“Después de 30 años de carrera, me sigue poniendo cachondo hacer discos y dar conciertos”
Con 32 años de carrera y nueve discos a sus espaldas, tanto en solitario como acompañado de su fiel amigo Diego Vasallo con el que forma Duncan Dhu, Mikel Erentxu recoge los pedazos de su corazón y vuelve con 'El Hombre Sin Sombra', disco que salió a la calle hace apenas siete semanas. Para el autor, es un disco que habla del amor y de sus consecuencias, sobre las múltiples caras de este sentimiento. Y matiza: “Es un retrato fiel de mis gustos musicales y mis sentimientos personales”.
Aunque admite que se defiende “mucho mejor en escenarios cerrados y pequeños”, el músico donostiarra estará presente este sábado 22 de julio en el festival Música en Grande de Santander, uno de los mayores festivales del norte de España, acompañado por otro grupo rockero español, Rulo y la Contrabanda.
¿Qué expectativas tiene de su nuevo disco?
Quiero hacer buenos discos, discos que me compraría si no fuese yo y en ese sentido el objetivo está logrado. Desde hace cuatro discos, desde 'Detalle del Miedo', inicié una nueva andadura que me está llevando a que cada nuevo álbum supere al anterior. Para mí, 'Hombre Sin Sombra' es mejor que 'Corazones' y estoy muy contento. Estoy en el buen camino y sobre todo me da muy buen rollo sentirme tan bien con 52 años. Creo que después de 30 años de carrera, que me siga poniendo tan cachondo hacer discos y dar conciertos dice mucho, me queda cuerda para rato.
¿Por qué ha decido hacerlo en analógico?
Es una cuestión de gustos y afortunadamente todavía se puede hacer así. Es más difícil, pero me he podido mantener fiel a mis principios. Y hago bandera porque grabar en analógico es casi una utopía. Me gusta que suenen igual que los discos que a mí me gustan y la música que escucho, mayoritariamente, ha sido grabada analógicamente. Mi oído se ha hecho a ese tipo de sonido y es mucho más cálido, orgánico y adecuado para el rock. Para mí, los sonidos digitales son mucho más fríos.
Ha ido evolucionado durante estos años en su estilo musical, cuando mira al pasado, ¿cómo se ve?
En estos 32 años de carrera musical, desde el primer disco de Duncan Dhu, he probado y he intentado muchas cosas, unas con más aciertos que otras, pero ha habido una evolución y un recorrido bastante coherente. Quizá ahora me encuentro en un momento de cuadratura de circulo, estoy un poco casi en los orígenes. Empecé escuchando cuatro cosas, fui creciendo y ahora vuelvo a escuchar esos mismos autores que escuchaba cuando empecé, mis cuatro pilares: The Beatles, Dylan, Elvis Presley y David Bowie. Estoy un poco en el punto donde comenzó todo.
Ha trabajado tanto en grupo como en solitario, ¿qué le gusta más de cada formato?
Las dos me gustan mucho. El grupo, porque lo comparto todo: el trabajo, las formas, la furgoneta, los hoteles, vas acompañado, con Diego, en este caso, que es como mi hermano. Es una gozada, subir al escenario mirar a la derecha y ver a Diego, eso me pone mucho, siempre me ha puesto.
Parece que estoy diciendo una contradicción absurda, pero cuando trabajo solo me encanta cantar en solitario, tomar yo todas las decisiones. Ser el dueño y señor de todo lo que hago tiene su punto. Afortunadamente, no tengo que elegir y ahora mismo el proyecto de Duncan Dhu es un proyecto vivo. Aunque esté dedicado principalmente a mi carrera como solista tenemos ahí al grupo cuando nos apetece. Hemos llegado a la fórmula perfecta.
¿Por qué ha decidido dedicar el disco entero al amor?
Empezó como todos los discos y cuando ya llevaba tres letras, me di cuenta que todas las canciones giraban en torno a mí y a mi experiencia dentro del amor. Entonces, decidí hacer un disco monotemático que mirase más hacia dentro que hacia fuera, que se centrara en mi propia experiencia, sobre todo en las relaciones de larga duración, como la mía. Quizá no de una manera demasiado romántica, este es el lado más amargo, pero a fin de cuentas el amor tiene muchas caras y todas son interesantes. Es un tema universal, con lo cual cualquiera se puede identificar con lo que estoy contando.
¿Considera que con su música hace literatura?
Bueno... Realmente, una letra de una canción llega a ser un poema, pero no me atrevería a llamarlo literatura. Por lo menos no alta literatura. Hay algunos escritores de canciones que sí lo hacen como Bob Dylan. Escribir melodías se me da bien, escribir canciones, todavía me considero un aprendiz. He tenido muy buenos maestros como Diego Vasallo, que me parece el mejor letrista que existe en España y también con Jesús María Cormán con el que he aprendido muchísimo.
En su blog tiene un apartado donde selecciona varias canciones cada cierto tiempo, ¿cómo surgió?
Empezó medio en broma. Una vez, cuando empezó el auge del Ipod, me dijeron: “¿Por qué no haces una lista de 20 canciones?”. Hice una, me gustó; hice otra y ya me he acostumbrado. Una vez al mes hago una lista un poco variada de cosas que puede haber interesantes, mezclas un poco impensables y, sobre todo, canciones que me gustan. Es una forma de decir a la gente lo que escucho y siempre hay fans, amigos u oyentes que les hace gracia, les gusta y me animan a seguir.
En cuanto a la música que se escucha actualmente, sobre todo entre los jóvenes ¿considera que es peor a la que se escuchaba entre los años 80 y 90?
La música que escuchan los jóvenes ahora mismo es espantosa. Tengo hijos pequeños, sé lo que escuchan y es terrible. No encuentro palabras. En general, la música teenager, salvo alguna excepción, no me gusta nada.
¿A qué tipo de música se refiere? ¿Al reggaeton?
El reggaeton me parece espantoso. Es un estilo de música ahora mismo universalmente gigantesco y no voy a decir que sea un estilo malo, ahí malos y buenos, a mí simplemente no me gusta nada de nada. A lo mejor, ahora mismo, lo más rompedor a nivel musical, es el reggaeton porque, por ejemplo, en los años 50 la gente pensaba lo mismo del rock and roll. A mí, desde luego, se me escapa. Desde el punk, todo lo que se ha hecho son copias, no hay realmente nada novedoso. Hay cosas de los 80 que me gustan porque es la época que me tocó vivir y tiene un valor sentimental para mí, pero cuando realmente se coció lo que yo entiendo que es la buena música fue entre finales de los años 60 y primeros de los 70.
A pesar de que quizá ahora el nivel musical es peor que el de antes, ¿tiene expectativas de futuro?
Hay buenísimas bandas en España. Hay cosas súper interesantes en bandas nuevas como Viva Suecia o en bandas más consolidadas como Vetusta Morla, Iván Ferreiro, Enrique Bunbury, Loquillo, Amaral, Quique González o Ángel Estanich. Podría decir un montón de cosas que me gustan y, afortunadamente, hay gente que las escucha y que va a sus conciertos. Radio 3 probablemente es la cadena que mejor música programa y cada vez va teniendo más oyentes. Hay esperanza, claro que la hay.
Quizá el problema es ese, que no se suele escuchar mucho otro tipo de música en las radios convencionales.
Claro, al final las radio fórmulas grandes ponen lo que la gente quiere oír. No sabes qué fue antes, si la gallina o el huevo; si la radio pone esas canciones porque la gente quiere oírlas o la gente las escucha porque es lo que ponen en la radio. Pero vas a un bar y está sonando el puto 'Despacito', no puedes evitarlo, está en todos los sitios, es horrible. En general, todas las canciones del verano son terribles.
El otro día comentaba que está descontento con la clase política, ¿en qué sentido?
Desde hace mucho tiempo, pero sobre todo últimamente, la clase política no hace más que aportar desencanto: la corrupción, que está salpicando a todos los partidos; la falta de diálogo y de consenso; las últimas elecciones: ¡Tuvimos tres para elegir el presidente! Cada vez creo menos en los partidos políticos y más en las personas. Tengo amigos en partidos políticos muy dispares: Partido Nacionalista Vasco, Popular o Socialista. A ellos les respeto, pero a sus partidos, no tanto. Y, sobre todo, en las generaciones mayores.
También admitía que le gusta el actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo.
Sí, tuve la oportunidad de conocerlo. Cuando ves hablando a un político en un estrado, periódico o en la televisión, no te llega tanto. Cuando estás con él, entre bastidores, como estuve yo, conoces a la persona: una persona brillante, con un nivel cultura enorme, sabe hablar... Las cosas que me dijo me parecieron muy sensatas... No sé, me cayó muy bien, tiene mi voto de confianza. Sería probablemente el único cargo del PP que lo tiene.
En cuanto a la medida de bajar el IVA cultural donde están los conciertos en directo, también estaban los toros, ¿le parecen comparable ambas actividades?
Los toros, realmente no sé muy bien dónde meterlos. A mí personalmente no me gustan, ni lo entiendo. No me va eso de hacer sufrir a un animal. Lo veo un poco desubicado, no sé si están incluidos en los periódicos en la página de deporte o en la de cultura, no sé a qué pertenecen ni en que rango están para que se bajen esos impuestos. En cualquier caso, en la cultura, la utopía sería que tuviese un IVA cero, que todo lo que es cultura no pagase impuestos: música, literatura, cine, teatro, arquitectura, escultura... Y ahí no tiene que entrar la tauromaquia.
Hace poco incluyó en la banda a Marina Iñesta, una cantante cántabra, ¿cómo surgió?
Sí, es del grupo Repion. En el último disco hay una chica que tiene muchísimo peso: Maika Makovski. Cuando empezamos a hacer los ensayos de la gira, nos dimos cuenta de que necesitábamos esa voz, una voz femenina. Con Maika no podíamos contar porque tiene su propia carrera y nos pusimos a buscar una sustituta. Fernando Macaya, el bajista de la banda que también es de Santander, nos habló de esta chica. Le hicimos una prueba y saltó el flechazo. No había cantado ni media canción y ya estaba dentro de la banda. Hemos encontrado lo que buscábamos. Nos ha aportado, además, una energía increíble y ha rejuvenecido la banda. Es la pequeña princesa a la que cuidamos muchísimo y creo que ella está aprendiendo muchísimo y le va a venir muy bien para su carrera porque es una tía con un potencial y un futuro enorme.
En cuanto a los festivales, ¿se está abusando de este formato?
Festivales sí, pero con peros. Ahora mismo están muy de moda y se pinchará en algún momento. Cualquier pueblo de España tiene uno y la gente acude en masa. Pones un concierto normal y no va mucha gente, pero como le pongas nombre de festival se produce otra reacción. No están ni bien ni mal, yo este año voy a actuar en unos cuantos. Lo que no me parece tan bien es que al final vayan siempre los mismos tres o cuatro grupos, porque al final todos son iguales y no necesitas ir a más.
Me imagino que antes era igual con los cantantes que estaban de moda e iban las mismas bandas siempre a las fiestas de los pueblos. Incluso a mí me ha tocado hacer eso, con lo cual, me estoy autocriticando. También hay muchos tipos, este de Santander es como a mí me gusta, con dos o tres bandas como mucho. En los que hay tres escenarios y 25 bandas en el mismo día para mí es demasiado, es imposible ver a todos.