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Susana Díaz apuesta por agotar el mandato y por recuperar su perfil de izquierdas

Susana Díaz reprocha a Podemos su "antisocialismo feroz" y que vaya "de la mano de la derecha"

Daniel Cela

Hay dos claves escritas en el discurso que Susana Díaz pronunció este miércoles en el Parlamento durante el debate sobre política general: la primera es el anuncio firme de que no habrá adelanto electoral en 2018 y la segunda es una lista de promesas que la presidenta ha ido desgranando durante una hora, y que están pensadas para este año electoral. Nunca sabremos qué habría sido de este debate, en qué habrían pensado sus señorías, si a los dos minutos de discurso la presidenta no hubiera dicho: “No piensen en un elefante”. Con o sin adelanto de los comicios, este cara a cara entre Susana Díaz y sus cuatro rivales políticos ha destilado un intenso aroma a campaña electoral.

De todas las medidas anunciadas, la que han destacado los servicios de comunicación del Gobierno andaluz es la orden que inicia el trámite de los Presupuestos Autonómicos para 2019, la que disipa el fantasma del adelanto electoral y abre un escenario de negociación hasta diciembre. Díaz le está diciendo a sus socios de Ciudadanos -los que más crecen en las encuestas- que está dispuesta a agotar el mandato. Ahora el foco del adelanto electoral apunta directamente a Albert Rivera, tan preocupado por romper a tiempo con el Gobierno de Rajoy en Madrid como de distanciarse de Díaz en Andalucía. ¿Alguien puede imaginar que PSOE y Ciudadanos aprobarán sus cuartos presupuestos juntos en diciembre, un mes antes de la convocatoria oficial de las elecciones autonómicas? No piensen en un elefante.

Todos en campaña

Todos los partidos están en campaña, pero los líderes de la oposición parecen más empujados por la urgencia que la presidenta. Susana Díaz ha diseminado un programa de nuevas medidas, y se ha dado un año entero para ponerlas en marcha. “Relájense”. La reacción de sus rivales fue una mezcla de indiferencia e indignación. Ha sido un debate a dos velocidades: Díaz ha pulido mucho sus aristas en este duelo dialéctico. Menos agresiva, mucho más relajada que de costumbre (a ratos, incluso al borde del umbral del sueño), no se ha alterado en ningún momento por los zarandeos de sus rivales. La oposición, más tensionada y acelerada, se ha percatado enseguida, y ha ocupado posiciones estratégicas para una carrera larga hacia las urnas. En los próximos meses irá cambiando sutilmente el paisaje político andaluz.

Uno de los primeros síntomas ha sido el esfuerzo de Susana Díaz por recolonizar el espacio político de la izquierda, ahora que el mandato toca a su fin. Después de tres años gobernando cómodamente junto a Ciudadanos, un partido liberal-conservador, la presidenta andaluza afronta la recta final con una renovada apuesta progresista. También ella necesita distanciarse del personaje que se ha hecho (y le han hecho) en la batalla por el control del PSOE: la que facilitó la investidura de Rajoy y se situó a la derecha del partido frente a los renovadores de Pedro Sánchez.

La socialista ha desempolvado medidas sociales de desigual impacto -en sanidad, educación e igualdad- y ha tendido el brazo a Podemos e IU. “Yo no tengo socios preferentes”, le ha espetado Díaz a una incrédula Teresa Rodríguez. El guiño más visible ha sido la oferta para pactar el blindaje del 5% del PIB para gasto educativo en los Presupuestos, una propuesta que los grupos de izquierda reciben con cierto desdén, porque ya fue registrada por ellos conjuntamente en el Parlamento. No es imposible el acuerdo, pero ahora se antoja más como otro pulso por capitalizar la iniciativa progresista.

Pactos de izquierda

La presidenta de la Junta se ha abierto a pactar, pero su discurso va más dirigido al votante de izquierdas que a los grupos de izquierdas que le disputan el espacio político al PSOE. En tres años de legislatura, Díaz no ha necesitado ni ha querido pactos con Podemos e IU, porque ha gobernado cómodamente con Ciudadanos, con el que aprobó tres presupuestos, logrando un mandato sin los sobresaltos que vivió en su etapa anterior con IU. El coste político es que, en estos años, el epicentro del debate público andaluz se ha desplazado a la derecha y ha girado en torno a medidas de corte conservador, como la reducción del impuesto de sucesiones y donaciones, que grava más a los más ricos.

Ahora Ciudadanos, aupado en las encuestas, marca distancias con el PSOE mientras gana terreno electoral al PP andaluz. Su portavoz, Juan Marín, ha aportado una nueva clave esta semana, cuando ha sepultado como si nada una máxima que su grupo venía defendiendo desde el inicio del mandato, a saber: que debe gobernar la lista más votada. En el tramo final de legislatura, y con los sondeos augurando un empate entre PP y Cs por el primer puesto, Albert Rivera ya no cree en ese lema, porque se ve más cerca de la Moncloa. La traducción en Andalucía es que Ciudadanos estaría abierto a pactar con el PP si la aritmética facilita un pacto similar al que se está gestando en Madrid, y que supondría desbancar al PSOE andaluz después de 36 años en el poder. Aunque ninguna encuesta, ni pública ni privada, arroja un escenario parecido.

“Antisocialismo feroz”

Díaz asegura que no tiene socios preferentes, pero su sintonía con Ciudadanos es tan evidente como su rivalidad visceral con Teresa Rodríguez. La presidenta suele ningunear a la gaditana recordándole que es mucho más fácil entenderse con cualquiera de su partido antes que con ella. Aun así Díaz quería visibilizar un acercamiento a la izquierda, pero la izquierda la ha recibido con escepticismo, rencor y rabia. IU fue expulsada de un Ejecutivo de coalición por el PSOE hace tres años, la coalición quedó reducida a cinco diputados tras los comicios, y su puesto en el Consejo de Gobierno lo ocupó un partido de derechas. Y eso Maíllo no lo ha olvidado.

“La llegada de Ciudadanos está empeorando la calidad de vida de la gente y usted está alimentando a ese monstruo”, le ha dicho a la presidenta. Su discurso ha sido muy duro -Díaz le ha llegado a llamar “autoritario”- y de su diálogo se desprenden pocos visos de entendimiento. El líder de IU le ha reconocido el valor de algunas promesas -la gratuidad de las matrículas universitarias, la carrera profesional para ciertas categorías sanitarias- pero ya no se las cree. “Nadie es más de izquierdas porque lo diga 20 veces. Yo no lo he dicho ni una vez en mi discurso”, advirtió.

El careo con Rodríguez ha sido igualmente tenso. La líder de Podemos ha recordado que es posible el entendimiento con el PSOE, como demuestran los acuerdos sobre la Ley de Participación, de Memoria, de Deportes, la Ley LGTBi o la de Caminos Públicos, pero se ha negado a retirar su propuesta sobre el blindaje del gasto educativo -ya registrada en el Parlamento- “para tener que llegar a un acuerdo con el PSOE por la puerta de atrás, donde ya no hay focos”. “Usted no va a adelantar las elecciones porque Cs le está quitando votos también al PSOE. Le han abierto tanto el camino a la derecha, que ahora no pueden pararla”, le dijo Rodríguez. La presidenta ha vuelto a acusarla de “antisocialismo feroz”.

Corrupción

Cuatro horas de debate después, ha llegado el turno del líder de la oposición, el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, que ha empezado por el principio: “¿Se compromete a convocar las elecciones cuando tocan, en marzo de 2019?”, le ha preguntado, para luego ofrecerle su apoyo en los Presupuestos de 2019. Díaz ha vuelto a tomarse a Moreno a la ligera, la presidenta no puede dejar de sonreírse cuando éste le habla de liderazgo, y le acusa de sacar una y otra vez el tema del adelanto electoral para “tener tensionada a sus filas”.

El líder popular le ha exigido explicaciones por el caso de la tarjeta de crédito de un alto directivo de la extinta Faffe -la agencia de formación para el empleo- que, según investiga la Guardia Civil, pudo usarse en un club de alterne. “¿Cuántas tarjetas black hay en la Junta? Primero dijeron que una y ahora ya piensan que puede haber hasta cuatro”, dice Moreno. La presidenta ha asegurado que bajo su mandato no ha habido ningún caso de corrupción y que su Gobierno ha puesto en conocimiento de la Guardia Civil y la Fiscalía los datos digitales sobre esta tarjeta de crédito. Díaz dice que el juzgado que investiga este asunto cuenta con esa información desde 2015, aunque el PP sostiene que no pudo ser en esa fecha, porque los investigadores no reclamaron a la Junta por escrito los datos hasta septiembre de 2016.

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