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“El arte no se vende, se compra o no si te gusta o no te gusta”

El fotógrafo Iñaki Campos expone doce de sus fotografías en la sala Black Bird de Santander.

Isabel Ceballos

La unión de dos pasiones, la música y la fotografía, llevó al eibarrés Iñaki Campos a elegir su profesión. Su trabajo como fotógrafo de festivales y conciertos le ha llevado a lo largo del mundo dándole la oportunidad de retratar a sus bandas favoritas, pero aunque parezca una profesión de ensueño en España tiene un lado oscuro: “Aquí hay poca profesionalidad, lo quieren todo gratis”, lamenta el fotógrafo.

Trabajó 10 años para la revista Metal Hammer, pero actualmente ejerce su profesión como freelance tras un intento frustrado de montar una agencia a nivel nacional. Pese a todas las dificultades sigue uniendo sus pasiones, y además de fotografiar ambientes relacionados con la música, realiza trabajos en otro tipo de eventos como festivales de cine o teatro. La sala Black Bird en Santander recoge ahora una selección de una docena de sus fotografías, bajo el título 'You play, we shoot', que estarán disponibles a la vista del público hasta finales de verano.

¿Qué nos puede contar sobre su trabajo como fotógrafo?

Llevo más de diez años en esto de la fotografía, lo dejé una temporada cuando todavía estaba la fotografía analógica y volví a principios de la digital. He reunido mis dos pasiones, la música y la fotografía, y tomé la decisión de dedicarme a sacar fotos de conciertos.

¿Qué podemos encontrar en su exposición 'You play, we shoot'?

Es una recopilación de diferentes fotos, países y eventos. Diez años viajando por todo el mundo cubriendo eventos dan para mucho: he estado en Estados Unidos, en Londres, en Japón… En la muestra hay una pequeña representación de mis fotos. No sigue un hilo argumental, tampoco son las que más me gustan, pero sí me representan como fotógrafo.

¿La elección de su profesión fue algo que siempre quiso hacer o el placer de la fotografía vino con el tiempo?

Fue primero la música. Llevo desde los 20 años haciendo fanzines, programas de radio, siempre relacionados con la música. Estuve unos 10 años trabajando para la revista Metal Hammer y ahora soy freelance y colaboro con medios fuera de España. Aquí hay poca profesionalidad, lo quieren todo gratis, mientras que en el extranjero te pagan por tu trabajo. La fotografía digital ha destruido lo que era tradicionalmente la profesión. Todo el mundo tiene una cámara o un móvil y se le da menos valor al trabajo de fotógrafo. Lo primordial ahora mismo no es la calidad de la fotografía, es saber venderla y ser muy bueno como comercial. Meterte en las redes sociales, hablar con las bandas, con los sellos, con las discográficas. Yo no quiero vender mi fotografía, si te gusta la compras y si no, no. No te tengo que vender algo porque sí, es arte. El arte no se vende, se compra o no si te gusta o no te gusta, pero no te lo tengo que vender. Pero así es como funciona actualmente, entonces hay que adaptarse.

¿Qué destaca de su trabajo en festivales? 

El ambiente, el estar allí y vivirlo. Sobre todo si tienes la oportunidad de trabajar para alguna banda, el vivir el concierto encima del escenario. Lo que resulta cansino son las políticas de tres fotos sin flash. El flash seriamente está descartado, perfecto, pero cuando ves en el foso gente con móviles, incluso con iPad dices: ¿Pero esto qué es? Esto es nuestro territorio y eso debería ser sagrado. Al margen de esto, la cuestión de los tres temas depende mucho del festival, si el festival es muy grande no tienes ni tres temas, tienes uno, ¿qué puedes representar? En primer lugar la banda no está preparada todavía y no está en su momento álgido, no entiendo esa forma de trabajar. Cuando más disfruto es cuando trabajo para las bandas o para la organización y tengo libertad total para hacer realmente lo que me gusta. De la otra forma, hago los tres temas y me voy. En los festivales cuando acabo de sacar las fotos en los tres temas, voy al público. Cada vez piden más fotos de la gente porque las fotos de las bandas las tiene todo el mundo. Lo importante es conseguir lo que no tiene nadie y para eso necesitas contactos. Me encuentro más a gusto en salas de conciertos, en festivales con 70.000 personas tienes que ir de escenario en escenario y es una locura.

¿Alguna banda a la que le hiciese especial ilusión retratar?

Black Sabbath, aunque ahora mismo no están en su mejor momento, no son la formación original porque falta el batería, pero siempre ha sido mi banda fetiche. También tuve la ocasión de cubrir un concierto de Dio antes de su muerte, fue bastante especial. Lo mismo me pasó con Motörhead antes de la muerte de Lemmy. Ese tipo de cosas son con las que me quedo, más que bandas, porque por ejemplo a Metallica les he fotografiado diez veces, Iron Maiden ni sé las veces que les he fotografiado. Esto ya no me aporta nada, este año he podido fotografiarles dos o tres veces y no he querido ir, ¿para qué? Si va a ser más de lo mismo. Me motivan más bandas pequeñas que están empezando y que tienen ideas originales sobre todo a la hora de la puesta en escena. Les saco más partido porque fotográficamente te dan mucho más juego, tienen ese algo especial que quizá tenían las otras bandas cuando empezaron, pero estas lo tienen ahora.

¿Cómo está actualmente la prensa dedicada a la música?

Horrible, por no decir alguna burrada. Directamente no existe. Existen revistas que se mantienen de gente que trabaja gratis. Para encontrar profesionalidad te tienes que ir fuera, allí ves que por lo menos valoran tu trabajo. Las revistas aquí se mantienen por gente que lo único que quiere es salir en los créditos. Al no haber profesionalidad, la mayoría de los fotógrafos que existen a nivel nacional tienen sus propios trabajos, entonces tienen la fotografía como un segundo trabajo o un hobbie. Yo me dedico exclusivamente a la fotografía, o por lo menos lo intento, porque la cosa está cada vez peor. Cuando tú vas a ofrecerle algo a un sello nacional, te vacilan y te dicen: “No, es que este me lo hace gratis”. Incluso en revistas y periódicos importantes han aparecido fotos hechas con el móvil.

Además de eventos relacionados con la música, ¿qué otro tipo de sesiones realiza?

He hecho sobre todo eventos, cine, teatro, he cubierto festivales de cine como el de San Sebastián y el de Sitges. Me encanta el cine, es otra de mis pasiones. También he intentado cubrir deporte, pero necesitas un equipo muy específico, para fútbol necesitas un equipo que no está a mi alcance y tampoco le iba a sacar mayor partido salvo que haga los dos grandes equipos de España, que son grandes por el nombre, no por otra cosa, que son el Madrid y el Barcelona. Intento hacer otras cosas como moda, porque la fotografía es muy amplia, no hay que centrarse únicamente en una categoría porque de tu pasión es muy difícil que vivas. Últimamente estoy haciendo bastante viajes, hice una exposición de mi último viaje a Japón en una de las ferias más importantes de manga y de anime en Madrid y fue curioso, porque estaban mis fotografías que eran más actuales, con fotografías del siglo XIX, entonces el contraste era increíble.

¿Cuáles han sido las ventajas e inconvenientes de montar su propia agencia?

Cuando empecé con la agencia, mi idea era hacer lo que se hace en Europa, crear un banco de fotos para ofrecerlas a los medios. Esa idea duró tres meses, me di cuenta de que era imposible aquí, solo es posible fuera. Puede que cuando me vaya fuera de este país retome la idea, pero aquí he desistido.

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