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La Dama Roja se tiñe de negro: los senderos de toda Cantabria sufren múltiples actos de vandalismo

Vista del Pico San Vicente desde la Dama Roja.

Pedro Merino Múgica

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Los rayos de sol se filtran con dificultad entre la espesura del encinar. El camino es trabajoso, pero el entorno lo merece. Sin embargo, algo quiebra la armonía del dosel verdigrís: una mancha negra rasga la blancura de la caliza. Poco más allá, otra. Y otra, y otra...

Los actos vandálicos denunciados en los últimos días en los senderos de Campoo no han sido, ni mucho menos, los únicos. Desde hace más de medio año la mayor parte de los sendas cántabras señalizadas como Pequeño Recorrido (PR, con marcas blancas y amarillas) han sido objeto de ataques similares, siendo tachados de manera sistemática. La señalética de madera ha sido, en muchas ocasiones, destruida. “Atentado”, “barbaridad”, “salvajada”… son algunos de los calificativos que desde el mundo de la montaña y del turismo se han utilizado para tildar este despropósito.

En el Alto Asón estos ataques comenzaron aproximadamente en marzo, y más o menos por las mismas fechas se produjeron también en la zona del Miera. Después, en otras comarcas de Cantabria. En mayo, la Red Cántabra de Desarrollo Rural dijo que había denunciado los hechos ante la Guardia Civil.

Dos preguntas surgen ante esta cuestión: ¿Quién y por qué ha perpetrado estos hechos? Aunque la respuesta dista de estar clara, todo indica que detrás de este dislate se encuentra el cambio de normativa sobre señalización de senderos.

Un decreto polémico

En el origen de ese cambio legal estuvo la presión de diferentes federaciones de Montaña (incluida la cántabra), que consideraban necesario un marco legal que fuera más allá de las normativas propias de dichas federaciones (que no tenían rango de ley). Tras la aprobación por diversas comunidades autónomas de decretos en este sentido, en 2016 el Parlamento de Cantabria aprobó una Proposición no de Ley que solicitaba se regularan los senderos “bajo el criterio experto de la Federación”. En marzo de 2021 el Gobierno de Cantabria aprobó el Decreto 34/2021 que regulaba la señalización de los senderos deportivos

Dicho decreto fue bien recibido por la Federación Cántabra de Deportes de Montaña y Escalada (FCDME), pero no así por la otra entidad que había jugado un papel relevante en la señalización de los senderos en las dos últimas décadas en Cantabria: la Red Cántabra de Desarrollo Rural, que engloba a los diversos Grupos de Acción Local (y estos, a su vez, a los municipios).

Estos grupos, junto con muchos ayuntamientos, habían sido los promotores del balizaje de gran cantidad de senderos con fines turísticos. Para la Red, la nueva normativa generaba “inseguridad jurídica”, pues la definición de los senderos que quedaban englobados en la nueva normativa era -a su entender- confusa, señalando que la definición de “actividades lúdico-deportivas” era un concepto jurídicamente indeterminado.

Además, desde la Red se criticó que en la elaboración de la normativa no se hubiera contado para nada ni con las administraciones locales ni con la población rural. Y eso que el marcado físico de la mayoría de estas rutas corrió de la mano de municipios, Grupos de Acción Local, grupos de montaña, senderistas o vecinos.

En otoño de 2022 la Federación envió cartas a diversas entidades que habían promovido el marcaje de senderos indicando que tenían que optar entre volver a homologar los senderos o eliminar todas las señales blancas y amarillas, recordando en el escrito que los artículos 40 y 41 de la Ley 17/2021 permitían ejercitar “acciones civiles y penales” en caso de uso indebido de la señalización.

¿Vandalismo o intereses?

La Federación de Montaña desconoce “quién o quiénes están detrás de estas actuaciones”, si bien, “pocos son los que tienen la disponibilidad para llevar a cabo estas actuaciones por toda Cantabria”. Y es que el modus operandi de estas actuaciones vandálicas es similar en todas las comarcas.

Además de las denuncias de la Red Cántabra y de la empresa Endó Olea, en diversos ayuntamientos vecinos y senderistas lo han puesto en conocimiento de las autoridades, pero no parece haber avances a la hora de determinar responsabilidades. Lo que está claro es que no se trata de mero vandalismo, sino que es algo planificado.

Desde la Asociación Cailagua apuntan a que “para encontrar al responsable quizá habría que acudir, como en el Derecho Romano, al ”qui bono“ (¿quién se beneficia?). ”Evidentemente, hay una intencionalidad. Nadie recorre Cantabria con un espray de pintura solo por pasar el rato“, reflexionan.

Y es que en muchos senderos en los que las marcas blancas y amarillas aparecen tachadas, otras señales no han sido borradas. Un ejemplo es la conocida Senda de la Dama Roja de Ramales (denominada así por la mujer magdaleniense encontrada en la Cueva del Mirón): mientras que las marcas de PR están tachadas, las marcas verdes y azules no han sufrido ningún desperfecto.

“Está claro que todo esto tiene que ver con la normativa vinculada a los senderos”, apuntan desde Cailagua. “Ahora que hay varias denuncias, esperamos que se aclare quién es el responsable de todo este desaguisado”. Pero, de mientras, el daño está hecho, y la red de senderos de Cantabria, que se fue construyendo con el esfuerzo (muchas veces, desinteresado) de cientos de personas, ha quedado desfigurada. Cantabria es un poco menos infinita este verano.

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