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El derribo de un edificio singular en Tetuán muestra el enfado y la sensibilidad patrimonial del vecindario

La casa de un piso de la calle Limonero era muy apreciada por su rejería y la decoración de su fachada

Luis de la Cruz

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La sensibilidad por el patrimonio de una buena parte del vecindario de Tetuán ha crecido notablemente en los últimos años. Si hace pocas fechas fue el enfoscado con mortero de una de las casas bajas de estilo neomudéjar en el esquinazo de la calle Hiebabuena con Matadero lo que enervó a mucha gente en Teuán, ahora ha sido conocer el derribo de una casa esgrafiada en la calle del Limonero. Curiosamente, las máquinas han dejado en pie su gran puerta de madera (y nada más).

La casa de Limonero 30, de 302 metros cuadrados según el catastro, databa del año 1933, su uso principal era industrial y había sido reformada por última vez en 2014. Era muy apreciada por su bonito esgrafiado, la curiosa rejería de sus balcones y los detalles de madera de la cubierta.

Existen en el distrito algunas otras casas con fachada esgrafiada que si tienen algún grado de protección pero, al contrario que la casa baja de la calle Hierbabuena, cuya obra se paró porque tiene protegida la fachada de ladrillo, la particular casita de cuento de Limonero no contaba con protección urbanística alguna.

La piqueta solo ha dejado el portón de entrada

Según ha podido saber este medio, el Grupo por la protección del patrimonio de Tetuán solicitó que se le otorgara una protección parcial (que implica la restauración obligatoria de la fachada) en el contexto de las fichas que presentó para proteger los edificios neomudéjares del distrito (aunque no se ubique dentro del estilo) pero la solicitud fue rechazada inicialmente y, también, en las posteriores alegaciones.

El inmueble se encontraba junto al edificio racionalista de los años treinta que albergó un pionero centro de formación profesional, el IES Tetuán de las Victorias (ahora en Vía Límite) y, actualmente, el Centro Territorial de Innovación y Formación de la Comunidad de Madrid. Algunos mensajes en los grupos de Whatssapp de Tetuán remarcaban que esa parte de la calle formaba un ámbito paisajísticamente interesante que ahora se ha visto mutilado.

En realidad, el paisaje de la calle ha cambiado en los últimos meses más allá de haber dejado sola la medianería del antiguo centro escolar con el derribo de la casa esgrafiada. El número 32 está siendo objeto de una profunda restauración –más bien sustitución– cuyo resultado final en nada recuerda al edificio original de balcones enmarcados; y el 34 es actualmente otro solar tras el derribo de una casa de planta baja y primera.

La pequeña calle del Limonero pertenece a lo que fue el primer núcleo de Tetuán de las Victorias como arrabal de Chamartín de la Rosa. Entonces, se llamaba calle de Castillejos, nombre que cambió cuando se anexionó a Madrid en 1948, quince años después de que se levantara la casita que ocupaba el actual boquete con perfil de fantasma derribado sobre las medianeras anejas.

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