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Amar al prójimo

Cristina Cabedo Laborda / Martina Gual

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“Podréis vencer, pero no convencer”, fue la frase de Unamuno dedicada a los franquistas antes que hicieran de España el segundo país del mundo con más fosas comunes después de Camboya.

En los últimos meses hemos escuchado infinitos improperios de VOX a las personas LGTBI. La más sonada, quizás, la afirmada en la Asamblea de Madrid, llamando “semejante cosa” a las personas homosexuales y trans. También aquí, en el Ayuntamiento de Vilarreal donde se afirmó que si habían gays, que se escondieran en sus casas. Es obvio que a estas alturas, este tipo de pensamientos no pueden convencer porque van, directamente, contra el sentido común.

Lo triste es que estas aseveraciones no solamente atentan contra este sentido, sino que desprestigian la lucha de muchísima gente asesinada y apalizada a lo largo de los tiempos; personas que han venido siendo humilladas por los intolerantes y que deben continuar siendo humilladas con declaraciones como estas, proyectadas incluso desde las propias instituciones cuando estas deben representar al conjunto de la sociedad.

Tener un mínimo de educación y con ella, de educación sexual, es saber que la sexualidad no es “eso que ocurre en un dormitorio”. Sino que también es gustarte alguien sin armarios, ser como se es  -sin imponerte la heteronorma-, no tener que sentir miedo a que haya gente –e incluso representantes públicos con sus cuotas de poder– diciéndote cómo vivir tus vidas.

Tener ese mínimo de educación sexual también serviría para saber que las mujeres pueden ser homosexuales y que no solamente existen “gays”; al igual que también existen personas bisexuales y trans. Aunque para ello, primero, VOX debería aprender a decir la palabra “gay” sin miedos y de forma no despectiva. Sería un buen inicio para que, después, ver y conocer de la existencia de hombres con vagina enamorados de otros hombres con pene no fuese vista como una ecuación indescifrable sino como personas con identidades y sexualidades diversas que no hacen ningún daño a nadie.

Vox debería, si realmente creyera en la igualdad de todos y cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas, pensar en cómo se sentirían si se les “permitiera” vivir su heterosexualidad siempre y cuando se viviese debajo de las sábanas y no delante de los y las niñas. Por ello, y aprovechando estas fechas, esperemos que los espíritus navideños les traigan la generosidad y empatía de amar al prójimo.

*Cristina Cabedo Laborda, secretaria de las Corts Valencianes, presidenta de la Comisión de Igualdad de género y LGTBI de las Corts, diputada de Unides Podem

*Martina Gual Llorens, activista LGTBI

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