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La artista Marta Hofmann: “Me asombra que Valencia no esté orgullosa de tener un mural precioso de Josep Renau”

Marta Hofmann observa a Josep Renau en su domicilio de Berlín Este.

Lucas Marco

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La artista Marta Hofmann (Buenos Aires, 1946) está indignada con la poca atención que han prestado las instituciones valencianas al mural inédito de Josep Renau, en contraste con centros culturales de primer nivel de Madrid y Barcelona que negocian con el autor de la obra póstuma una muestra de la pieza. “Lo que no entiendo en absoluto es que Valencia no ponga ese mural en algún lugar, es uno de los mejores que hizo Renau”, manifiesta en una conversación telefónica con elDiario.es desde Alemania, país en el que reside desde hace casi seis décadas.

Javier Parra, secretario general del Partido Comunista del País Valenciano, materializó el mural de 32 metros cuadrados, con autorización de la Fundación Josep Renau, a partir del boceto que el artista republicano hizo por encargo de las autoridades de la República Democrática de Alemania (RDA) en 1969. La pieza, titulada El futuro trabajador del comunismo y que representa a un joven manejando un compás y una palanca, estaba destinada inicialmente a decorar un edificio de la industria electrónica del barrio berlinés de Wuhlheide, pero fue rechazada por la burocracia del socialismo real, con la que el artista tuvo sus más y sus menos. “Me asombra que Valencia no esté orgullosa de tener un Renau”, lamenta su alumna.

El boceto se quedó en la biblioteca de Josep Renau en su residencia de Kastanienallee. “Desde que conocí a Renau, ese mural era uno de sus trabajos preferidos”, asegura Marta Hofmann, una de las principales discípulas del artista valenciano. La ilustradora, nacida en Argentina de padres alemanes, llegó con su hermana a la RDA en 1965 gracias a una beca. A principios de la década de 1970, por recomendación de Reinhard Stangl, compañero de la Escuela de Bellas Artes de Weissensee de Berlín, Hofmann se integró en las clases que Renau daba a jóvenes alemanes los sábados en su taller. “Con él aprendí a pintar y dibujar, me enseñó todo lo que tenía que ver con el arte”, recuerda la artista.

Tras una primera fase de exilio en México, donde colaboró con muralistas de la talla de David Alfaro Siqueiros, Josep Renau partió a la RDA, donde paradójicamente afloró su vertiente menos ortodoxa. “Se desviará de su dogma marxista e introducirá en sus ideas una dosis significativa de heterodoxia, reflejará en sus últimos fotomontajes sus pasiones más íntimas, ajenas por completo al contenido y destino político de toda obra de arte digna de consideración, según él mantuvo siempre”, escribe el periodista Fernando Bellón en su biografía del artista.

Por invitación de Renau, la joven Marta Hofmann se trasladó a vivir a su taller. “Trabajé 11 años en el taller, aprendí casi todo de él”, señala Hofmann. En aquel ambiente, Josep Renau fumaba y bebía café sin parar y formaba a sus jóvenes discípulos, entre los que destacaban los artistas Petra Flierl, Reinhard Stangl, Gudrun Kühme, Ulrich Müller Reimsacken, Anette Becker y las modelos Undine Kaedine y Dagmar Sutarska.

“Renau sabía explicar todo lo que en la escuela de arte no te explicaba nadie, la geometría o el color. Nos enseñaba a geometrizar para repartir el espacio artístico, así aprendí a dibujar de verdad”, recuerda Marta Hofmann. El cartelista diseñaba los murales exteriores teniendo en cuenta la perspectiva del peatón. “Nos enseñaba el movimiento de los espectadores, decía que los murales exteriores se ven de lejos o de cerca, de todos los lados, tienen muchas perspectivas, no son como los murales interiores a modo de cuadro de caballete”, agrega su discípula.

En la biblioteca del artista exiliado, uno de los principales artífices de la evacuación del tesoro artístico español de los bombardeos franquistas durante la Guerra Civil, quedó el boceto de la obra, que las autoridades de la RDA volvieron a rechazar en 1975, cuando Josep Renau la propone de nuevo para un mural en el Palast der Republik.

La alumna de Renau está estupefacta e indignada con el poco brío de las instituciones culturales de la ciudad natal del artista, que han dejado escapar la cesión gratuita de la obra inédita por parte de Javier Parra. La consellera de Educación y Cultura de la Generalitat Valenciana, Raquel Tamarit, ha anunciado que se reunirá con el autor el próximo lunes para estudiar la posibilidad de exponer la pieza de Renau, tras el desinterés inicial por la icónica obra.

Marta Hofmann destaca las inversiones en Alemania para conservar algunos de los murales que la RDA encargó a Josep Renau durante su exilio, expuestos en la muestra que el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) dedicó al artista. “Se han dado cuenta de que el hombre era un gran pintor y es un honor para Alemania tener esos murales”, afirma Hofmann.

La discípula sostiene que “sería una verdadera ofensa no poner en Valencia un mural de Renau” y elogia la obra de Javier Parra, que ha seguido el detallado diseño original. “Ese muralito es precioso y está muy bien reproducido”, apostilla.

“El mural sería un orgullo para Valencia y además Renau se lo merece, tendrían que estar orgullosos de tener un pintor de primera calidad”, dice Marta Hofmann.

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