¿La hora de las mujeres en la política andaluza?
Más de treinta años de democracia en Andalucía y sólo se recuerda un cabeza de cartel para elecciones autonómicas con nombre de mujer en las formaciones políticas con representación parlamentaria: Teófila Martínez, candidata por el PP en 2000 y en 2004. En el resto de ocasiones, no ha habido duda. Hombres todos.
Tras el anuncio de Griñán sobre su retirada de la carrera electoral, el suelo se mueve bajo los pies de PSOE, PP e IU y las tres formaciones están acelerando el paso en busca de candidato ante unas elecciones que, según todos los pronósticos, no van a llegar a 2016. Y en la búsqueda, Andalucía está viviendo un momento histórico; un momento histórico de género.
No es la primera vez que se han barajado nombres de mujer. Pero sí es la primera que se hace en un momento de elección real, en un minuto decisivo y todos los partidos a un tiempo: las quinielas de propuestas en todos los grupos políticos cuentan con mujeres en la parrilla de salida. Tienen en común ser mujeres y menores de 50 años. Y aunque no todas parten con las mismas posibilidades, todas están ahí, abriendo una ocasión en la política andaluza, marcando la diferencia, aunque sólo se quede en oportunidad.
La consejera de Presidencia Susana Díaz será la candidata a la Presidencia por el PSOE andaluz tras presentar un apabullante número de avales. Es más, el hecho de ser mujer (además de su edad, casi 39 años) forma parte de su atractivo como candidata y de ese perfil de “cambio” en el que tanto insistió el presidente Griñán en su discurso.
Elena Cortés (40 años) puede jugar en IU la baza de la popularidad y visibilidad que le ha dado uno de los decretos estrella de este año del Gobierno en coalición: el decreto por la función social de la vivienda, conocido también como decreto antidesahucios. Las fechas pueden cuadrarse a su favor si el proceso electoral se acelera mucho frente a un todavía desconocido Maíllo para los votantes. Sin embargo, el respaldo histórico de Antonio Maíllo como coordinador y su capacidad de consenso en las variopintas aguas de IU auguran una posición fuerte del líder de la formación de izquierdas.
En el caso del PP, Carmen Crespo (47 años) no se ha pronunciado ni en un sentido ni en otro sobre si se presentará o no a liderar el PP andaluz, lo que no la descarta de las quinielas gracias al importante y visible cargo institucional que desempeña como delegada del Gobierno de Andalucía. En el caso de que se decidiera, no tendría un sólo rival: Juan Manuel Moreno (Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad), José Luis Sanz (secretario general del Partido Popular andaluz) o José Antonio Nieto (alcalde Córdoba) han sonado como posibles relevos de un Zoido sin interés por la política autonómica y que podría incluir en la lista de los “presentables” a la actual ministra de empleo Fátima Báñez.
La mera oportunidad histórica ya es digna de mención en una comunidad donde cada vez son más las mujeres en la política. De hecho, en el Parlamento autonómico hay una presencia de un 47,7% de diputadas, por encima de la media nacional; un creciente 36% de mujeres en diputaciones provinciales y un 20% de alcaldesas. Una oportunidad que muchas andaluzas no políticas (en Andalucía ya residen más mujeres que hombres) podrán leer como un avance, un espejo.
Evidentemente no por ser mujeres van a ser mejores candidatas. En cada caso, por el bien de todos, ganará el mejor o la mejor. Pero es un buen síntoma, una señal saludable de que, a pasos más pequeños que grandes, la política también cambia en clave de género y no sólo gracias a las listas cremallera (que también). Y por eso se ha celebrado que ya hemos tenido en España dos vicepresidentas de distinto signo político. Y por eso recordamos a pioneras de la política como Soledad Becerril o Amparo Rubiales. ¿Será esta oportunidad un síntoma de que ha llegado la hora de las mujeres en la política andaluza? ¿La hora de todos y de todas de verdad?
