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Vox trata de apropiarse del legado humanista de Joaquín Costa

Homenaje a Joaquín Costa en Monzón

Miguel Barluenga

Huesca —

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La figura de Joaquín Costa (1846-1911), político, jurista, economista e historiador aragonés, ha sido reivindicada por Vox en las últimas semanas. La formación de extrema derecha ha tratado de hacer suyo el discurso de esta personalidad histórica en el 110 aniversario de su fallecimiento. Para ello convocó dos actos: en su localidad natal, Monzón, y en Huesca con un escaso seguimiento y promovió esta semejanza en sus redes sociales en los días previos a la efeméride del 8 de febrero, fecha de su muerte. Una postura que ha levantado críticas y que devuelve a la actualidad a un pensador que reivindicó en final del caciquismo en la España que derivó hacia el Desastre del 98.

Vox firmó un manifiesto en el que expone un ideario que quiere que entronque con el de Costa. “Hoy también, la regeneración de España depende básicamente de la educación. Costa afirmaba la necesidad de transformar en profundidad la educación nacional en todos sus grados. Como ayer, la Universidad debe cultivar ciencia, despertar talento y promover innovación. Costa señalaba estas condiciones para modernizar y dinamizar España”, dice.

Al margen de la diferencia temporal de las dos propuestas, la formación subraya aspectos que llaman la atención, como que “la vida de la gente requiere representantes políticos comprometidos. Costa proponía terminar con los privilegios y el caciquismo”. O que “la defensa, hoy, del patriotismo requiere conocimiento de todo lo que nos une. Costa ya decía que frente a la agonía y la decadencia se debe apostar por un proyecto de integración y futuro”.

Vox reclama, a través de los postulados de Joaquín Costa, “menos burocracia y más libertad para crear. Costa ya lo propugnaba para superar el atraso económico, social e intelectual del conjunto los españoles. Hay que recuperar el auténtico valor de la política como servicio hacia los demás. Costa criticaba los privilegios y prebendas, así como el caciquismo y la corrupción, esta última verdadero cáncer de España”.

“Queremos ser españoles en una gran nación –concluye el manifiesto–. Gobernada por auténticos líderes, a la altura del servicio y no del beneficio. Así lo manifestaba Costa y en Vox lo aplaudimos y reivindicamos”. ¿Qué hay de exacto en todo esto? Terminó sus días convencido de la necesidad de una república moderna y europea que luchara contra el caciquismo y las malas gestiones económicas como las guerras coloniales, la falta de educación, además de avalar la justicia y el fomento económico.

Para el aragonés, este progreso acarreaba consigo “civilización, república, libertad, progreso técnico, democracia y huida del arcaísmo”. Entonces España era un país fundamentalmente agrícola y esta actividad se debía fomentar “mediante el reparto de la tierra, expropiaciones y colonización mediante mecanismos de compensación a los propietarios”. Acuñó las conocidas fórmulas de “escuela y despensa” como soluciones a los problemas del país y del “cirujano de hierro”, la figura encargada de poner fin a los males del país.

Esta última ha sido una figura tratada de manera ambigua, y el propio Costa dijo en su obra 'Oligarquía y caciquismo' (1901) que “esa política quirúrgica, repito, tiene que ser cargo personal de un cirujano de hierro, que conozca bien la anatomía del pueblo español y sienta por él una compasión infinita, como aquella que inspiró los actos de gobierno del conde de Aranda hace siglo y tercio; que tenga buen pulso y un valor de héroe, y más aún que valor lo que llamaríamos entrañas y coraje, para tener a raya a esos enjambres de malvados que viven de hacer morir á los demás, que sienta una ansia desesperada y rabiosa por tener una patria y se arroje, artista de pueblos, a improvisarla”.

Costa fue descrito por Manuel Azaña como “un conservador que quiso dejar de serlo sin poder”. Enrique Tierno Galván por otra parte sostuvo en 1961 que Costa potenció una “idea y sentimiento difusos de admiración por la dictadura totalitaria nacionalista”. Su pensamiento fue atacado por elementos afines al bando franquista, como José López Prudencio, que en una crítica a Costa hizo alusión al “glorioso 18 de julio en que el Cid rompió las cerraduras de su sepulcro”, si bien otros como Roberto G. Bayod lo consideraron un precursor del Movimiento Nacional.

En una columna publicada el pasado 8 de febrero en Contrainformacion.es, el periodista e historiador Juan Ignacio Codina señala: “para que se hagan una idea del despropósito que esto supone, sería como si Unidas Podemos reivindicara el pensamiento del falangista Ramiro Ledesma. Dicho de otro modo, el ideario de Vox se parece al de Costa tanto como un huevo a una castaña”.

Define el patriotismo de la formación de extrema derecha como de “cartón piedra”. Costa “sí era un verdadero patriota. El patriotismo se mide no por las palabras clamorosas, que se las lleva el viento, ni por los gestos, que son vanos, ni por las banderas, que se agitan y vituperan para distraer. El patriotismo se mide en obras, y hay más patriotismo en una familia trabajadora que hace prosperar a su país con el sudor de su frente y con los impuestos que tributa que en muchos otros que, eso sí, se rasgan las vestiduras por España pero luego hacen lo posible por escaquearse a la hora de arrimar el hombro, cobrando de chiringuitos públicos y defendiendo a los evasores de impuestos”.

Joaquín Costa “abominaría de ustedes, como abominó de las arbitrariedades, los abusos y las injusticias”, concluye Codina.​

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