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El fin de la exclusión financiera en la Granada rural: 36 pueblos tendrán cajero automático

José Entrena estrenando el primer cajero

Charo Solís

Un gesto tan cotidiano como ir a una ventanilla o a un cajero para retirar efectivo nunca ha sido posible en Bácor-Olivar. Hasta ahora. Por primera vez en su historia, esta pequeña entidad local autónoma dependiente de Guadix (Granada) cuenta con servicios bancarios. Un convenio suscrito en enero entre la Diputación de Granada y la Caja Rural de Granada va a poner fin a la exclusión financiera de ésta y otras 35 localidades granadinas. Sus 380 vecinos van a poder desde solicitar un crédito a conocer su extracto bancario o cobrar su pensión sin tener que desplazarse más de seis kilómetros hasta Freila, el pueblo más cercano que tiene banco.

El presidente de la Diputación, José Entrena, reconoce que “ha sido una lucha quijotesca”. Se propuso al inicio de su mandato en 2015 acabar con el aislamiento financiero y lo ha logrado a punto de que este expire el próximo 26 de mayo. Llamó a las puertas de todas las entidades que operan en la provincia e insistió como “un martillo pilón”. Pero el criterio de rentabilidad pesa mucho en la cuenta de resultados y más aún cuando los bancos está en pleno proceso de cierre de oficinas y reducción de plantilla. Un cajero no es una buena inversión ni a corto, ni medio ni a largo plazo en un pueblo, pero Entrena apeló “a la sensibilidad y a la responsabilidad social” de las cajas. La Caja Rural de Granada accedió y firmaron el protocolo de colaboración para una ventanilla al mundo rural.

Necesidades de “la España vaciada”

En tiempos de banda ancha, 5G y fibra óptica, la banca electrónica no llega al entorno rural. La población está envejecida y le es difícil interiorizar las gestiones online. La brecha digital y generacional, unida a esa exclusión financiera, ha obligado a los mayores de Bácor-Olivar a contratar un taxi o pagar a algún vecino para que les acerque con su vehículo al banco del pueblo más próximo; una suerte de economía colaborativa en la que no media aplicación ninguna. “Luego tienen que guardar una cola en la caja, coger todo el dinero de su pensión, traerlo y guardarlo en casa, con el problema de seguridad que eso supone”, explica la alcaldesa de esta entidad local, Laura Martínez Bustamante.

La edil, que define esta jornada como “día histórico”, no sólo constata la ventaja de tener un cajero para los vecinos de más edad. Se están asentando en el pueblo familias jóvenes al calor de proyectos de turismo rural y cada vez hay más visitantes gracias a las viviendas-cueva, las rutas de senderismo por los badlands y el proyecto del Geoparque de Granada.

“Este servicio que para un habitante de ciudad es normal, para nosotros es fundamental para nuestro desarrollo. Ahora que la España vaciada se ha echado a la calle, hay que recordar la necesidad de que, para que nuestros pueblos no mueran, las administraciones y las empresas privadas se impliquen dejando a un lado si su inversión es viable, rentable o amortizable”, reflexiona Martínez Bustamante, que aprovecha para recordar que el pueblo está sin comunicación directa por autobús con Granada, porque la empresa que lo prestaba lo suspendió por su escasa rentabilidad, o que tan sólo tiene un médico tres días a la semana. En Andalucía, restando estos 36 municipios, quedarían aún 94 sin cajero, según los datos de mayo de 2018 de un artículo del Banco de España. En el resto de España, casi 4.000 se contabilizan.

Granada, amenazada con la despoblación

“Si no hay un banco, una escuela, un centro médico o una farmacia, se condena a muerte en los pueblos”, corrobora Entrena. Lo dice con preocupación, porque Granada es una de las provincias que más acusa la despoblación en Andalucía. De los 174 municipios y 6 ELAs con los que cuentan, cien de ellos están en ese proceso, aunque “no se ha cerrado ninguno”, aclara. Ante la complejidad de este problema, aboga por un “gran pacto de Estado” para invertir la tendencia y atraer población al medio rural con reformas legislativas, incentivos fiscales a las empresas que se asienten, la mejora del transporte y las comunicaciones.

La sucursal de Bácor-Olivar está en el Ayuntamiento. Hay un cajero y se cederán las dependencias municipales para que con cierta regularidad un equipo de asesores puedan atender de manera personal a los vecinos.

Será también así en el resto de municipios adheridos al acuerdo, el último de ellos, Monclín, aunque todavía quedan algunos ajustes tecnológicos que hacer en los cajeros. Luego habrá que formar a los propios usuarios para que se familiaricen con su uso, desde el sistema contacless al pago por NFC con el móvil, hacer ingresos, pagar impuestos o recargar el móvil, pero el presidente de la Diputación granadina está “eufórico” porque pensó que no lo iba a conseguir.

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