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La COVID-19 arrincona a las cuatro grandes ciudades de la Región de Murcia: “Nos acercamos al colapso sanitario”

Pruebas a la entrada del Hospital Arrixaca

Santiago Cabrera Catanesi / Erena Calvo

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El espíritu navideño ha sobrevolado la Región de Murcia y ha dejado de regalo un preocupante aumento de positivos en todo el territorio. Un crecimiento disparado de casos que se está produciendo en toda España y que está siendo virulento en los cuatro municipios murcianos más poblados, donde se ha registrado un incremento importante de infectados por COVID-19.  

Murcia capital –459.403 habitantes– ha registrado una incidencia acumulada (IA) de 858 casos diagnosticado cada 100.00 habitantes en los últimos 14 días, lo que ha supuesto un aumento en la tendencia de positivos de un 414 por ciento. Cartagena –216.108 habitantes– ha alcanzado los 798 positivos de IA en el mismo intervalo de tiempo, una subida de un 362 por ciento.  

En Lorca –95.515 habitantes– se han computado 709 positivos en los últimos 15 días, un crecimiento del 241 por ciento. La localidad de Molina de Segura –73.095 habitantes– lidera el ranking a nivel porcentual, con un registro de incidencia acumulada de 828 contagios en las últimas dos semanas y una tendencia de 592 por ciento. Entre los cuatro municipios suman más de la mitad de la población de toda la Región, y todas superan con creces la tasa que el Ministerio de Sanidad califica de riesgo “extremo” situada en los 250 casos por 100.000 habitantes–. 

La relajación de las medidas restrictivas a principios de diciembre, debido a la baja tasa de contagios, ha provocado un mes después un efecto rebote: la Región Murcia registra 938 contagiados cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días y casi toda su población se encuentra en alerta extrema.

El Boletín Oficial murciano hizo ya efectiva las medidas para 36 de los 45 municipios de la Comunidad, sometidas a cierre perimetral y clausura total de la hostelería –entre las restricciones más importantes–, tras registrar altas tasas de incidencia que las sitúan en un nivel de alerta extremo. Desde la Consejería de Salud insisten en que el repunte de casos se originó en su mayoría –un 78 por ciento– en actividades de ocio y reuniones familiares. El número de positivos se ha incrementado entre personas de 17 a 34 años, con una tasa de incidencia que supera los 1.000 casos por 100.000 habitantes en los últimos siete días. 

La relajación de medidas al comienzo de diciembre por la baja incidencia –la Comunidad llegó a presentar presenta la menor tasa de contagios de coronavirus tras las Islas Canarias– ha hecho mella en las cifras de contagios. Pese a los intentos de retener la masificación de personas en las calles con cierres puntuales de la hostelería en nochebuena, nochevieja y vísperas de Reyes, el Gobierno regional comenzó a registrar repuntes importantes de positivos en pocos días. Datos que se fueron disparando y que han culminado con cifras récord, como los 2.072 infectados diagnosticados en solo 24 horas hoy mismo, la cifra más alta de las tres olas pandémicas.  

“Esto no es nuevo, ya sabíamos que sin medidas contundentes en Navidad iba a pasar. Es lógico que suceda desde el momento en el que permites que todo el mundo interaccione” lamenta María José Campillo, portavoz del sindicato médico CESM y doctora de Familia. “Una tasa de contagios óptima es de 25 casos por 6.000 habitantes y eso no lo tenemos desde el inicio de la pandemia”, aclara la sanitaria.

Ahora, advierte, “nos acercamos al colapso hospitalario en pocos días porque no podemos dar respuesta a todos los ingresos que está habiendo”. En su opinión, los políticos culpabilizan al ciudadano pero las administraciones, ni central ni regional, “no han hecho nada para facilitar las cosas; no se han tomado las medidas adecuadas en Navidad y lo estamos pagando entre todos”. Para Campillo, “hay que ir por delante del virus, y aquí no está siendo así; hacen falta más rastreadores, más test y más medios en general”.

Para la portavoz del CESM, “a veces es preferible un confinamiento de 15 días que la situación actual, que además podemos arrastrar meses porque la pandemia ahora está descontrolada y va a fallecer mucha gente, lógicamente”.

Jesús Abenza, médico de Atención Primaria, se muestra también preocupado por el nivel de contagios. La localidad murciana en donde ejerce, Fortuna –10.112 habitantes–, lidera el ranking de incidencia acumulada regional, con 2.294 casos cada 100.000 habitantes. “La plantilla dedica la mayor parte del tiempo al control y seguimiento de los casos COVID”, lamenta el sanitario. Abenza reconoce que todo lo que no esté relacionado con el coronavirus queda relegado a un “segundo plano”, pero cuenta que sus compañeros hacen un “esfuerzo tremendo” para poder seguir atendiendo de “manera digna y con citas presenciales”. “Es una situación de gran estrés por al final nosotros somos médicos asistenciales y nos gusta atender pacientes”.

Colapso

La Atención Primaria está colapsada, así como el teléfono de asistencia médica 061. Las UCI del Hospital Reina Sofía y el Morales Meseguer están llenas. Ahora mismo están “aumentado las camas de urgencias para atender a los enfermos; están ocupadas 90 de las 116 camas que tenemos y no podemos olvidar que hay más tipos de patologías que llegan a la UCI”, indica Campillo. Las intervenciones no urgentes se han tenido que suspender “porque hay días de 50 y 60 ingresos, y esto no lo podemos aguantar mucho tiempo”.

Las plantillas siguen siendo las mismas, se queja Campillo, y además ahora tienen que hacer frente a las vacunaciones, tanto enfermeros como médicos. “Están más allá del cansancio, empiezan a sufrir también ellos patologías y emocionalmente están muy tocados; es muy duro estar en una UCI viendo morir gente todos los días”.

Campillo pone sobre la mesa que tampoco se reconoce el trabajo de los sanitarios, que hay algunas ocasiones en que no se cobran todas las horas que están haciendo y “encima” si un profesional se enferma por COVID y es eventual “no tiene derecho a que le guarden el puesto; si se infecta y su contrato se acaba, se ofrece a otras personas”.

Molina de Segura pide a su población que se autoconfine 

La alcaldesa socialista de Molina de Segura, Esther Clavero Mira, intenta capear la expansión del virus en su municipio y el martes 12 de enero el cese de toda actividad municipal no esencial por un periodo de 14 días. La primera edil pidió también a la población de su municipio que se autoconfine en sus hogares. Clavero precisó que de momento, esta es una petición personal y espera que “las autoridades sanitarias no tengan que recurrir al confinamiento obligatorio total como sucedió en marzo del pasado año”. 

La alcaldesa explicó que se trata de “cifras inasumibles por el altísimo nivel de contagios que soportamos y por lo que afecta a la saturación de los servicios sanitarios” y añadió que todos estos contagios, que sitúan al municipio en un nivel de riesgo de transmisión extremo, “van a suponer en unos días el incremento de molinenses hospitalizados, con un alto nivel de riesgo para sus vidas”.

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