“Muchas veces, los que dicen que 'primero los de aquí y luego los de allí', ni ayudan aquí ni ayudan allí”
Héctor Rivero, presidente de la Coordinadora Andaluza de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (CAONGD), lamenta que las partidas que se habían acordado en el plan andaluz 2015-2018 no se hayan plasmado en los presupuestos. Ni ahora ni antes. Porque las partidas solidarias “cumplirse no se han cumplido nunca”, dice.
A la espera del contenido y de los compromisos del nuevo plan 2019-2022, repasamos con Rivero algunos asuntos de actualidad relacionados con la ayuda al desarrollo, las migraciones, la inversión en origen, el avance de la ultraderecha en Europa o las próximas elecciones andaluzas. En todo caso, Rivero considera primordial acabar primero con el “falso discurso” de que, invirtiendo en acciones en el exterior, se deja de apoyar a las personas más cercanas. El presidente de la CAONGD señala que “muchas veces los que dicen que 'primeros los de aquí y luego los de allí', ni ayudan aquí ni ayudan allí”.
Recientemente han celebrado el encuentro nacional Islas Encendidas en Málaga, dentro de un amplio proceso llamado Quorum Global ¿En qué consiste?Islas Encendidas
Hace unos años, el sector de la cooperación internacional empezó a reflexionar, después de un proceso de profesionalización muy fuerte, sobre cuál había sido su papel como agente social y cuál debía ser en el futuro. El sector se dio cuenta de que había llegado a los límites donde podía llegar solo y decidió abrirse a otros sectores sociales, con más contacto con otros movimientos sociales locales para aportar nuestra experiencia, etc. De esa necesidad surge este tipo de encuentros, para ver si podemos compartir un diagnóstico de la situación y si después, cada uno desde su ámbito de trabajo, es capaz de trabajar con la visión global.
¿Y cómo pueden trabajar globalmente distintas organizaciones locales?
Es complicado. El encuentro nacional en Málaga ha estado pensado como un primer paso. Vamos a traer experiencias que ya se estaban produciendo pero de una manera más estructurada, avanzando en la integración con otros movimientos (ecologistas, feministas, banca ética, movimientos vecinales,...).
Supongo que también se hablará de las próximas elecciones andaluzas. ¿Cuáles son sus principales reivindicaciones a los partidos?
Veíamos desde hace ya unos meses que la legislatura se había terminado y que la convocatoria se acercaba. Creo que por primera vez nadie sabe qué pasara después de las elecciones. Las cuatro fuerzas políticas, con sus márgenes, están jugando en la misma liga, y eso va a hacer interesante el día después. Nuestra carta a los reyes magos es relativamente sencilla. La política de cooperación al desarrollo en Andalucía había sido siempre pacífica, digamos. Nunca se había puesto en duda la necesidad de su existencia. No es tan así ahora. Nuestra primera petición sería volver a visibilizar la estabilidad de esta política, aunque luego cada partido tenga una forma de entenderla. La segunda sería, una vez que haya consenso en eso, dotarla suficientemente y cumplir con los compromisos presupuestarios.
¿No se han cumplido en los últimos años?
Cumplirse no se han cumplido nunca. Antes de la crisis, el crecimiento presupuestario de la política de la cooperación parecía que iba en la dirección de cumplimiento de compromisos, pero ni siquiera en esos años buenos se llegaron a cumplir. Pero, desde luego, durante los tres años de vigencia del plan andaluz de cooperación, el Pacode, ninguno de los tres ha ido ni siquiera en la línea.
¿Y eso qué les parece a las entidades que trabajan en ayuda oficial al desarrollo?
Es preocupante. Pero más allá de eso, ha surgido la duda sobre la propia política de cooperación basada en un hecho falso: la ciudadanía considera que primero hay que dedicárselo a los de aquí y luego a los de fuera. Pero mes tras mes, en todas las encuestas que se hacen, la política de cooperación cuenta con un amplio apoyo de la ciudadanía. Incluso, en los años más duros de la crisis subimos en personas socias en lugar de bajar. Hay un falso discurso, interesado, que algunas fuerzas políticas han preferido comprar.
Además, habrá ONGD que también actúan localmente, ¿no?
De las 66 organizaciones y seis organizaciones provinciales que componen la CAONGD, más de la mitad tenemos actividades de acción social en Andalucía, lo que pone de manifiesto que los que nos preocupamos de lo que pasa allí también nos interesamos por lo que pasa aquí. Muchas veces, los que dicen que “primero los de aquí y luego los de allí”, ni ayudan aquí ni ayudan allí. Tenemos esa necesidad de un pacto que pacifique la propia política. Al fin y al cabo, es un mandato estatutario.
¿Cómo están observando el avance de partidos de ultraderecha que, precisamente, utilizan ese discurso?
Muy preocupados. La primera vuelta en Brasil viene a refrendar un proceso de derechización extrema. Que un país de la importancia de Brasil pueda elegir a un presidente racista, homófobo y que no tiene en cuenta los derechos humanos es algo preocupante. Andalucía, además, lo vive en primera persona, porque somos la frontera sur de Europa. Estos movimientos hay que combatirlos con políticas que pongan los derechos humanos encima de la mesa como prioridad. Lo peligroso de estos movimientos es que, cuando no ganan, ganan. El Frente Nacional no ha ganado afortunadamente en Francia pero ha marcado claramente el devenir del discurso político, poniendo a la islamofobia en el centro del debate sin ser gobierno. Hay que rechazarlos desde el principio y no ceder para ver si se calma la fiera sino plantarles cara.
¿Qué le parece el drama migratorio que vivimos de cerca en Andalucía?
Lo que está pasando en la frontera sur de Europa es inaceptable y es algo que, probablemente, nos marcará como sociedad en el futuro. La muerte sistemática de gente en la frontera, si las próximas generaciones tienen un poco de sensibilidad social, nos van a preguntar qué estabamos haciendo y hacia dónde estábamos mirando mientras eso pasaba.
Avalancha, invasión,... ¿Qué le parece la denominación del fenómeno por parte de algunos sectores?
No se sostienen sobre la realidad, se construyen sobre datos falsos. Avalancha hay en el Líbano, donde uno de cada cuatro habitantes es refugiado, o en Irán. La mayor parte de los refugiados está atendido por países del sur. Si me dices que Europa no es capaz de asumir su compromiso internacional porque no tiene dinero es que tenemos un problema.
Se ha vuelto a hablar de la necesidad de potenciar la inversión en origen. ¿Cuál es la posición de las ONGD andaluzas en este punto?
Estaríamos encantados si la gente viviera en unas condiciones suficientemente dignas como para no verse obligado a salir de su país. Casi nadie sale por gusto de su tierra. Una política de cooperación fuerte lo podría conseguir, pero nos preocupa que, bajo la máscara de la cooperación, lo que en realidad se pone en marcha son políticas de control migratorio, de externalización de fronteras, de securitización, etc. Echar la frontera 4.000 kilómetros más para allá no es una política de cooperación.
¿Eso es lo que cree que están haciendo las potencias mundiales?
Los movimientos migratorios son imparables, y nos tenemos que ir al origen del problema. En África les estamos extrayendo todos los recursos naturales que tienen, comprando la tierra y el agua entre unas y otras potencias mundiales, desalojando territorios. ¿Qué se supone que tiene que hacer esa gente? Si son expulsados de sus casas, ¿qué mas les da irse a capitales de sus países con las que no tienen mucho contacto que venirse a Europa a ganarse la vida? Lo que no se puede es hacer un gaseoducto enorme de África a Europa y a la gente ponerle una valla.
¿Cómo ha visto la petición de solidaridad por parte de Andalucía para ayudar a atender a los menores extranjeros no acompañados?
Es un tema que pone muy de manifiesto la insolidaridad que hay en general. Andalucía está en el primer plano como primera frontera pero esto no es un problema de Andalucía ni tampoco de España. Es un problema global de Europa. Los servicios de atención a migrantes en general están completamente desbordados hace tiempo y es necesaria la solidaridad de otras comunidades con respecto a Andalucía y de otros países europeos con respecto a España. Cuando no hay respuesta, acabamos teniendo un Gobierno de Salvini. Seguramente se podría haber gestionado mejor por parte de la Junta de Andalucía, pero no es un problema solo suyo.