Balance de las inundaciones: los mayores problemas en el Cadagua y en el Nervión-Ibaizabal
Las afecciones de las crecidas por las intensas lluvias de los últimos días se han concentrado en el río Cadagua y en el entorno del Nervión con el Ibaizabal. No se han producido daños de entidad en Gipuzkoa y en el este de Bizkaia. En la vertiente mediterránea, el deshielo intenso ha producido numerosos desbordamientos con corte de carreteras o de acceso a puentes en el entorno de núcleos de la cuencas de los ríos Omecillo, Baia, Zaia y los tramos medios y bajos del Zadorra.
Una vez que el episodio de aguas altas entre el 27 y el 29 de noviembre ha remitido, la Agencia Vasca del Agua (URA) ha evaluado las afecciones que se han podido generar por el desbordamiento de los cauces de la crecida más allá de los cauces ordinarios. Según ha informado URA, durante los dos primeros días del este episodio se produjeron importantes precipitaciones de modo generalizado en toda la vertiente cantábrica y la divisoria con la mediterránea, en buena medida en forma de nieve en este segundo frente.
Las últimas 24 horas se intensificaron las precipitaciones, mayoritariamente en forma de lluvia, pero también de nieve en la Llanada alavesa. Gracias a la labor del sistema de protección civil de Euskadi y la aportación de las entidades y agentes que participan en él, este nuevo episodio de aguas altas no ha generado pérdidas o daños personales. Por otro lado, las afecciones de las crecidas más significativas en términos de superficie y usos a afectados entre el 27 y 29 de noviembre se han concentrado en el Cadagua y en el entorno de la confluencia del Nervión con el Ibaizabal.
Esta situación condujo a un escenario de alerta en la totalidad de las cuencas, sin llegar a producir en Gipuzkoa y en el este de Bizkaia problemas o daños de entidad. Las obras en curso del Urumea en Martutene han conseguido que en estos tramos se haya estado “muy lejos” de esa situación de alerta. Hubo algunos desbordamientos puntuales y recurrentes, como los habituales de los campos de rugby y de fútbol de Hernani, que están a cotas muy bajas al lado del río. Las previsiones de posibles precipitaciones muy elevadas no se han materializado más que en el occidente de Bizkaia, como ya pudo preverse durante la tarde del domingo 28.
Por un lado, en la cuenca del Cadagua y por otro en parte de la del Nervión-Ibaizabal se han producido desbordamientos significativos. Estos desbordamientos han tenido lugar en buena parte de los núcleos urbanos inundables de la cuenca media y baja del Cadagua, y han llegado a producir algunos daños excepto en algunos tramos, como Mimetiz, en Zalla, donde las obras recientemente terminadas de acondicionamiento del Cadagua han permitido alejar la situación de riesgo.
Aunque inicialmente se produjo un desbordamiento moderado en Balmaseda, luego ha sido en algunos puntos de Zalla (entorno del Eroski) y Aranguren, de Gueñes en Sodupe, especialmente en el entorno de la confluencia con el Herrerías, y de Alonsotegi donde se han visto desbordamientos más significativos. En Zorroza se ha producido el anegamiento de una carretera que ha afectado a un buen número de vehículos, pero la razón ha sido el fallo de los sistemas de drenaje, por caída del suministro eléctrico, del embalsamiento que allí suele producirse por la muy baja cota del firme, construido así para poder pasar bajo una línea férrea. Asimismo, también se desbordó el río Cotorrio en Muskiz.
Hasta la tarde del día 29 se ha mostrado un descenso, al principio dubitativo y después lento, del nivel de los ríos, porque han permanecido ocurriendo precipitaciones de cierta entidad que han incrementado la fusión de la nieve acumulada. Esto es algo que también se ha podido observar en la cuenca del Nervión-Ibaizabal, especialmente en las estaciones de aforo más altas.
En la cuenca del Nervión-Ibaizabal, a pesar de que sobre todo en sus tramos altos se haya observado ese descenso lento por la fusión de la nieve, los problemas se han dado de madrugada y primeras horas de la mañana del lunes 29 en el Nervión, en el entorno de su confluencia con el Ibaizabal, en Basauri. A pesar de que en el tramo final del Nervión se ejecutaron durante la pasada década las obras de defensa que resultan posibles, dada la intensa ocupación urbana de sus márgenes, no se han llegado a evitar completamente esos desbordamientos.
Sin embargo, las que se están ejecutando en el propio Ibaizabal han demostrado ser muy efectivas, incluso la tercera fase, en Galdakao, que aún sin terminar, ha sido “muy eficaz en el entorno del puente de Mercadillo, de tal modo que en Galdakao no ha habido desbordamientos realmente significativos”, ha destacado URA.
En la vertiente mediterránea se han producido a lo largo del lunes 29 numerosos desbordamientos en el entorno de núcleos de la cuenca de los ríos Omecillo, Baia, Zaia y los tramos medios y bajos del Zadorra, después de recibir los aportes del Zaia. En todos los casos, es el deshielo intenso de la nieve de la divisoria y de la Llanada la que ha aportado los caudales. En todos los casos han consistido en el corte de carreteras o de acceso a puentes. En el Omecillo ha ocurrido en lugares como entre Osma y Caranca o entre Espejo y Villanañe. En la cuenca del Baia en puntos como Izarra, Andagoia, Hereña, Entre Pobes y Mimbredo, Antezana o Tuyo. En la cuenca del Zaia, en Estarrona, Hueto, Gereña o Mendoza.
En el Zadorra, especialmente después de la confluencia del Zaia, aunque el propio Zadorra ha aportado un caudal “muy importante”, se han producido cortes en el puente de Momario (cerca de Trespuentes) o en Víllodas. Suele achacarse a los desembalses de Ullibarri que se produzcan estas afecciones (el embalse de Ullibarri aún en la tarde del lunes 29, se encuentra a más de dos metros y medio de la cota de los aliviaderos, por lo que los desembalses son materialmente imposibles). Respecto a los embalses, destaca la gran cantidad de aportación de deshielo que observa el embalse de Urrunaga, con una rapidísima subida. Ullibarri, en cambio, se muestra con una mucho mayor inercia, aunque ha subido unos 70 cm.
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