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El busto del rector de la Universitat de València frente a la Facultad de Medicina: uno de los últimos vestigios franquistas en Valencia

El busto del rector Fernando Rodríguez Fornos en la avenida de Blasco Ibáñez de Valencia.

Lucas Marco

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Fernando Rodríguez Fornos (Salamanca, 1883 - Valencia, 1951) fue decano de la Facultad de Medicina, rector de la Universitat de València y procurador en las Cortes franquistas. También un teórico de la ciencia franquista, junto con destacados universitarios como los psiquiatras Antonio Vallejo-Nájera, Juan José López Ibor o Francisco Marco Merenciano, este último denunciante del rector Juan Peset Aleixandre, fusilado por el régimen franquista en la posguerra. El busto de Rodríguez Fornos mira la entrada del edificio de la Facultad de Medicina desde el jardín de la avenida de Blasco Ibáñez.

La cadena autonómica À Punt ha accedido a algunos de los escritos del antiguo rector que se conservan en la Universitat de València. En una conferencia pronunciada en Madrid tras el final de la Guerra Civil, bajo el título Enseñanzas de la guerra en el estudio de la biogénesis de la emoción, Rodríguez Fornos vinculaba al marxismo con la histeria. Una tesis en la línea de los psiquiatras franquistas que aludían a la existencia del gen rojo que justificaba el robo de bebés a las madres republicanas durante la posguerra.

En la obra, el exrector escribe: “A los acordes de la Internacional, entre gritos, algarabías y manifestaciones grotescas, desataban las más bajas pasiones, robos, profanaciones y asesinatos”. Sin embargo, sobre el bando franquista al que orgullosamente perteneció el resto de su vida, anota: “Los nacionales, recogidos y en silencio, con lágrimas en los ojos, dábamos a la Patria pedazos del alma que se desgranaba y fortalecía al escuchar en la radio la gesta del Alcázar, la defensa de Oviedo o la liberación de Málaga”. En definitiva, apunta el científico, “las democracias, con emociones de su grosero materialismo, habían congelado la conciencia española” durante la II República.

El busto es uno de los pocos vestigios del franquismo que quedan en la ciudad. Rodríguez Fornos también cuenta con una calle en Valencia y presta su nombre a un centro educativo. El investigador y divulgador José María Azkárraga destaca que tras los cambios en el callejero del primer ayuntamiento democrático tras la muerte del dictador y la última tanda de modificaciones en medio centenar de vías con nombres vinculados al franquismo, aún quedan algunos residuos del régimen en el espacio público de la ciudad, como la calle de Ramón Gordillo, el falangista que dirigió la Feria de Muestras.

“Se ha avanzado, sólo queda algo residual”, explica Azkárraga. “No se trata de borrar la historia, son personajes que hay que recordar en los libros de texto con lo que hicieron”, abunda el especialista, quien considera que hay que “eliminar los honores a quien utilizó la pseudociencia para justificar el franquismo”.

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