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Un Orgullo Crítico multitudinario toma la calle en defensa de las personas trans: “Queremos ser, estar y existir sin miedo”

Cabecera de la manifestación del Orgullo Crítico en Madrid, demostrando la "furia trans"

Marta Borraz

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Una riada de banderas, cuerpos y voces diversas en favor de los derechos de las personas trans. Así ha marchado este lunes en Madrid, como cada año hace ya 15, el otro Orgullo, el alternativo, que no ha faltado a su cita. El Orgullo Crítico ha vuelto a manifestarse haciendo coincidir su protesta con el 28 de junio, el día en que hace 50 años los disturbios de Stonewall Inn, en Nueva York, inauguraron el movimiento de liberación LGTBI. Y esta vez, tras más de un año de restricciones por la pandemia y a las puertas de la aprobación de la Ley Trans por parte del Consejo de Ministros, que finalmente se fusionará con la Ley LGTBI, había más ganas que nunca de tomar las calles.

“Más allá de los discursos del amor y el deseo queremos ser, estar y existir sin miedo”, han reclamado los manifestantes desde Plaza España, donde ha culminado la marcha. Cargada de tono festivo y reivindicativo, ha sido también, como cada año, un lugar de reencuentro para muchos; un espacio para compartir entre amigas o compañeros de colectivo o asamblea el día más simbólico para el colectivo LGTBI. Con mascarilla a pesar de estar al aire libre, como indica la norma, y con una abundante presencia de jóvenes, las consignas más coreadas han girado en torno a las personas trans. “Ley Trans ya”, piden los asistentes.

Bajo el lema “Ni sexo asignado, ni género demostrado, furia trans contra toda autoridad”, la protesta ha partido de Atocha pasadas las 19.00 horas para reivindicar una legislación más ambiciosa que la que se aprobará este martes 29. “No nos representa”, zanjan en el manifiesto. Piden que la norma reconozca la autodeterminación de género también de los menores de edad –la ley lo hace desde los 14, y entre los 12 y 14 deberá autorizarlo un juez– o de las personas no binarias, aquellas que no se identifican ni como hombres ni como mujeres, que no son nombradas en el texto. Se muestran contrarios a la “asignación de un sexo anclado en el binarismo nada más nacer” y defienden “la autodeterminación de nuestros cuerpos y nuestras vidas más allá de cualquier autoridad, partido, grupo o institución”, esgrimen.

“Aquí está la resistencia trans”, “binarios son los números y no las personas” o “el Orgullo no se vende, se defiende” son algunos de los lemas que gritan los numerosos manifestantes mientras avanzan por el madrileño Paseo Del Prado. Banderas arcoíris, trans o bisexuales llenan de color y de demandas la marcha, a la que ponen voz y rostro decenas de colectivos y bloques distintos, desde el Bloque Bollero al Racializado o el de personas no binarias. Una gran bandera trans ocupa la cabecera de la manifestación, en la que hay un espacio reservado para las asociaciones de familias de menores trans, que van marcando el ritmo de la protesta.

Un lugar seguro

Es la primera vez que Kuma, de 18 años, asiste al Orgullo Crítico. Esta joven trans ha venido sola, pero reconoce sentirse “muy cómoda” en un espacio “en el que puedes ser tú misma y no sentirte mal, no sentir que te juzgan o que te miran por cómo vas vestida”, explica. Es lo que reivindica y lo que no encuentra en su casa, con su familia, que sigue sin reconocer su identidad, cuenta: “Me siguen tratando en masculino y para mí eso es muy duro, que tus padres y en tu hogar, donde se supone que debes estar segura, no te acepten, no es fácil”. “Las personas LGTBI seguimos siendo blanco de ataques y de discriminación, y por eso es importante estar aquí”, apunta.

Lo mismo, “poder vivir sin ser tuteladas”, es lo que reclama Maribel, ya una veterana del Orgullo Critico. Celebra que mañana el Gobierno apruebe una norma que asegure la autodeterminación de género para personas como ella, que tuvo que esperar casi cuatro años a ver reflejada en su DNI su identidad, además de “pasar por médicos y psicólogos que acreditaran lo que yo decía”. El proceso, dice, es “denigrante” porque “supone que una tercera persona nos tutele, y dé el visto bueno o certifique quiénes somos”. Aún así, lamenta que la norma no contemple a los menores de cualquier edad o a las personas no binarias. “Quizá por querer llegar al Orgullo con la ley aprobada se han dejado cosas fuera”, cree.

Las referencias a la postura de la parte socialista del Gobierno en la negociación de la Ley Trans, que se ha opuesto estos meses a la autodeterminación de género, también forman parte de algunos de los lemas más coreados: “Con Carmen Calvo no estamos a salvo”, dicen señalando a la vicepresidenta primera del Gobierno, que se mostró desde el principio muy crítica con que la libre manifestación de la voluntad de las personas trans fuera el único requisito para modificar su sexo legal. Pero también dirigen sus mensajes al Gobierno en general y al Ministerio de Igualdad en particular, al que reclaman una ley “para todes”: “Irene, escucha, estamos en la lucha”, advierten dirigiéndose a la ministra Irene Montero mientras caminan por la madrileña Gran Vía. Y el mismo aviso le lanzan al presidente Pedro Sánchez.

Han reivindicado también el feminismo y el transfeminismo, en un momento en el que el movimiento está dividido ante la autodeterminación de género y las leyes trans. “Mujeres trans, sujeto feminista”, reclaman en favor de su inclusión. O “aquí estamos las feministas”, gritan evidenciando la brecha. Un sector del movimiento, que se manifestó el pasado sábado en varios puntos de España, considera que la legislación “atenta contra los derechos de las mujeres”; otro, en alianza con el colectivo LGTBI, defiende todo lo contrario y pide garantizar por ley los derechos de las personas trans, que se enfrentan “al estigma y la discriminación” de forma cotidiana, resaltan.

Asumir las zonas grises

“Almeida, hortera, saca la bandera”, gritan los asistentes al pasar por la plaza de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la capital. Este año el Gobierno de la ciudad, en manos del PP y Ciudadanos, ha renunciado a colgar la bandera LGTBI, pero bajo la fachada sin arcoirís destacan las telas que ondean los manifestantes. Entre ellos está Yolanda Cosgaya, que lleva atada a la cadera la bandera LGTBI y al cuello la bisexual. También dos mascarillas, una debajo de otra, con los mismos colores. Vocal de cultura y educación del colectivo LGTBI de Madrid COGAM, Yolanda asegura que las personas bisexuales siguen enfrentándose a “la invisibilidad”, tanto dentro como fuera del colectivo, lo que implica “tener que estar saliendo del armario constantemente”: “Cuando estás con un chico se te lee como heterosexual y cuando estás con una chica como lesbiana. Ya está bien, hay que asumir que hay un montón de grises y de diversidad en la que estamos personas”, explica mientras avanza con sus compañeras.

Las críticas a la Ley de Extranjería, a los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) o al racismo “estructural” también tienen un lugar destacado en la marcha. “Papeles para todas o todas sin papeles” o “que abran las fronteras, queremos más bolleras”, gritan las integrantes del Bloque Bollero, que han centrado la atención en un momento de la marcha al lanzar varios botes de humo. Con otro de los grupos, el Bloque Racializado, marchan Yirka y Saviya, que denuncian “la invisibilizacion” a la que se enfrentan las personas LGTBI no blancas. Y una consecuencia o ejemplo de ello, dice Saviya, es que “somos muy pocos dentro del bloque”.

Asistencia multitudinaria

La asistencia al Orgullo Crítico ha sido rebosante, equiparable a las cifras de manifestantes de las convocatorias anteriores a la pandemia. Es a partir de 2017, con la celebración del World Pride en Madrid, que esta cita más política y diversa se vuelve multitudinaria con la intención de plantar cara a la convocatoria masiva.

Son muchas las demandas que enarbolan, pero sobre todo quieren “hacer sonar las reivindicaciones de todas las disidencias” y ponen el foco en que las luchas LGTBI no se cieguen ante otras discriminaciones diferentes a las motivadas por orientación sexual o identidad de género. Como cada año, lamentan lo que consideran una deriva “capitalista e interesada” del MADO, la protesta oficial del próximo sábado que convocan varios colectivos con participación de las empresas, y reivindican la expresión de la diversidad: “Frente al gay sin pluma musculoso y fuente de ingresos, aquí estamos las diversas críticas”, recalcan.

El Orgullo Crítico no se para en Madrid. A pesar de la lluvia, miles de personas han salido a la calle en Bilbao, también con una especial defensa de las personas trans, donde se han escuchado lemas como “Fuera LGTBfobos del Congreso” o “Sin mujeres trans no hay Orgullo”. El colectivo crítico LGTBI de Murcia ha salido a la calle en dos días consecutivos, primero formando un bloque crítico en la manifestación del domingo y con una convocatoria propia este lunes.

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