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¿Por qué se mueren los pinos en Euskadi?

Pinos infectados

Eduardo Azumendi

¿Podría Euskadi dejar de ser verde, su color predominante por su elevada superficie forestal? Lo que parecía un imposible lleva camino de convertirse en realidad por culpa de los hongos ‘Mycosphaerella dearnessii’ y ‘Mycosphaerella pini’ que provocan la muerte de los pinos. ¿Cómo? Deterioran la hoja provocando su enrojecimiento; al final caen y el árbol se queda pelado, perdiendo su capacidad fotosintética. Los síntomas de esta plaga se ven con claridad en los bosques de Gipuzkoa, Bizkaia y Álava (de momento, el territorio menos perjudicado). La enfermedad se conoce como “banda marrón” y “banda roja” por la tonalidad que adoptan los árboles infectados

Los hongos que provocan la enfermedad llevan en Euskadi más de cuarenta años, recuerda el parlamentario de Elkarrekin Podemos y miembro de EQUO Berdeak, José Ramón Becerra. Lo que ha ocurrido es que este verano se ha producido una eclosión sin precedentes. Las condiciones ambientales de alta humedad y temperaturas suaves favorecen su desarrollo, y este año está siendo especialmente favorable para el desarrollo de los hongos. Es decir, el cambio climático ha favorecido la propagación.

El Gobierno vasco acaba de reconocer que uno de cada tres pinos está afectado por el mal y, por lo tanto, va a ser precisa su tala. “Cuando los ejemplares están muy afectados los expertos recomiendan su tala, lo que está provocando cierta alarma en el sector por las pérdidas económicas que conlleva la drástica medida cuando la poda es prematura”, apunta Becerra. Para evitar estos riesgos, los propietarios se están decantando por nuevas plantaciones de otras especies, como el eucalipto.

Euskadi cuenta con una superficie arbolada que comprende el 54 % del territorio, 397.223 hectáreas, uno de los ratios más altos de los países de la Unión Europea. Eso significa, que más de la mitad del País Vasco está compuesta por árboles. El pino radiata supone la parte más importante de estas plantaciones (unas 130.000 hectáreas en total), la mayoría de propietarios particulares. La explotación del pino radiata es una de las principales fuentes de ingresos de la industria de la madera.

Modelo de política forestal

Según Becerra, las medidas que se adopten para contener la enfermedad no deben ir dirigidas a mantener el actual modelo de política forestal, sino a desarrollar uno menos agresivo con el medio ambiente. “Las especies de crecimiento rápido, sobre todo el eucalipto, agotan la fertilidad del suelo y propician su erosión. Apostamos por la implantación progresiva de especies nobles de crecimiento lento y autóctonas, como el castaño, roble, haya, cerezo, y generadoras de un mayor valor añadido y riqueza a medio y largo plazo”.

Plagas anteriores

En este sentido Becerra, plantea si teniendo en cuenta los efectos del cambio climático en la proliferación de hongos y enfermedades entre las especies arbóreas, resulta adecuado seguir promoviendo en los montes vascos el cultivo de especies no autóctonas como el pino o el eucalipto, cuya rentabilidad económica es cada vez más escasa.

En estos momentos, el centro de investigación Neiker, dependiente del Gobierno vasco, colabora con expertos de Nueva Zelanda y Canadá en la búsqueda de tratamientos eficaces para combatir el mal.

Los pinos de Euskadi ya se han enfrentado en reiteradas ocasiones a plagas de hongos, pero en esta ocasión todo parece diferente y mucho más grave. Hace diez años se detectaron más de 12.000 hectáreas de monte en situación de riesgo ante la propagación del hongo fusárium. Esta especie de cáncer en los pinos supuso la tala de los árboles afectados e incluso de los que se encontraban en un perímetro de seguridad de no menos de un kilómetro.

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