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Pedro Sánchez apura los plazos para la investidura tras una semana sin sumar nuevos apoyos

Pedro Sánchez, el pasado miércoles, tras reunirse con el rey en Mallorca.

Iñigo Aduriz

El gran dilema de la política española, que se debate entre la formación de un nuevo Gobierno y el adelanto electoral a noviembre, se resolverá en las primeras semanas de septiembre. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha decidido apurar los plazos y no iniciar una nueva ronda de negociaciones con sus posibles apoyos hasta que falten unos días para que expire el plazo legal para poder celebrar un nuevo pleno de investidura, después del fracaso del primer intento de julio. La fecha límite es el 23 de septiembre. Si para entonces Sánchez no logra los apoyos suficientes para ser reelegido, las generales serán inevitables.

“A finales de agosto o primeros de septiembre hablaremos con el PNV, con los regionalistas cántabros, con las fuerzas nacionalistas de Catalunya y, por supuesto, con Unidas Podemos, a ver si podemos llegar a un acuerdo en base a un programa abierto, con contenido y de política”, explicaba Sánchez este viernes.

Su anuncio llegaba al final de una semana que estuvo cargada de encuentros con colectivos sociales –14 reuniones con 180 colectivos–, pero en la que no lograba sumar nuevos apoyos a su investidura más allá del diputado del PRC que ya le respaldó en el pleno de julio y de un acercamiento de los dos representantes de Compromís que en la reunión que mantuvieron con el propio Sánchez el lunes le manifestaron que veían “más cerca” la posibilidad votar a favor de la reelección del líder socialista.

El viernes concluyó la “primera fase” de una ronda de reuniones con representantes de la sociedad civil que Sánchez había iniciado la semana anterior con el objetivo de “construir un programa abierto de gobierno progresista” que tiene intención de presentar a finales de mes o a comienzos del próximo a todos los partidos políticos, aunque con especial ahínco hacia los que considera sus apoyos más factibles: Unidas Podemos y las fuerzas nacionalistas.

Aumento de las hostilidades

Los encuentros tuvieron lugar con “organizaciones representativas” de distintos sectores como los de igualdad, educación, digitalización, ciencia, transición ecológica o medioambiente, así como con los agentes sociales.

Precisamente los sindicatos apremiaron a Sánchez en su encuentro del jueves a lograr cuanto antes un acuerdo con Unidas Podemos, socio “preferente” de los socialistas, para evitar unas nuevas elecciones. La petición unánime de CCOO y UGT coincidía, en cambio, con un aumento de las hostilidades entre el partido en el Gobierno y la formación que encabeza Pablo Iglesias, que complicaron la relación de dos interlocutores cuyo entendimiento resulta imprescindible para formar un Ejecutivo “progresista” y “de izquierdas” como el que se reivindica desde Moncloa.

“De tantas veces decir que desconfía del PSOE he acabado por desconfiar yo también de las posiciones del señor Iglesias y de Unidas Podemos. Por lo tanto, es recíproca esa desconfianza”, dijo Sánchez el miércoles tras su despacho con el rey en Mallorca, abriendo un enfrentamiento que se tradujo en un cruce de declaraciones y tuits entre los máximos responsables de los dos partidos.

El mismo miércoles el secretario de Acción de Gobierno de Podemos, Pablo Echenique, hacía público un mensaje en su cuenta de Twitter criticando con dureza las palabras del presidente en funciones: “Desconfianza en quien le hizo presidente y con quien pactó los presupuestos más sociales de la democracia. La enésima excusa para seguir buscando el acuerdo con Rivera o llevarnos a elecciones”, afirmaba.

“Agotar los tiempos”

Un día después, el jueves, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, afirmaba que los tuits de Echenique, jefe negociador de Unidas Podemos, “no son constructivos, no ayudan nada”, e incluso muchos de ellos son “exabruptos al PSOE y al Gobierno”. “Esa es la realidad que ellos están construyendo, de nuestra parte no lo habrán visto, a lo mejor porque nuestras siglas nos pesan mucho”, apuntaba Calvo.

A última hora de ese mismo jueves, Echenique sumaba un capítulo más a esta historia de desencuentros. De nuevo a través de las redes sociales, el dirigente de Podemos respondía a la vicepresidenta: “Parece que a Carmen Calvo no le gustan mis tuits. A mí lo que no me gusta es que Sánchez dijese que, si Pablo Iglesias daba un paso a un lado, el gobierno de coalición estaba ya hecho y que eso fuese una mentira y una excusa más. Seguimos esperando una negociación seria”.

Este viernes, en Unidas Podemos tampoco gustó que Sánchez decidiera aplazar sus reuniones con los partidos a finales de agosto o principios de septiembre. A juicio de la diputada del grupo confederal Yolanda Díaz, ese calendario “confirma” lo que ya venían diciendo desde su formación. “Sánchez quiere agotar los tiempos, y la anterior legislatura ya demostró que eso no funciona. Emplazamos a comenzar de nuevo las negociaciones en el punto que las dejamos”, aseguraba este sábado en una entrevista en eldiario.es.

Para el Gobierno en funciones no es posible retomar ese diálogo en el mismo punto después de que en julio fracasaran las negociaciones para formar un Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos. “Hay otras fórmulas, como un acuerdo de investidura o de legislatura. Lo importante es que debe recuperarse la confianza. Tenemos la obligación de recuperar la confianza”, aseguraba la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, el viernes, después del Consejo de Ministros.

“Un espacio común de la izquierda”

El diagnóstico del fracaso de las negociaciones que hace la vicepresidenta de la Comunitat Valenciana y dirigente de Compromís, Mònica Oltra, en una entrevista en eldiario.es, es precisamente la de la falta de confianza entre Sánchez e Iglesias: “Creo que ha faltado en las negociaciones tiempo, escucha, empatía y ha sobrado testosterona. Creo que se ha estado más pendiente de quién ganaba el relato que de la realidad. Si se hubiera estado pendiente de la vida real de miles de personas y se hubiera llevado una negociación con una metodología más razonable, que empezara con un programa de gobierno, con el qué queremos hacer, para qué queremos gobernar… el cómo [los ministerios] y el quién hubieran caído por su propio peso”.

Moncloa sigue insistiendo en su intento de “crear un espacio común de la izquierda” en base al programa que Sánchez y su equipo tienen previsto elaborar en las próximas semanas a raíz de las exigencias de los colectivos sociales. “Será una propuesta abierta, no cerrada”, insisten desde el Ejecutivo. “Queremos un Gobierno ya, cuanto antes, que no haya duda de esto, por eso seguimos llamando a la responsabilidad a todas las fuerzas políticas”, apuntaba el viernes Celaá.

“Pedimos a aquellos que están en la izquierda que arrimen el hombro y que permitan que España deje de estar en funciones. Y a PP y Ciudadanos, habida cuenta de que no hay otra alternativa a la encabezada por Pedro Sánchez, que arrimen el hombro y no bloqueen la investidura”, insistía la portavoz del Ejecutivo.

Durante el mes de agosto Sánchez tiene la intención de seguir manteniendo nuevas reuniones con colectivos sociales “a tenor de la multitud de peticiones”. Sus encuentros con los partidos, únicos interlocutores que pueden facilitar o dificultar su reelección, tendrán que esperar aún otras dos o tres semanas.

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