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Rescatando las cuevas del subsuelo de Tomelloso: “Es satisfactorio haber evitado que colapsen”

Proceso de estabilización de las cuevas antrópicas urbanas de Tomelloso

Rodrigo Abad

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La arquitectura es mucho más que un fin estético: es una disciplina que busca soluciones a problemas. Es lo que ha ocurrido con el suelo de Tomelloso. “Es como un queso gruyer, está hueco por debajo y lleno de cuevas de todo tipo”. Son palabras del arquitecto y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, José Antonio Aguado. “Por el momento hemos cartografiado unas 300 cuevas, pero bajo el suelo del pueblo debe haber entre 2.000 y 4.000. Todas las que hemos visto tienen un terreno muy parecido”, apunta el profesional.

Hacer cuevas en Tomelloso es, según detalla José Antonio, “relativamente sencillo, porque el terreno tiene una parte superior muy dura, que es un aglomerado, casi una roca”. Sin embargo, también recalca que debajo, la arena limosa es “es muy blandita, entonces en cuanto logras atravesar esta primera costra dura después es muy fácil excavar”.

Proceso de la obra de estabilización de las cuevas antrópicas urbanas de Tomelloso

Aunque existen muchas cuevas que se ha utilizado como 'fresqueras' o bodegas para almacenar vino, la gran mayoría eran utilizadas para extracción de minerales. En este caso no son cuevas naturales creadas por la erosión, sino que son antrópicas -hechas por los seres humanos-.

“Es lo que llamamos minería de rapiña, donde gente sin conocimientos y por simplemente cuestiones de subsistencia extraía áridos para venderlos, en este caso a una fábrica de terrazos cercana. Por eso estas cuevas antrópicas tienen formas tan extrañas”, explica Aguado.

Un proyecto “de emergencia”

José Antonio Aguado relata que el Ayuntamiento de Tomelloso se puso en contacto con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), después de que a principios del año 2022 hubiese dos colapsos. “Ocurrió con una semana de diferencia, fueron dos colapsos muy grandes que se hundieron cuevas y algunas viviendas que había encima así como el viario”.

A partir de ello conformaron un grupo multidisciplinar, donde los directores del proyecto son el propio José Antonio y Juan Alonso, ambos profesores de la UCLM. Aguado señala que primeramente tuvieron que “localizar las cuevas sobre las que íbamos a trabajar, ya que no estaban por así decir señaladas, tuvimos que encontrarlas”.

El arquitecto señala que este tipo de cuevas son “muy peligrosas”, ya que cuentan con “hasta 14 metros de diámetro y 7 metros de profundidad. Cuando ha ocurrido uno de estos colapsos se ha hundido la calle y las viviendas bajas han caído enteras dentro. Por suerte nunca ha habido víctimas, pero el peligro está ahí”. ¿Por qué se producen estos colapsos? Bien, Aguado sostiene que el terreno se mueve, “a veces por cuestiones de temperatura sube y baja, puede hacerlo de 1 a 5 centímetros. El problema es cuando solamente baja o solamente sube, que es cuando ocurre el colapso”.

Haber estabilizado una cueva que tenía los días contados, que podría haber colapsado con 5 casas que están encima y que están habitadas. Además se encuentra bajo una avenida principal que une el polígono industrial con la autovía y tiene mucho tráfico pesado

José Antonio Aguado Arquitecto y profesor en la UCLM

Una vez halladas decidieron que para estabilizarla utilizarían técnicas tradicionales que funcionaban sobre todo en cuevas tipo bodega. “El hormigón no funciona bien porque como hay muchísima humedad a lo largo del tiempo las armaduras se oxidan. Por eso decidimos hacer unos pilares con ladrillo, que realmente es una técnica romana. Se trata de unas columnas de ladrillo, un encofrado, relleno con mortero hecho con cal y los propios áridos que hay en la cueva. La cal funciona como una piedra natural, no tiene retracción y absorbe el C02”, explica Aguado.

“Los pilares tienen la forma de un diábolo, por lo que van a perdurar muy bien en el tiempo”, añade. Destaca que al utilizar material de cercanía han ahorrado costes, pero también que al mismo tiempo han innovado a partir de técnicas tradicionales al desarrollar estas estructuras que “son muy eficientes”.

Proceso de estabilización de las cuevas antrópicas de Tomelloso
Estabilización de sistema de cuevas antrópicas urbanas en Tomelloso.

El resultado de la estabilización de estas cuevas ha atraído intereses turísticos por su valor estético. Sin embargo, José Antonio señala que “a nosotros nos encargaron este trabajo por la seguridad de las personas, que es lo más importante por encima de todo. Si se le puede dar otro uso a estas cuevas está bien, pero por el momento el acceso no es fácil y no existe iluminación”.

Añade que para ellos el mayor éxito es “haber estabilizado una cueva que tenía los días contados, que podría haber colapsado con 5 casas que están encima y que están habitadas. Además, se encuentra bajo una avenida principal que une el polígono industrial con la autovía y tiene mucho tráfico pesado”.

La obra comenzó en el año 2023 y abarcó en el tiempo más de seis meses. Aguado explica que habrán participado alrededor de 12 personas. Dos años más tarde esta labor de estabilización ha recibido un reconocimiento. A Aguado y su equipo le ha sido otorgado el Premio Profesión, dentro de los Premios Arquitectura 2025 por “por la elegante y acertada solución estructural o el espacio conseguido, que trasciende al encontrado, y por la generosidad de los autores, que, aunando profesionalidad y sensibilidad, han aportado con su proyecto, con la arquitectura, una solución que trata las cuevas de Tomelloso no como un problema, sino como una oportunidad de regeneración urbana y patrimonial”, tal y como se señaló durante la entrega de los galardones el pasado 3 de julio en Madrid.

Aguado: “Me ha dado mucha satisfacción haber evitado un futuro colapso”

El arquitecto José Antonio Aguado nos cuenta que para él lo más importante de esta obra ha sido el factor social que guarda, ya que han dado “solución a un problema que afecta a toda la gente que vive allí, concretamente en el Barrio de La Esperanza, que es un lugar muy humilde y con pocos medios. Me ha dado mucha satisfacción haber podido evitar que esa cueva colapse y que se lleve con ella todas las viviendas que hay encima”. En este barrio, asegura, existen varias viviendas “de autoconstrucción y la gente era muy reacia a que entrásemos, pero finalmente nos lo permitieron y ha sido para bien”.

Estabilización de las cuevas antrópicas urbanas de Tomelloso finalizada

Destaca que todo este trabajo no funciona para que “quede bonito, sino que va unido a lo práctico sobre todo cuando los recursos son limitados”. Y en este caso así ha sido. Aguado explica que su propuesta “era muy económica. Otras personas en los premios explicaban que sus obras tenían un coste de 1.500 euros por metro cuadrado, pues en nuestro caso hemos rondado los 300 euros por metro cuadrado”.

José Antonio, además de ser arquitecto se desempeña como profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha. A lo largo de su trayectoria como arquitecto, pero también como educador ha tenido siempre claro que lo que más le interesa es trasmitir a sus alumnos “el amor por el oficio, porque al igual que los pintores tienen que saber cómo mezclar los colores y tener diferentes técnicas, nosotros, los arquitectos tenemos que saber controlar la construcción e ir al origen de todo, no usar las cosas epidérmicamente”.

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