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El Ayuntamiento de Estepona, del PP, adjudica el restaurante del nuevo “faro cultural” a la empresa recién creada por la pareja de un hijo del alcalde

El alcalde de Estepona, José María García Urbano, en una imagen de archivo

Néstor Cenizo

Estepona (Málaga) —

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El Ayuntamiento de Estepona, gobernado por José María García Urbano (PP), ha adjudicado la explotación del restaurante y la terraza del nuevo Mirador del Carmen a una empresa recién creada por la pareja de uno de los hijos del alcalde. El nuevo local se ubicará en las últimas tres plantas de la nueva torre “sociocultural”, un edificio a pie de playa donde el Ayuntamiento pretende instalar una biblioteca, un auditorio, un conservatorio y un museo, que ya alberga piezas de la colección Carmen Thyssen. La torre es uno de los nuevos emblemas de la ciudad, fue inaugurada justo antes de las elecciones municipales y ha costado más de 16 millones de euros de dinero público.

El nuevo restaurante, que ahora busca camareros, auxiliares y djs, tendrá una superficie total de 430 metros cuadrados y deberá disponer de una oferta gastronómica propia de un “proyecto turístico de calidad”. A priori, se presenta como un buen negocio: una ubicación casi inmejorable junto al paseo marítimo, en una zona que acaba de ser objeto de una ambiciosa transformación, con fabulosas vistas al mar y el atractivo de estar situado en el nuevo “faro cultural” de la Costa del Sol, lo que augura un movimiento continuo de personas de suficiente poder adquisitivo. La distribución en tres plantas hará que sea posible servir desayunos, brunches, comidas y copas en su exclusiva terraza.

Lo que exigía el Ayuntamiento a cambio de ceder este espacio durante veinte años no era mucho, si se compara con los precios alrededor. Un canon de 27.427 euros al año actualizables al 2% anual, si bien los dos primeros años se eximía del pago. Además, la adjudicataria deberá acometer una inversión inicial de 120.000 euros.

Nadia Odeh Núñez es la administradora y socia única de la adjudicataria. Su Linkedin recoge experiencia como azafata en tierra y de cabina, pero en la actualidad realiza labores de comunicación y marketing en el Hotel Villa Padierna. Es también pareja de uno de los hijos del alcalde, tal y como indican fuentes locales a este medio y puede comprobarse en sus perfiles en redes sociales.

García Urbano firmó el contrato de adjudicación el pasado 16 de junio. La ley de Régimen Jurídico del Sector Público obliga a que las autoridades y el personal de la administración se abstengan de intervenir en procedimientos en los que tengan “interés personal”.

El ayuntamiento no ha respondido al cuestionario remitido a mediodía de ayer. Tampoco ha respondido la administradora de Inversiones Delmar en ninguno de los dos correos obtenidos por este medio.

Canon hasta cuatro veces inferior al precio de locales cercanos

Inversiones Delmar es una entidad sin experiencia previa en los negocios de restauración ni cifra de negocio. Fue creada el 17 de noviembre y apenas siete meses después, el 25 de mayo, le fue adjudicada la concesión de este local público. El 11 de junio de 2023 (cinco días antes que el alcalde) su administradora única firmó digitalmente el contrato.

Inversiones Delmar se constituyó con 3.000 euros de capital social de 2022, lo que plantea el interrogante de con qué capital va a constituir la garantía y acometer la inversión inicial que exige el pliego. Más allá de eso, el negocio pinta bien. Son 430 metros cuadrados, con casi trescientos de superficie comercial útil en tres plantas aprovechables para explotar barra, salones y una terraza con vistas al mar, con acceso exclusivo e instalaciones independientes del edificio. El negocio no estará solo en las comidas, que se pretende que sean de calidad. Subir al mirador de la última planta ya costará un euro a cualquiera que no sea cliente.

Al presentarse al concurso la empresa dijo tener un acuerdo de intenciones con el chef Jaime Trinidad de Haro, además de un “principio de acuerdo” (no acreditado, según el ayuntamiento) con el actual chef del99 Sushi Bar Villa Padierna. También propuso utilizar el mirador como “observatorio astronómico”, realizar visitas escolares o actividades deportivas como yoga, pilates, taichi o bodymind con “desayunos saludables o brunch”, y se comprometió a dar una comida gratis al año para 200 personas usuarias del comedor social de Estepona.

El canon que va a cobrar el ayuntamiento por ceder este espacio público parece una buena oportunidad de mercado. 27.427 euros anuales por 430 metros cuadrados a pie de playa, en una zona altamente revalorizada, arroja un precio de 5,35 euros/mes por metro cuadrado. La web Idealista arroja cifras muy superiores en la zona, para locales que no tienen el atractivo añadido de estar en la nueva y lustrosa torre. Hay un local de 286 metros cuadrados por 4.500 euros al mes (15,73 €/m2), otro de 320 metros cuadrados por 6.400 €/mes (20 €/m2) y un tercero de 284 metros cuadrados por 3.300 euros al mes (11,62 €/m2), todos ellos en el Puerto de Estepona, muy cerca de la nueva torre.

A pesar de que las condiciones son aparentemente muy favorables, solo dos empresas se presentaron al concurso: la adjudicataria y Century Boni Group, que presentó su oferta el mismo día que vencía el plazo. Lo hizo a la hora límite, las dos de la tarde.

Una polémica torre pública a pie de playa

La torre en la que se ubicará el restaurante llama la atención por su emplazamiento y su tamaño, fuera de toda escala en el entorno: son trece plantas sobre rasante y a pie de mar, donde antes estaba el esqueleto de un hotel autorizado en la época del GIL que se paró en 2003 por ilegal. Tiempo después, el Ayuntamiento permutó la parcela, y finalmente lo que no pudo hacer el promotor privado, ha podido el público. La torre, diseñada por el arquitecto Salvador Moreno Peralta, culmina en el llamado Mirador del Carmen.

Debajo y hacia el norte, apenas a diez metros, hay una placa colocada en la Plaza Virgen del Carmen que quedó rápidamente desfasada: “Plaza de la Virgen del Carmen, de los Pescadores, sencilla y marinera, hoy se abre definitivamente hacia horizonte natural, la mar”. Se colocó el 15 de julio de 2016, ya sin las ruinas del hotel, pero en su lugar han colocado ahora una torre pública, opacando nuevamente a la plaza, la capilla marinera y la estatuilla de la Virgen del Carmen. El Ayuntamiento modificó el PGOU para encajar la nueva torre en 2017, apenas un año después de que se pusiera la placa.

Los vecinos y los cofrades, que se movilizaron contra las ruinas del hotel, no parecen molestos con el nuevo edificio municipal. Mientras abrillanta el trono procesional tras la salida del 16 de julio, una mujer amaga con una mueca de disgusto por la torre, pero una compañera sofoca rápidamente el conato: “No pasa nada, porque Ella casi nunca está aquí sino en otra sede, así que realmente casi no le ha quitado vistas”. “Ella” es la Virgen. Y añade: “Hay que ver las cosas buenas. Anoche proyectaron el encierro de la Virgen en la fachada de la torre y todo el mundo pudo verlo”.

La torre se clava como una estaca a 30 metros de la arena. Desde su mirador, donde se ubicará el restaurante, se domina la playa de la Rada y el viejo faro de Punta Doncella. Justo debajo, el viejo barrio de pescadores que hoy se felicita por el nuevo paseo, y la sierra como fondo. En el interior de la torre sociocultural está prevista la apertura de una biblioteca y un conservatorio de música, y ya lucen los cuadros de la colección privada de Carmen Thyssen, que se exhibirán hasta mediados de septiembre. “Una combinación que no puede ser más perfecta: música, arte y libros”, dijo el alcalde durante su inauguración, el 30 de marzo, al límite de lo permitido por la Ley Electoral.

Su construcción fue encargada a Bonifacio Solís, un empresario con vinculaciones con el alcalde en otras empresas, por 14,5 millones de euros. El proceso fue impugnado por el Colegio de Arquitectos, que denunció que se había omitido documentación esencial como los planos de definición o “datos y cálculos básicos”. La impugnación fue desestimada por un órgano municipal de recursos contractuales, y luego por un tribunal andaluz porque ya había resuelto el órgano esteponero. En ninguna de las dos resoluciones se valora el fondo del recurso del Colegio. Dos de las cuatro ofertas presentadas fueron idénticas y otra, un céntimo más barata.

El Mirador del Carmen es la obra más cara acometida nunca por el municipio, pese a lo cual el coste subió en 1,8 millones de euros para pagar una supuesta modificación imprevisible que permite, ahora sí, acoger muestras pictóricas “de mayor envergadura en el ámbito internacional”. En total, la torre ha costado 16.350.292,44 euros de dinero público.

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