaciones muy graves que fueron refutadas en febrero de 2019, fecha en la que se demostró en una investigación interna de la empresa, que no había existido en ningún caso acoso laboral y que los problemas laborales del equipo de Conde Duque eran previos a nuestra llegada, de lo que se deduce que en cualquier caso se deben a la mala gestión de Madrid Destino. A pesar de lo cual, el Ayuntamiento de Madrid, con conocimiento de causa, ayer sábado decide enviar unos argumentarios inciertos a los medios de comunicación, probablemente porque el trabajo profesional desarrollado en el centro, independientemente de cuestiones de gusto, es incuestionable. Otro motivo sin ninguna justificación que se usa para nuestro cese es nuestra vinculación a BE FESTIVAL. Como profesionales autónomos independientes no tenemos una cláusula de exclusividad, y de la misma manera que es práctica habitual en otras Direcciones Artísticas, escribir, dirigir, dar ponencias, comisariar, en sus centros o en otros espacios, a nivel nacional o internacional, nosotros hemos mantenido una vinculación con BE FESTIVAL, una sociedad sin ánimo de lucro que apuesta por el apoyo a los artistas emergentes Europeos. Al firmar nuestro contrato en Conde Duque, pactamos disminuir drásticamente nuestra vinculación con el festival, lo cual fue autorizado en un anexo adjunto a nuestro contrato —un mes de trabajo para uno de nosotros y 5 días para el otro, al año—. Todo esto, teniendo además en cuenta que la Dirección Artística de Conde Duque es colegiada y compartimos entre dos personas las labores y el sueldo establecidos para una sola persona. La fragilidad que vive nuestro sector, la de los profesionales que vivimos de la cultura, se debe en gran medida a la injerencia política que imposibilita que los proyectos culturales y artísticos puedan crecer y desarrollarse en el tiempo. En este país, existe una colisión entre los ciclos políticos y la cultura; y esta politización propagandística de la acción cultural es un signo inequívoco de una mirada antigua, tanto de las derechas como de las izquierdas, sobre la patrimonialización del derecho a la Cultura. En suma, lo que se plantea aquí es el compromiso con la gestión cultural independiente, realizada por profesionales, desde la sociedad civil, trabajando para el bien común, en el servicio público. Nuestro contrato, en vigor hasta comienzos de 2021, ha sido interrumpido de forma abrupta. Este ataque contra nosotros es también un ataque contra las buenas prácticas, contra la transparencia y contra los concursos públicos en los que todos podemos participar. Los criterios de despido son ajenos a criterios de Dirección Artística y Laborales, son por motivos puramente políticos. Después de M-21, CentroCentro, Fernán Gómez y ahora Conde Duque, de fondo se está atacando a las Direcciones Artísticas elegidas por concurso. La designación directa de una persona que sustituye un cargo legitimado por concurso público, resuelto antes de tiempo, de manera unilateral, pone a ese profesional en una situación muy delicada, obligándole a entrar en el juego de la injerencia política. Desde nuestro sector debemos fomentar el respeto y la independencia de la Cultura sin entrar en clientelismo, ni en la intromisión partidista en las tareas artísticas. ¿Qué futuro nos espera si colaboramos con estas prácticas? Isla Aguilar y Miguel Oyarzun
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