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Entre el banco y el desahucio, un 'negociador'

Protestas y encierros en oficinas bancarias fueron las medidas de presión de Stop Desahucios para obtener un interlocutor de los bancos para negociar.

Carmen Reina

Al inicio del verano, Montse y José firmaron un alquiler social de 100 euros mensuales para vivir en un apartamento desde agosto. Al acuerdo se llegó con Cajasur, entidad de la que habían ocupado una vivienda tras ser víctimas de un desahucio y verse sin otra alternativa para vivir bajo un techo. Unas semanas antes, Rafael y Mireia conseguían del Banco Santander una dación en pago total de la deuda de la hipoteca por su vivienda y empezaban una nueva etapa de su vida sin cargas que les ataran de por vida. En el mismo mes, otra pareja, ésta con un hijo pequeño de corta edad, firmaba un alquiler social con su banco a una semana de que se ejecutara una orden de desahucio sobre ellos.

Estos tres casos ocurridos en un mismo mes son ejemplos que muestran los frutos de la tarea que llevan a cabo el grupo de negociadores de la plataforma Stop Desahucios de Córdoba con los bancos. Una tarea que surgió de la necesidad de las personas afectadas por los lanzamientos y de la voluntad y organización de quienes se plantaron ante las entidades bancarias cuando nadie creía que fuera posible negociar de tú a tú con ellas.

Hace ahora ya más de dos años, en julio de 2013, Stop Desahucios de Córdoba consiguió tener un interlocutor en el último banco que se resistía a ello. Fue Cajasur, el que además ostentaba un mayor número de afectados por hipotecas y procesos de desahucios dada la implantación de la antigua caja cordobesa en la capital. Y, desde entonces y con todas las entidades bancarias, el éxito de los activistas contra los desahucios ha sido establecer la negociación con ellos como vía para buscar una solución caso por caso a cada una de las familias afectadas.

Tal es así que, con bancos como Cajasur, los negociadores de la plataforma mantienen una dinámica de trabajo periódico en la que se recopila información del caso de cada familia afectada y se le envía al interlocutor designado por el banco para que tenga estudiado el caso antes de establecer una reunión ya con los afectados donde buscar una salida a su situación. Y ahí, comienza la segunda y vital parte de la negociación con quienes se encuentran al otro lado de la mesa.

Estos ‘conseguidores’ de Stop Desahucios –una docena de personas aproximadamente- se han formado en cuestiones de legislación hipotecaria, en lo referente a los códigos de buenas prácticas de los bancos y en técnicas de negociación para hacer valer sus fortalezas y no incurrir en errores que puedan dar al traste con la negociación con el banco. Son los valedores que han demostrado que “sí se puede” hacer aquello a lo que se negaban en redondo los bancos hace sólo unos años.

“Nunca acabas de acostumbrarte al desgarro de las familias”

Rafael es uno de estos negociadores que relata su experiencia y la de sus compañeros en el cara a cara con los bancos. “Lo más difícil es que nunca acabas de acostumbrarte al desgarro que viven las familias”, dice mientras, por habituado que esté, se le quiebra la voz al recordar algunos casos. Cuenta cómo, de hecho, al principio, los interlocutores de los bancos preguntaban a las familias sus circunstancias vitales y se interesaban por su situación personal, pero “era tal la carga anímica tan dura para unos y para otros, que tantos los interlocutores como nosotros optamos por centrarnos en la operatividad de las gestiones y dejar los sentimientos a un lado”.

A partir de ahí, la reunión clave entre el banco, la familia afectada y el negociador de Stop Desahucios viene derivando en varias posibles soluciones. “Hay todo tipo de situaciones” –explica Rafael- desde obtener reestructuraciones “decentes” de la deuda que tienen con el banco de manera que puedan pagar menos y poder mantener la propiedad de la vivienda, hasta paralizar el proceso de ejecución hipotecaria, obtener una dación en pago y quedarse sin deuda, o bien negociar un alquiler social en su misma vivienda. Y, en los últimos tiempos cada vez más -como uno de los ejemplos que introducían esta información- negociar un alquiler social en una vivienda del propio banco ocupada por una familia sin otra alternativa de techo.

“Al otro lado de la mesa te encuentras a alguien que tiene que hacer un esfuerzo de empatía. Los interlocutores trabajan para un banco pero también son personas”, apunta este negociador. “Por ambas partes se respira mucha presión” dice para explicar la situación que se vive en estas reuniones: “Es una reunión de trabajo para resolver y aliviar el sufrimiento de una familia y, por la otra parte, quitarse un expediente de encima”.

En la actualidad, en la mayoría de los casos –cuenta Rafael-, dada la dinámica establecida entre la plataforma y los bancos, se da con la solución que puede ayudar a la familia afectada en la primera reunión con la entidad. Aunque también hay casos que alargan la espera durante varios meses “cuando se encasillan en los protocolos de actuación establecidos por la dirección del banco, pero se acaban flexibilizándolos con la intervención de instancias superiores”.

Los resultados, en este tiempo, les han demostrado que su tarea ha obtenido resultados. En 2014, Stop Desahucios de Córdoba atendió alrededor de 700 familias afectadas. En lo que va de 2015, “todas las semanas obtenemos un par de daciones en pago, un par de reestructuraciones de deuda, dos alquileres sociales…”, relata Rafael, satisfecho por un lado de lo conseguido pero empeñado en destacar que ese goteo sin fin significa que este tipo de situaciones dramáticas para las familias se siguen dando a diario.

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