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El horario del primer día de colegio: la trampa para la conciliación de la que es difícil escapar

El curso escolar comienza hasta con diez días de diferencia entre CCAA

Olga Granado

9.00, 9.30, 10.00 ... ¡12.30! La hora de entrada para el primer día de colegio este lunes en Andalucía para infantil y primaria varía tanto como centros escolares, pero sí puede haber cierta coincidencia generalizada en la complicación de conciliar vida laboral y familiar esta esperada jornada -y en muchos casos toda la semana- después de dos meses y medio de vacaciones para los niños. Es una jornada en la que no suelen funcionar los servicios de aula matinal o comedor, pero ¿por qué no empieza el colegio de nueve a dos el primer día como el resto del curso?

El caso es que para niños que entran por primera vez en el colegio se regula el periodo de adaptación, y hay cierto consenso en que es necesario, pero la pregunta surge cuando se plantea un horario flexible también para niños más mayores. Por ejemplo, ¿tengo derecho a llevar a las 9.00 el primer día de colegio a mi hijo de 7 años, que entra en segundo de primaria, o me tengo que resignar a hacer malabarismos porque en su colegio han fijado que sea a las 12.00? ¿Y podría hacer lo mismo con mi hijo que entra en infantil de 5 años y que por tanto empieza su tercer año de colegio? En principio, sí. Lo que ocurre es que casi nadie lo hace.

El decreto 301/2009, de 14 de julio, por el que se regula el calendario y la jornada escolar en los centros docentes, a excepción de los universitarios, habla de “periodo de adaptación” exclusivamente para infantil, y en realidad, sólo para los del curso de 3 años, porque se refiere a alumnado de “primera vez” en el colegio. Para el resto, se habla de “horario flexible” para “recepción del alumnado”, y no de “periodo de adaptación”. Y en los dos casos queda a criterio del consejo escolar. Por eso termina siendo tan arbitraria la medida.

Textualmente, en el artículo 6 se dice que “a fin de facilitar la adaptación del alumnado que asista a clase por primera vez y que presente dificultades para su integración, los consejos escolares de los centros docentes sostenidos con fondos públicos podrán establecer al principio del curso un horario flexible”. Lo que sería sólo para niños de infantil de 3 años, pero se ha generalizado, igual que se ha dado por sentado que serán todos los que “presenten dificultades para su integración”.

También precisa que “esta medida que, en ningún caso, se adoptará con carácter general para todo el alumnado, contemplará el tiempo de permanencia en el centro docente, que de manera gradual y progresiva será cada día más amplio”. Y concluye: “En todo caso, una vez transcurridas dos semanas desde el comienzo de curso, el horario de la totalidad del alumnado deberá ser el establecido con carácter general para este nivel educativo”.

Por tanto, debe concluir que si tiene que cambiar su horario de trabajo porque su hijo de infantil de 3 años está citado más tarde sólo el primer día de clase, lo tiene más fácil que otros en los que se dan hasta dos semanas con este régimen. De hecho, tal y como está el decreto, provoca que haya centros escolares en los que el periodo de adaptación dura sólo el primer día de colegio y otros en los que aprovechan las dos semanas, con un horario que va in crescendo paulatinamente, salvo para los casos en los que de manera particular y en común acuerdo con los padres, madres o personas que ejerzan la tutela, se haya decidido prolongar la flexibilización horaria.

Hay quien incluso bromea con que los que necesitan el periodo de adaptación son los profesores, pero en realidad se pierde de vista que éstos llevan ya más de una semana incorporados porque han comenzado el curso el primer día laborable de septiembre, porque aunque sea con las aulas vacías, hay mucho que organizar.

Mientras, la presidenta de la Codapa (Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Andalucía), Estela Gil, recuerda que “son decisiones de cada consejo escolar”. Entiende que “hay padres que no se lo pueden permitir”, pero remarca que “la normativa deja la puerta abierta para que sea así”. De todas maneras, es tajante con la solución: “Hay que ofrecer la posibilidad a los padres que no pueden y tienen que enviar a sus hijos con el horario habitual”.

Estela Gil se refiere específicamente a lo que es el horario flexible para la recepción del alumnado porque también ella entiende que el periodo de adaptación para el primer curso del segundo ciclo de infantil es importante “y no sólo para los niños, algunos con 2 años y que a lo mejor ni se los entiende todavía, sino para el maestro o maestra”.

Francisco Hidalgo, del sector de educación en el sindicato CSIF Andalucía, recuerda que los maestros de infantil insisten en que el periodo de adaptación “es necesario” porque además los niños que entran por primera vez en el colegio llegan con “circunstancias muy distintas”. Los hay que han ido a la guardería y los que no, los hay que ni siquiera tienen 3 años todavía...

“Hemos apostado siempre por que este periodo de adaptación exista y que sean los centros escolares, atendiendo a esas realidades, los que adopten la medida de la manera que lo consideren más conveniente”, expone por ello, y rechaza que se haya “generalizado” el periodo de adaptación: “Otra cosa es que, por organización, se reciba de manera escalonada a los alumnos según los cursos. Pero matiza que ésta es una cuestión ”organizativa“ y la otra es ”pedagógica“.

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