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Futuro residencial para las casas más antiguas de Malasaña

Acceso principal a Corredera 20, con el blasón adornando su puerta | SOMOS MALASAÑA

Diego Casado

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El edificio municipal vendido durante la alcaldía de Ana Botella en Corredera 20, que está considerada como el bloque de viviendas más antiguo de Malasaña, tendrá licencia residencial. El dato lo ha confirmado a Somos Malasaña el área de Urbanismo del Ayuntamiento y mitiga los temores vecinales a que sus reformadas viviendas fueran destinadas al alquiler turístico.

“En el edificio de la Corredera Baja de San Pablo 20 se ha hecho una reforma integral con licencia para uso residencial, están las obras terminadas y se está tramitando la licencia de primera ocupación y funcionamiento”, explican fuentes municipales a este periódico.

El consistorio desmiente así una información aparecida en prensa la pasada semana, que atribuía un futuro hotelero para el edificio y en la que también se indicaba erróneamente que el lugar fue sede del Patio Maravillas. “No se ha concedido ninguna licencia para uso hotelero”, explican tajantes desde Urbanismo. “Únicamente se ha autorizado una licencia para modificación de un Bar-Restaurante que ya existía en un local de planta baja”. La nueva licencia, otorgada el pasado mes de febrero, solo afectaría al lugar en el que antiguamente estuvo situada La Pepita, el bar de minis baratos y raciones de croquetas que cerró en el año 2008.

La historia de Corredera 20 (y Barco 39, pues el edificio se extiende hasta la otra calle) arranca en el siglo XVII, cuando fue levantado y del que conserva su antiguo escudo, situado sobre la entrada principal. El bloque de viviendas, fue adquirido en 1991 por el Ayuntamiento y en 2005, cuando ya amenazaba ruina, el alcalde de entonces, Ruiz Gallardón, se comprometió con el tejido vecinal a construir allí una guardería, seis pisos tutelados y un centro social para dotar de más equipamientos al barrio.

Pero todo cambió en 2009, cuando el mismo alcalde olvidó su compromiso e inició su proceso de venta que comenzó con una subasta pública -sin demasiada publicidad- que fijó su precio mínimo en 11 millones de euros. Se acabó vendiendo en 2014 a dedo por dos millones a una sociedad creada cinco meses antes en Holanda, Prime Cities Spain SL con solo 3.000 euros de capital (el mínimo legal).

El proceso de venta de este patrimonio público recuerda enormemente a otro “pelotazo” a costa de los madrileños situado a solo unas pocas calles de distancia, el de Divino Pastor 9. En este caso el precio del metro cuadrado fue de 684 euros. Actualmente, muchas de las viviendas puestas a la venta en Malasaña superan los 5.000 €/m².

Al igual que en el caso de Divino Pastor 9, los colectivos sociales de la zona intentaron rescatar el edificio con una okupación a principios de 2011, en este caso para intentar frenar su venta. La entrada vino acompañada de un proyecto -el llamado Proceso Corredera– con sólidas bases arquitectónicas y económicas para intentar ofrecer una alternativa a la enajenación por parte del Ayuntamiento. Pero el desalojo posterior de Corredera 20 y Barco 39 meses después marcó el final de esta vía, que llegó a estar apoyada por el entonces concejal de Centro José Enrique Núñez.

Los colectivos que protagonizaron este intento denunciaban que el Ayuntamiento era el responsable del deterioro absoluto de ambos edificios y de la expulsión progresiva de sus ocupantes. Diez años después de su desalojo, parece que queda poco para que nuevos vecinos se vuelvan a instalar en estas viviendas. Un tiempo en el que también se prevé que los precios que pagaban entonces y los que abonarán ahora estarán muy, muy distantes.

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