La No reapertura de Canal 9
Seguro que alguien en la sede de Compromís le dijo a Monica Oltra: date prisa que el 9 d´Octubre está a la vuelta de la esquina, y sería un gran titular reabrir Canal 9. Imagínate Mónica, como cuando Zapatero trajo las tropas de Afganistán. Seguro que en la sede se frotaban las manos, iban a cumplir con una promesa electoral, además iba a ser en un día muy especial y también bastante simbólico. Ese gesto pasaría a los anales de la democracia de la Comunidad. Ximo Puig estaba de acuerdo, a él también le venía bien darse un baño de multitudes cumpliendo con una propuesta electoral. Así reabriendo Canal 9, contentaba a mucha gente que se le torció el gesto al ver el ente disuelto y fundido a un negro espeso. Todo estaba preparado. Eso sí, la reapertura tenía algunos puntos de fuga, cosas sin importancia, solo que no se readmitiría a ningún ex trabajador, vamos, unos 1.600 de nada. 1.600 personas que seguro festejaron la victoria de los socialistas impulsados por Compromís, 1.600 familias que esa noche brindaron por volver a trabajar en un Canal 9 libre y nuevo. Pero las cosas no pintaban bien, pues no se iba a readmitir a nadie.
Además, tampoco se iba a retransmitir noticias, así que si había un vaporoso incendio en tu pueblo, te tenías que enterar, como siempre, por algún medio nacional, no fuera a ser que se politizara el ente. En realidad el canal se iba a convertir en una especie de Canal Nostalgia valenciano: reposiciones de series, emisiones de películas y dibujos animados. Es más, Punt Dos iba a estar destinado exclusivamente a los dibujos animados. El ejecutivo se escudaba en que había mucho material audiovisual propiedad de los valencianos, y que los derechos de emisión costaban la salvajada de 370.000 euros al mes. Una locura tener cerrado el ente, lo de readmitir a los trabajadores, eso ya lo verían más adelante o tal vez no. Evidentemente había que derogar la ley del PP, esa ley que cerró de un plumazo el canal de televisión de los valencianos, y que nos alejó un poquito más los unos de los otros. Ahora ya no estábamos vertebrados, sino desintegrados. Compromís y los socialistas querían hacerlo a toda prisa, pero en el tablero son tres, y ya se sabe, tres son multitud. Antonio Montiel, de Podemos, dijo sí al principio, y después para objetar, comprendiendo que a él no le reportaba electoralmente demasiado, dijo que no. Así Montiel podía ir más despacio, pisar mejor el terreno y acomodarse un poco más.
La reapertura de Canal 9 nos ha demostrado muchas cosas, algunas de ellas un poco simples. Lo crucial no era la reapertura del canal, sino el impacto social y periodístico de la noticia. El gran titular era lo reseñable, pasar del fundido a negro del PP, que simbolizaba la decadencia de un modo de hacer política al colorido del nuevo gobierno. Algo simbólico por otro lado, ya que se pensaba abrir el continente, pero el contenido sería antiguo, ya visto, y quizás hasta aburrido. Una reposición de lo que se hizo antes. ¿Quería el gobierno enviarnos un mensaje subliminal a los valencianos de cuál iba a ser el futuro del ejecutivo y sus políticas?. Canal 9 sigue en el limbo, esa es la realidad. El 9 d´Octubre será retransmitido por las grandes beneficiadas del apagón inmisericorde de Canal 9, las televisiones locales, las que de verdad ofrecen televisión e información de cercanía. Aunque esos canales sí que tienen un claro componente ideológico, bueno, como tenía el ente valenciano, pero es comprensible, no dejan de ser empresas privadas. Es cierto que carecen del esplendor y sobre todo del presupuesto de Canal 9, pero cumplen con su cometido, sin esos canales, que en otros momentos fueron denostados por muchos, nos hubiéramos sentido más huérfanos si cabe. Ellos, con sus limitaciones, nos han hecho sentir valencianos, algo que no hubiera logrado ningún canal estatal, por mucho que aparezcan Pablo Motos o Arturo Valls.
Canal 9 se marchó pero su estela sigue muy viva, algunos de sus presentadores estrella, y no tan estrella, se han hecho un hueco en las parrillas de las televisiones locales, sobre todo en las de la capital valencia. Es como si varios pequeños Canal 9 hubieran brotado a la vez. Muchos de estos canales intentan emular el éxito de las propuesta del canal nodriza. Es como ver los restos del naufragio que has presenciado en la playa, ves las cosas en un orden diferente, con otros colores, con otras formas, compruebas que faltas cosas, pero si miras el conjunto, todavía puedes apreciar lo que fue en otro momento. Eso es lo que nos queda de Canal 9, un vago recuerdo que se ilumina en algunos programas de las televisiones locales. Como eidola de un pasado con más brillantina, aquellas personas que se colaban en tu casa por medio del canal de todos los valencianos, ahora centellean en canales más modestos. Un Canal 9 de cartón piedra que nos devuelve a una época de focos, maquillaje y mucho dinero. Jirones de un canal abatido en plena crisis.
Mónica Oltra y Ximo Puig lo han intentado, pero lo que ellos quería era que con nuestra nostalgia pensáramos en la posibilidad real de una Comunidad nueva, jugar con nuestros sentimientos al ver capítulos de L´Alquería Blanca o tal vez volver a disfrutar de un Joan Monleón vivo y dándole vueltas a una paella - ruleta, pero solo nos ha servido para darnos cuenta que Canal 9 tiene que volver por la puerta grande. Los recuerdos que han trufado el canal son muy bonitos, todos tenemos los nuestros, pero por encima de eso está el derecho a tener un ente nuevo y vital, con trabajadores dispuestos a dejarse la piel trayendo información y guionistas escurriéndose el cerebro en busca de grandes historias que contar. ¿Para qué sirve un Canal 9 de refritos?, ¿quizás para que el audiovisual valenciano siga muerto?, si es así, y de ese modo se quiere obviar a un sector, mejor que no se abra.
Canal 9 será nueva y moderna o no será.
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