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En defensa de la abundancia de bares: las terrazas son un sidecar

Terrazas en la plaza San Ildefonso

Somos Malasaña

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Reproducimos a continuación un texto de Juanma Fernández , un periodista y vecino de la zona centro que se declara partidario de las terrazas y de la abundancia de bares en Malasaña, como signo distintivo del barrio. Un argumento que choca con el defendido desde la editorial de este periódico pero que publicamos porque creemos en la riqueza que ofrece la pluralidad de opiniones.

Será porque soy de fuera, pero me gusta pasear por el centro de Madrid. Tanto, que llevo más de dos años y medio viviendo en la ciudad y todavía no me he cansado de recorrerlo en cualquier época del año. Es un acto que disfruto casi tanto como la lectura; sin embargo, me ocurre desde niño que cuando me obligaban a leer una novela determinada en el colegio, perdía para mí todo el interés. Lo mismo me pasa con los paseos, que cuando son por obligación, se convierten directamente en andar, y lo aborrezco.

En mi vida cotidiana, las grandes andadas me las pego los fines de semana, cuando acudo a las terrazas de Malasaña (el sidecar de los bares) a tomarme un vermú. Empieza ahí el éxodo porque está todo tan lleno, que llegará el día en que acabe desorientado por la Casa de Campo y me tengan que encontrar por el GPS del móvil. Me ha pasado en más de una ocasión, cuando he insistido a gentes de paso a acudir a las calles del barrio para disfrutar del buen tiempo y en la búsqueda de una mesa libre, he estado por comprarles una bebida isotónica y sentarlos a la sombra. Ante esta debacle, me enteré hace unos días de que las Asociaciones de Vecinos de Madrid Centro quieren que se acabe con la apertura de bares en la zona. Añaden a ello las terrazas ilegales, sobre lo que estoy de acuerdo, pero no entiendo esa obsesión por querer privar a los ciudadanos de la posibilidad de disfrutar de un tipo de ocio que además permite que los negocios salgan adelante.

Desde la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad (ACiBU) explican que solo en Malasaña hay un bar por cada 55 personas, lo que significaría un hacinamiento inhumano en estos locales en caso de que todo el mundo bajara a tomarse algo. Por otro lado, la lucha contra las terrazas (legales) me parece un absurdo, a ver si va a resultar que la dinamización del barrio se debe a su belleza arquitectónica y no a haberse convertido en un reclamo de ocio para madrileños y foráneos, precisamente por la vida que respira. En todo caso, si el problema está en que no ocupen más espacio, se podrían proyectar terrazas por pisos, con una disminución gradual de los precios de arriba a abajo, entendiendo que en la planta superior es dónde más solecito da.

Igual es porque, como digo, soy de fuera y no he entendido muy bien lo que significa un barrio como este para la urbe. En cualquier caso, como vecino del centro y usuario adicto de toda su oferta, los bares no me molestan y todavía menos la gente que atraen, que evita convertir las calles en museos. Y además me gusta ver las plazas llenas de terrazas, y sentarme en ellas solo o acompañado.

Cuando llegué, alguien me dijo que el color de Malasaña eran sus gentes, su pequeña bandera de resistencia a ese terrible concepto de “barrio residencial” que apuntaló la burbuja inmobiliaria y donde, como en un cuartel, todo tiene su zona planificada. Bastante individualismo se fomenta desde que se venden los palos de selfie en la calle Fuencarral, como para que andemos torpedeando la vida singular de un barrio distinto, irrepetible incluso tras su gentrificación. No hagamos de su sello imborrable un descafeinado nido de jirones.

Juanma Fernández 

Si quieres aparecer en Habla Malasaña, la tribuna abierta del periódico Somos Malasaña, mándanos tu texto a contacto@somosmalasana.eldiario.es. Publicaremos los que nos parezcan más interesantes

El Loco de Malasaña

Estimado Juanma, fuera de los

fines de semana, Malasaña parece un barrio obrero más de Madrid.

Es en los fines de semana que se masifica debido a lo que "insinúas", la privatización de espacios públicos sin control (como la terraza de plaza San Ildefonso, o la plaza Pujol

entre otros) y somos los vecinos los que sufrimos todos los fines de semana las consecuencias de estas "políticas" de fomento del barrio:

borracheras de escádalo, gente meando en los portales, ingentes cantidades de basura por todos lados vomitonas y gente que "viene a pillar"... no queremos que Malasaña se "Barcelonice" y se convierta en la versión serrana de Lloret de Mar, que es lo que parece la quieren convertir en ese afán desmesurado por ganar dinero:

un barrio de ocio chic para las masas. Por favor, no lo convirtamos en eso.

Saludos y gracias por tu carta.

Manuel Ete

Loco de Malasaña. Parece que te mueves poco por el barrio, eh. Tu primera afirmación de que el barrio, entre semana, es un barrio obrero más, creo que ni se aproxima a la realidad. Me vas a decir que, por ejemplo, en Canillas a las siete de la tarde, la gente está buscando un local moderno para tomar algo con sus amigos, o que en Villaverde Bajo un martes por la noche te puedes ir a cenar a multitud de restaurantes hasta la una de la mañana, o que en el Barrio del Pilar puedes encontrar una sala de exposiciones abierta desde las once de la mañana para la gente, turistas, que vienen de fuera a hacer ocio a Madrid. O no has vivido un barrio obrero o no vives Malasaña.

Tu queja viene de la gente que viene "de fuera". Si preguntas a los vecinos, la mayor parte del barrio somos gente de fuera, que un día vinimos y nos hemos quedado. pero la riqueza del barrio no sólo viene de los que vivimos aquí, sino de todos los que pasan por aquí.

Tu queja viene por lo que llamas "privatización del espacio público". Eso para mi es uso del espacio público. Porque el que haya negocios en la calle (y la calle no son sólo los locales), es lo que dinamiza un barrio. No se trata de afán desmesurado por ganar dinero. Se trata de vivir. Quién pone un bar, una terraza, o incluso cualquier otro local, está poniendo ahí su vida. ¿Realmente piensas que los dueños de las terrazas se están forrando? Pregúntales a todos. Y en caso de que la gente gane dinero, ¿a tí por qué te molesta? Parece que nos duele que a la gente le vaya bien. Y no vale la excusa de que es a costa de que el ciudadano "pierda ciudad". La respuesta es sencilla. Realmente la está ganando.

Tu queja, finalmente, se pierde en las borracheras, las meadas, la suciedad... Aún podías haber dicho lo del ruido, pero ¿esas excusas? Eso pasa en todas las zonas de marcha de este país. Y aquí en Madrid, en varios sitios. ¿Qué está muy mal? Obvio. Pero no culpemos a las terrazas, que tienen un horario limitado, que tienen personal para recoger la suciedad que genera, que pagan unas tasas por ocupar un espacio público como cualquier otro negocio...

Malasaña es un barrio muy dinámico, siempre cambiante. Y eso molesta a la gente que no sabe adaptarse. Lo que hoy es moderno, mañana está pasado de moda. Lo que hoy nos atrae, mañana lo aborrecemos. Y creo que en ese vaivén, deberíamos ser más tolerantes con los demás y dejar a los demás que hagan, porque el bien de los demás también será el bien nuestro.
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