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Entrevista | Director general de Coordinación de la Generalitat Valenciana

Juan Ángel Poyatos: “Con los fondos europeos nos jugamos ser una región de primera o de tercera”

Juan Ángel Poyatos, director general de Coordinación de la Acción de Gobierno de la Generalitat Valenciana.

Laura Martínez

14 de noviembre de 2020 23:30 h

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Hace unos meses, en un julio atípico -cuasi paranormal- la Comisión Europea llegaba a un acuerdo sin precedentes en la alianza continental: la cumbre, de madrugada, aprobaba crear un fondo de 750.000 millones de euros para rescatar a las economías europeas y poner en marcha las bases de la reconstrucción. Ese mes volvió a sonar el teléfono de Juan Ángel Poyatos (Cuenca, 1976), un economista discreto que había tenido diversas responsabilidades en las conselleries socialistas valencianas la pasada legislatura. Poyatos “cerró un ciclo” en 2019 y salió del Consell tras las elecciones, pero un año y una pandemia después, el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, volvió a requerirle. Desde septiembre, oficialmente, es director general de Coordinación de la Acción del Gobierno y desde el Palau de la Generalitat se encarga de que el Ejecutivo presente los proyectos que deben optar a la financiación europea para acelerar la transformación digital y tecnológica del tejido económico y social valenciano. Poyatos lleva meses evaluando los proyectos de las distintas conselleries, hablando con las empresas y preparando la estrategia valenciana de reconstrucción que han presentado al Gobierno central. El economista atiende a elDiario.es en el Palau de la Generalitat, donde explica que, con estos fondos, nos lo jugamos todo.

Usted salió del Ejecutivo después de las últimas elecciones, y había dirigido departamentos en varias consellerias ¿Por qué volvió al Consell?

Este es mi quinto cargo. Durante la primavera estuve hablando con Presidencia, colaborando en algunas cuestiones informales relativas a la pandemia. En julio, cuando se aprobó el fondo, me llamó el president, y siendo consciente del momento decidí volver. Mi hijo me pidió que no volviera, pero al explicarle la situación, creo que lo entendió.

¿Qué nos jugamos en Europa con estos fondos?

Europa se juega su propio futuro. El auge del populismo viene más allá de que no entendamos qué es Europa y qué nos aporta; en la crisis de 2008 Europa no respondió, la ciudadanía no lo percibía. Europa ahora ha reaccionado de forma decidida, muy solidaria. Las soluciones de 2008 eran préstamos y control absoluto, casi una humillación. Ahora somos solidarios, nos endeudamos en un fondo inédito por la cuantía y por la forma de financiación. Ha sido una respuesta a la altura del momento. A nivel valenciano, nos jugamos la manera más rápida y eficiente de salir de la crisis, una inyección de dinero que va a crear empleo y salvar empresas. También nos va a cambiar la forma de gestionar porque es todo más dirigido y donde nos obligan a invertirlo va a transformar la sociedad española y valenciana desde el punto de vista de la competitividad empresarial. Nuestras empresas tienen que invertir en digitalización, economía circular, transición energética... No es solo una cuestión de ecologismo, van a tener una especialización verde para competir en un mercado sensible a estos temas. Los fondos van a permitir que las empresas sean competitivas a nivel global, van a transformar la educación y la administración.

¿Con este proyecto Europa está dirigiendo una nueva revolución industrial?

Tiene esos dos componentes: inyectar dinero en vena en la economía, como un electroshock, pero no es un plan de construcción, es invertir de forma dirigida, digitalizando la administración, las empresas, que aprendan a competir. Nos obliga a transformarnos, a que los sectores se suban a esta ola. La Comisión cada seis meses va a verificar que nos gastamos el dinero donde hemos dicho, va a hacer seguimiento de los objetivos, obliga a poner indicadores objetivos. El plan España que negocia el Gobierno expone sus líneas, ahora dibuja sus objetivos, indicadores y reformas. Cuando se apruebe, se presentará formalmente y es lo que nos va a marcar a las comunidades. La gobernanza la decide España como considera, no la Comisión Europea, y se transferirán los fondos a las actuaciones que de manera directa apunten a los indicadores que tiene. Y si no se cumplen los indicadores, la comisión penalizará. No se trata de que el Gobierno nos apruebe proyectos, sino que nos dará dinero para que lo que hagamos esté en esas opciones y se mida de esa forma.

Daba la sensación de un proceso inverso: que presentan 400 proyectos y ya los aprueba o no el Gobierno.

Aquí no hay tiempo para conocer las reglas primero. El tipo de proyecto que pide Bruselas no nos deja esperar a enero a ver los parámetros. La Comisión también te pide una evaluación del punto de partida, es otra de las peculiaridades del fondo, es muy rigurosa con el tipo de proyectos. Decidimos empezar cuanto antes y pensamos que es mejor hacerlo ya, aunque parte del proceso haya que desandarlo.

Le iba a preguntar cómo es trabajar con esa incertidumbre, sin saber las reglas.

Bueno, nosotros aún nos enteramos, hay empresas con muchas dudas. Aprovechamos la buena sintonía entre el Gobierno de España y la Generalitat, hemos estado con el equipo de Moncloa, con varios ministerios... Estamos teniendo una interlocución continua para tener la última hora de las líneas que se están trabajando. Todavía no hay un reglamento, ni letra pequeña, pero no podemos esperar y pensamos que es la mejor manera.

¿Qué tipo de proyectos están presentando?

Trabajamos en dos líneas. Ya sabemos qué áreas vamos a gestionar las autonomías y cuáles no, algunas que vamos a compartir... Eso ha sido lo primero. Tenemos que desarrollar los proyectos que vamos a gestionar. Estamos trabajando en el diseño de proyectos tractores que combinen distintas actuaciones -investigación, formación y líneas de las conselleries-, a distintos niveles de la administración y con colaboración públicoprivada, que no es sencillo y de manera natural no surge. Vamos trabajando en identificar esos proyectos en grandes bloques. Pero allí donde no vamos a gestionar estamos teniendo un papel muy activo, como en la mesa que hemos creado sobre el hidrógeno verde, que a priori lo gestionará el Gobierno. Aquí hemos juntado a empresas que tienen proyectos de hidrógeno, vamos a tratar de buscar sinergias, a darle forma, a hacer una estrategia y llevarlo a Madrid. El objetivo es que los recursos lleguen, que nosotros participemos, que juntemos a usuarios como la cerámica... el clúster está, pero están separados entre sí. No es lo mismo que vayan separados que la Generalitat junte a los agentes y cree una estrategia; eso hace que las probabilidades de que se financie sean mayores.

El president y usted hablan mucho sobre la colaboración público privada. ¿Por qué es importante esta perspectiva? ¿Las empresas son las que están a la vanguardia en digitalización y la administración más obsoleta?

La Comisión insiste en la participación, en que no se puede transformar a las empresas sin las empresas. Tenemos que transformar a las empresas, ver qué necesitan y ayudarlas a movilizar recursos. La colaboración es fundamental y creemos en ella. De la mano de la CEV -la patronal valenciana- hemos creado grupos de trabajo con distintos bloques para identificar cómo transformar a los sectores, también con el Observatorio de las infraestructuras. Planteamos una colaboración muy estrecha. Este es un plan muy económico, se trata de reactivar nuestra economía de forma transformadora, no se subvenciona cualquier inversión. Que la economía tenga una salud de hierro.

Imagino que habrá sectores reticentes a algunas líneas. La cerámica, por ejemplo, tiene una descarbonización complicada.

Sí, es un buen ejemplo, necesita una solución ya porque su principal coste es la energía. Sin nuestra intervención pública, probablemente tardara 5 años en incorporar el hidrógeno, aunque al final tenga que hacerlo. Nuestra ayuda es para combinar la velocidad, la necesidad imperiosa de actuar ya, con que pueda transformarse y ser competitiva.

Las empresas recibirán una buena inyección económica, pero, ¿a cambio de qué?

De invertir en esas líneas. Todos los grandes expertos apuntan que las empresas tienen que ir ahí. A digitalización, economía circular, reducción de CO2, gestión de residuos...

Decía que muchas inversiones van orientadas al cambio de modelo productivo, pero en el debate de política general fueron mas notorias las relativas a planes de infraestructuras. Se puede interpretar como una vuelta al ladrillo. ¿Cómo encajan ambas cuestiones?

Va a haber más dinero para modernizar hospitales que para construirlos, más para digitalizar los colegios que para construirlos o más para mejorar la eficiencia energética de edificios públicos que para construirlos. Y para las empresas, para acelerar su transformación, que ya saben que tenían que abordar; no les estamos descubriendo América, pero estos fondos ayudarán a que no mueran en el intento.

Aquí planea otra cuestión que es la tecnológica, ver quién es el primero en tener según qué cosas: el primero que desarrolle gigabaterías, que implante el hidrógeno verde, puede tener una ventaja geopolítica. ¿Cómo nos posiciona?

Es importante decir que no se va a apoyar una gigafactoría en cada comunidad, ni una infraestructura de hidrógeno; hay proyectos en los que vamos a competir con otras comunidades. Pero hay mucho dinero que la Comisión va a dirigir a las regiones. Por eso tenemos que tener proyectos muy bien armados, tener esos proyectos energéticos, así será más fácil que el Gobierno apueste por el proyecto valenciano y no por otros. Se va a motivar que ganen los mejores.

Parece la carrera espacial del siglo XXI.

Estos fondos van a provocar que pasemos a ser una región de primera o de tercera. Va a haber recursos para todos, pero los que lo hagan bien van a tener mucho más. Y en un plazo de 4 o 5 años va a provocar que las diferencias entre regiones que lo han hecho bien o mal sea muy grande. Otro momento como este, con tantos recursos, no va a haber. El momento es este, y por eso es importante estar preparados y juntos con las empresas y los ciudadanos. O lo sacamos adelante, o nos quedamos atrás.

En el debate hubo algo de broma con los 'ximoanuncios', cuando el president comunicó los 400 proyectos. ¿Nos lo estamos tomando en serio?

El nivel de desinformación y desconocimiento es grande y lo vemos cuando hablamos con empresas. Pero cuando tienes la oportunidad de explicar qué se va a promover, la cantidad de recursos, la gente entiende la oportunidad del momento. La Administración tampoco goza de gran simpatía, pero creo que la sensación es buena.

El president dijo hace una semana que con un 10% de los fondos podríamos consegir 190.000 empleos en seis años.

Son estimaciones. El 10% es por el peso poblacional. Pero son recursos como nunca se han planteado y bien gestionados pueden tener un impacto muy grande. Hay ratios sobre con qué volumen de inversión en qué sectores qué empleo se crea. Son datos económicos contrastados. Y con empleos cualificados, porque de qué sirve invertir millones si luego no hay trabajadores que sepan usar esta tecnología. Hay un reto ambicioso, de 400 millones de euros, de fomento de la Formación Profesional dirigida a la economía verde.

Esta semana se ha celebrado el acto por el Corredor Mediterráneo y Ximo Puig, el ministro Ábalos y los empresarios reivindicaban los fondos para la infraestructura ¿Qué impacto pueden tener?

Es la única manera de acelerar las inversiones que requiere, de agilizar el proceso al máximo. Recursos públicos de ese volumen y para esas inversiones es difícil que se vuelvan a dar. En concreto todas las actuaciones de la ciudad de Valencia, como el túnel pasante, esa bandera roja que lo frena.

Comentaban que una de las ideas es buscar vínculos con otras regiones.

Calculamos que la Comisión va a repartir en torno a 80.000 millones a regiones directamente a través de la creación de consorcios. Ya hay varios creados como el sanitario o el de agricultura. Las regiones nos estamos agrupando para presentarnos a estos fondos competitivos con los proyectos, al margen del plan España. La Comisión sacará convocatorias por sectores dirigidas a acuerdos entre regiones. Por eso pedimos a las conselleries que identificaran regiones que trabajaran esos mismos proyectos y estamos estableciendo alianzas. No tenemos que conformarnos con los recursos que vengan del Gobierno de España.

¿Cómo podrán participar las empresas?

Hemos creado la oficina en esta dirección general. Ahí trabajaremos los proyectos de la Generalitat y cuando estén aprobadas las normas dispondremos de una herramienta que permita a empresas y ayuntamientos conocer las alternativas de financiación, si su proyecto tiene posibilidades, puntos fuertes y débiles, y dónde tiene que ir a presentarlos. Ayudaremos a que tengan información.

¿Ahora que el Parlamento discute sobre los términos y algunos países lo rechazan, temen que no salga adelante?

Nadie se plantea eso. Hemos avanzado un poco más, creo que nadie concibe que no se llegue a ese acuerdo.

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