Medio millar de personas padecen cortes de agua diarios en un municipio de la Alpujarra granadina
Paco pasa el día trabajando y Lucía es amante del senderismo y ha encontrado en Mecina Bombarón un lugar en el que disfrutarlo. Los dos regresan a sus domicilios cuando el sol se está escondiendo y el día ya no da más de sí. Ambos, Paco en su casa y Lucía en un alojamiento rural, quieren ducharse tras una jornada maratoniana, pero ninguno puede hacerlo porque no hay agua y tampoco pueden beberla del grifo para hacer más llevadero este calor veraniego. Esa es la realidad que padece medio millar de personas en Mecina Bombarón, una localidad perteneciente al municipio de Alpujarra de la Sierra en la provincia de Granada. Cada día de verano, al caer la tarde, el Ayuntamiento corta el suministro para evitar que los pozos en los que se acumula el agua se queden vacíos y no aguanten para todo el periodo estival.
“Hace tanto tiempo que tenemos este problema que es difícil acordarse cuándo empezó”, explica Sergio Valverde, artesano de guitarras, ex concejal de Cultura del pueblo y uno de los vecinos más comprometidos con el futuro de su localidad. Él es una de las personas que está detrás de la movilización que tendrá lugar el próximo 17 de agosto. Ese día, todos los vecinos de Mecina Bombarón están llamados a una manifestación que recorrerá el casco urbano para pedirle al Ayuntamiento que solucione un problema que les hace daño. Elena Mingorance, otra joven lugareña, da alguna de las claves de lo que sufren quienes viven en este municipio y advierte que “la paciencia tiene un límite”.
“La gente de este municipio no puede seguir llegando a sus casas después de un largo día de trabajo y luego no poder asearse o hacer uso del baño. Estamos cansados de tener que buscar, por nuestros propios medios, la forma de tener agua para vivir; unos invirtiendo en depósitos individuales, otros dejando cubos y garrafas preparados a primera hora del día…” explica la chica. Esa realidad que describe es tan habitual en esta localidad alpujarreña que incluso hay quienes se han acostumbrado a vivir así. “Agua no falta, el problema es que se administra mal”, dice Sergio Valverde.
Agua mal administrada
Como Mecina Bombarón, que comparte municipio con Yegén y Golco, está situado en la cara sur de Sierra Nevada, las precipitaciones durante todo el invierno son habituales, por lo que las reservas darían para abastecer a todos los vecinos sin contratiempos. Sin embargo, el sistema que tienen en este pueblo para administrar el agua es tan antiguo que el tiempo ha acabado por evidenciar que es ineficaz. Cada habitante de Mecina paga anualmente una tasa conjunta de basuras y suministro de agua que apenas supera los 100 euros y que es lo único que han de abonar para poder hacer uso de este bien básico. No se pagan facturas durante el resto del año, independientemente de si se hace más o menos uso de este bien. “Como no se sabe cuánto consume cada casa, hay quienes se aprovechan y abren el grifo sin control alguno”, argumenta Sergio Valverde.
Encima de la mesa hay dos posibles soluciones: instalar contadores en cada casa para que se pague por lo que se consume o aumentar el número de pozos que posee el pueblo para dar agua potable a todos los lugareños. Sea la opción que sea, para algunos ya es una cuestión que debe resolverse urgentemente. Ese es el caso de alguno de los alojamientos rurales del municipio que ya han visto cómo alguno de sus clientes se ha ido al vivir uno de los cortes de agua. Aunque el Ayuntamiento suele parar el suministro de agua sobre las diez de la noche, ha habido alguna ocasión en la que ese corte se ha producido mucho antes. Sergio cuenta que una de las veces el agua dejó de fluir a las ocho de la tarde lo que afectó a los turistas de uno de los alojamientos rurales.
“Habían pasado todo el día haciendo senderismo y trekking y cuando volvieron para ducharse, la dueña de estos apartamentos tuvo que decirles que no había agua. Algunos se lo tomaron bien, pero varios se marcharon esa misma noche y no le pagaron”. Un problema que va en aumento porque este municipio es uno de los más atractivos para los amantes de la montaña. En los últimos años, localidades como Alpujarra de la Sierra han visto cómo ha aumentado el turismo de personas que quieren disfrutar de la naturaleza. Sin embargo, eso no ha hecho más que empeorar la problemática de los cortes de agua. “El Ayuntamiento suele hacerlos sobre todo los fines de semana que es cuando más gente hay y antes puede acabarse la reserva prevista”.
Para llamar la atención del Consistorio y animar a los vecinos, Elena Mingorance ha escrito un manifiesto con el que se quiere concienciar sobre este asunto: “Hay negocios en los que tener una buena higiene es importantísimo y, mucho más, en medio de una pandemia. ¿Qué me decís de los que trabajan en la hostelería? ¿Y en charcutería? Es fácil imaginar la variedad de dificultades que se pueden encontrar cuando, sin previo aviso, te cortan el agua. Y sí, hacemos hincapié en que ya no se molestan en avisar, porque tristemente se ha convertido en algo rutinario. Todo el mundo que reside aquí sabe que, partir de las 23:00 como muy tarde, cualquier día te pueden cortar el agua, aunque, en alguna ocasión han llegado a hacerlo, incluso, a las 20:00”.
Uso descontrolado
De fondo, este problema tiene un origen más allá de la mala administración y es el uso que hacen del agua alguno de los agricultores y regantes de la zona. “Hay quienes tiran del agua potable para regar sus campos y eso acaba afectando a la reserva que hay”, explica Sergio Valverde. Además, como tampoco se controla, los pozos que se sitúan en la parte superior del municipio están expuestos a que haya trabajadores del campo que usen más cantidad de agua de la que deberían y que luego esta no acabe yendo a parar a las depuradoras que la hacen potable. José Miguel Pelegrina, regante de la zona, reconoce que algunos agricultores están haciendo un “mal uso” del agua sobre todo en verano. “Prefieren coger la potable porque si no deben subir a una zona muy alta que con este tiempo es muy molesto”. Él también cree que hace falta controlar el consumo y apuesta por la instalación de contadores.
Por otra parte, pese a que sea un problema que lleva mucho tiempo sucediendo los lugareños lamentan que ningún alcalde lo haya solucionado hasta la fecha. “Creemos que no lo hacen porque perderían votos de personas que están conformes con esta situación. Usan más agua de la que deben y nadie les controla y además ya se han acostumbrado a los cortes”, argumenta Sergio. Y, por si fuera poco, hay vecinos que tienen piscinas que llenan sin que el Ayuntamiento sepa cómo ni cuándo lo hacen, provocando caídas del suministro a cualquier hora. Además, Sergio Valverde dice que el problema del agua también está dañando la infraestructura porque “se hacen bolsas de aire” que afectan a las cañerías cuando vuelve a fluir.
“El verano que viene no habrás más cortes”
Este medio se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra, al que pertenece Mecina Bombarón. El alcalde de la localidad, José Antonio Gómez (PSOE), reconoce que existe un conflicto en este asunto y que es algo en lo que llevan “tiempo trabajando, aunque los vecinos no siempre lo sepan”. El regidor admite que la mala administración del agua les obliga a cortar el suministro pese a que “habría para todos los vecinos y durante todo el verano sin problema”. La solución en la que trabajan pasa por instalar contadores en todos los domicilios y empezar a cobrar por el consumo que se hace. “Muchos vecinos los tienen, pero no sirven de mucho porque no se controla el gasto”.
Avanza que está en conversaciones con la Diputación de Granada para poner en marcha un nuevo sistema que administre el agua que gastan los habitantes de este municipio. “La inversión inicial que hará falta ronda los 70.000 euros”. Gómez confía en que el trabajo que están llevando a cabo dé sus frutos “cuanto antes” y se compromete con este medio a que “para el verano que viene no habrá más cortes de agua”. Sostiene que, para entonces, el sistema de contadores estará funcionando y los lugareños no tendrán que abrir el grifo con miedo a que no puedan hacer uso de un bien de primera necesidad.
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