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Baltasar Garzón: “Las posiciones progresistas deberían estar condenadas a entenderse”

Baltasar Garzón participa en la Convocatoria Ciudadana

Lucrecia Hevia

“Son tiempos de revolución” dijo un sobrio pero enérgico Baltasar Garzón ayer ante un salón de actos desbordado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. El exjuez fue una de las caras visibles de la Convocatoria Cívica que este miércoles se presentó en Andalucía como una opción “no para ocupar un espacio electoral” sino como un catalizador de “propuestas y posibles soluciones a la situación en la que estamos, ante un Gobierno que está sordo” y no escucha a la ciudadanía.

“Como mi buen amigo Saramago, soy un pesimista impenitente y proactivo –se define- La ventaja de los pesimistas proactivos es que nos damos cuenta de que las cosas están mal y que hay que actuar”

Hablando “libremente (aunque también lo he hecho antes y así me ha ido)”, con críticas duras a la situación de España, venía dispuesto a “movilizar conciencias”. “Si no somos capaces de que la gente reflexione y no acepte la situación que está viviendo, habremos fracasado”. “Si no somos capaces de incorporar a los jóvenes a esta convocatoria (ante la ausencia de caras visibles en la cita de otras generaciones), habremos fracasado”. Garzón habló ayer de fracasos en el horizonte “si no hacemos algo”.

La apuesta es ambiciosa: unir sensibilidades progresistas en un espacio de reflexión que no busca cuota de poder, insisten él y sus compañeros de la Convocatoria, pero que tiene claro que hay que acceder de algún modo a las instituciones. Eso sí, en caso de posible lista electoral, Garzón asegura tajante: “ya he dicho que no”.

La Convocatoria ya cuenta con presencia de militantes en partidos políticos pero sobre la posible suma de PSOE o IU como formaciones completas, asegura que “las posiciones progresistas deberían estar condenadas a entenderse. Hay planteamientos diferentes pero en la diferencia es donde se encuentran las soluciones. Se sumará quién esté dispuesto a hacerlo”, responde a eldiario.es/andalucia.

“La justicia en España es manifiestamente mejorable. Viviendo fuera he perdido toda la soberbia que tenía sobre el sistema Español. Hay sistemas mucho mejores y participativos que el nuestro”, explica cuando se le pregunta sobre Justicia.

“El sistema judicial tiene que cambiar. Tiene que ser más democrático, más transparente. Es una tarea muy difícil, pero si hubiera voluntad política hay medios para que funcione adecuadamente. Esa es la responsabilidad política, pero los jueces también tienen una gran responsabilidad, la de no dejarse influir ni presionar. Porque en la Justicia también hay corrupción”.

Arremete contra los procesos eternos (“¿Cómo es posible que hayamos tenido que esperar más de 10 años a ver sentado en el banquillo a Fabra?”), contra el presidente del Tribunal Constitucional, (“no se puede consentir que haya un presidente del Constitucional manifiestamente militante de un partido”) y no duda en calificar a Gallardón como “terrible”.

Desde fuera de la judicatura, como está ahora, está convencido de que “se puede servir a la justicia desde otros ámbitos” y mira con cierta calma el desarrollo de la trama Gürtell : “Los derechos que estaban en juego quedaban protegidos y ahora se ha demostrado que la línea era aquella. Pero bueno, el Constitucional decidió mi condena”. Ante las críticas a su persona, como las recogidas en las recientes memorias del exsubcomisario Amedo, no duda cuando dice que está “acostumbrado” a los intentos por desprestigiar su imagen y que “no hay quien se crea lo que dice”.

También desde fuera del país relata cómo la “marca España es algo así como una entelequia, no existe”. Y cómo ha resultado “vergonzoso que tenga que venir la ONU a decirnos que no estamos siendo justos con las víctimas del franquismo”. “Ninguna sociedad se quebranta con la aplicación de la justicia”, afirma respecto a la reparación de las víctimas delas dictadura. “Es una obligación luchar por una comisión de la verdad; Negar la realidad es el error histórico más grande de este país”.

Baltasar Garzón sale de la facultad de derecho, ya de noche, junto a sus compañeros de la Convocatoria Cívica, con más ánimo de seguir debatiendo y comentando. Y aunque reconoce que “hay prisa” para los cambios y que algunos miembros están proponiendo acciones más claras, insiste en explicar que el movimiento se articulará “poco a poco”.

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