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Una ópera en tres actos

Aarón Cano

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2015 es un año electoral bastante peculiar, en solo unos meses se darán la mayor parte de procesos electorales de este país. El domingo pasado, en Andalucía, como muy bien saben, terminó el primero de los actos de esta ópera que consta de tres, o quizá cuatro quién sabe, con un buen resultado para el PSOE, aceptable para Ciudadanos, no tan bien para Podemos, sus expectativas apuntaban muy alto y mal para Izquierda Unida y el PP. Los análisis electorales los dejo para cada cual, yo me quedo con las consecuencias y las derivadas que se observan tras las elecciones andaluzas.

Por razones obvias, ah! y la imposibilidad de ser objetivo, no entraré a analizar los resultados del partido ganador, sin duda los mejores posibles dadas las circunstancias. Sin embargo, para el PP, estas elecciones han supuesto un jarro, que más que de agua fría era de agua helada, pues así se han quedado, con una imagen y un discurso congelados hasta los tuétanos; el tropiezo, dicho con suavidad, ha sido tremendo no solo por haber perdido 17 diputados sino porque con la elección de Juan Manuel Moreno Bonilla, un candidato desconocido, creían que la novedad por si sola era el plus, iban a conseguir un resultado similar, sino mejor, a su histórico en esa comunidad autónoma, en otras palabras solo con la marca pensaban garantizarse poco más de un 30% de los votos. Sabían que nunca y en ningún caso podrían gobernar, pero aspiraban a dificultar mucho un gobierno socialista en Andalucía de tal forma que el PSOE se viera obligado a gobernar en coalición con Podemos o al menos buscar pactos puntuales con los del círculo, ese era el mejor escenario posible, el PSOE entregado a la coleta.

Pero es que el PP de tanto mirar hacia la izquierda se le ha pasado mirar el retrovisor por la derecha y no han visto como un nuevo partido, que podríamos calificar como sacarina electoral, les ha comido el terreno, hasta restarles 9 diputados. Así el PP, lastrado por niveles de paro insoportables, la pobreza creciente y la corrupción ha obtenido, en Andalucía, el peor resultado de la última década.

Como he comentado anteriormente, esta es una ópera en tres actos, el segundo comienza ahora y terminará el 24 de mayo con las elecciones autonómicas y municipales. De las elecciones andaluzas se pueden extraer una serie de conclusiones que quizá se pudieran extrapolar a la Comunitat, pero es arriesgado porque cada territorio es rehén de su propia historia.

Los resultados en Andalucía y las sucesivas encuestas que se vienen publicando, muestran que llega el final de los gobiernos con mayoría absoluta en la Comunitat y en la mayoría de los municipios de la Comunitat. Si el PP pierde mayorías absolutas, pierde gobiernos, porque pactar con el PP, un partido cada vez más aislado en su devenir, es pactar tu propia desaparición como partido, que le pregunten si no a Unión Valenciana, y eso tanto Ciudadanos como la futura ex-UPyD lo saben y no querrán un nuevo “pacto del pollo”.

En el PP después del resultado de las elecciones andaluzas deben de estar muy preocupados, primero porque Ciudadanos les va a hacer mucho más daño del que ellos pensaban, segundo porque su marca no es una coraza que lo aguanta todo y tercero, presentando un mueble, una silla o un tubérculo como candidato/a solo se consigue trasladar la idea de que o no saben o no pueden presentar nada mejor. Unos/as están de salida, otros/as que saben como entraron solo aciertan a dar “cabotaes” al jefe y así anda el partido que nos gobierna a los valencianos, entre enfermedades y amputaciones.

Toca ya virar hacia la izquierda, porque después de décadas de derecha hemos perdido como poco el oremus. Es necesario tomar el camino que se nos muestra a la izquierda, un camino más sensato, capaz y sobre todo, aunque se tendría que dar por supuesto, más honrado.

Así pues comienza esta ópera en tres actos.

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