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Puntos de agua, helisuperficies y vías: así funcionan las infraestructuras para prevenir y extinguir incendios

Aeródromo y helipuerto de la base de extinción de incendios de Campillos-Paravientos

Alicia Avilés Pozo

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Durante la época estival, resulta habitual que veamos por la televisión las imágenes de los dispositivos contra incendios trabajando en diferentes lugares de la geografía española. Y en muchas ocasiones, llama la atención cómo los dispositivos de bomberos y brigadas se abren paso con sus vehículos, terrestres y aéreos, para poder abordar el fuego desde diferentes frentes, conseguir su perimetración y posterior control, y realizar evacuaciones de la población si fuera necesario.

Todo ello es posible gracias a una red de infraestructuras creada para este objetivo. Es decir, sus usos, localizaciones y soportes están pensados para estas funciones. En Castilla-La Mancha su importancia es más que relevante debido a su amplia extensión de bosques y montes. Así lo ha señalado esta semana el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, quien visitó recientemente la balsa ubicada en el municipio de Fuentelencina. Es un ejemplo de gran infraestructura como punto de agua, con una capacidad de más de 2.000 metros cúbicos.

Pero, ¿qué tipo de infraestructuras son? ¿Cómo funcionan y para qué sirven? Desde el Centro Operativo Regional de Castilla-La Mancha, su director técnico, Nicolás López, explica a elDiarioclm.es que es muy variada la tipología para la gestión y lucha contra los incendios forestales, aunque existen varios grupos.

El primero de ellos es la Red Viaria, fundamental para el desplazamiento terrestre. La constituyen las vías existentes que reúnen las “condiciones mínimas de transitabilidad” para los vehículos del dispositivo que vaya a combatir un fuego. “Con esta red se consigue no solo una rápida y pronta llegada de los medios de extinción al lugar de la emergencia, sino también un aumento de la seguridad al facilitar poder evacuar tanto al personal ajeno a la extinción como al propio, en caso necesario”, subraya.    

Además, este tipo de infraestructuras sirven de apoyo para crear zonas de menor densidad de vegetación (que suponen una “carga de combustible”), desde donde se pueden apoyar actuaciones de extinción.

La Red de Área de Defensa

Otro grupo lo encontramos en la denominada Red de Área de Defensa contra Incendios Forestales (RAD), el mismo término que se utiliza para la selvicultura (tratamiento de montes y bosques) de carácter preventivo. Aquí se realizan las actuaciones de cambio en la estructura de la vegetación, orientadas a “la protección del medio natural frente a los incendios”. Con ello también “se aumenta la seguridad de la población y de los integrantes de los dispositivos de extinción”, explica Nicolás López. De hecho, esta red permite establecer “líneas de control” frente al fuego facilitando también las labores de extinción.

En el actual Plan Director de Defensa contra incendios en Castilla-La Mancha, el diseño de la RAD tiene como objetivo crear “elementos de ruptura” de la continuidad de la vegetación. Con ello consigue disminuirse la velocidad de propagación o la intensidad de las llamas, “intentando situarlas dentro de los límites de capacidad de extinción”. De igual forma, estas tareas sirven para proteger instalaciones civiles o industriales situadas en el medio natural y que puedan suponer un problema de protección ante un posible incendio.

Aparte de esta red de defensa, un soporte fundamental es la Red de Puntos de Agua: los recursos hídricos de abastecimiento de la cual pueden hacer uso los medios de extinción, tanto terrestres como aéreos. Pueden ser balsas para autobomba, solo accesibles por tierra; y también para helicóptero, aquellos que, además, permiten la carga de agua desde el aire mediante un helibalde (depósito colgante).

Asimismo, las infraestructuras aeronáuticas son fundamentales en la lucha contra el fuego. En este grupo están las pistas para aviones y las helisuperficies para helicópteros. Algunas están dotadas de medios y otras “solamente se utilizan como apoyo en caso de necesidad para aumentar la eficacia en la extinción, normalmente por cercanía al lugar de la emergencia”.

Lo mismo sucede con los Puntos de Vigilancia Fija. “Suponen una localización principal, son puestos de observación y están ubicados en sitios altos desde donde pueden divisarse amplias áreas forestales y detectar así la aparición de posibles incendios en dichas áreas, a través de los humos que producen”. Su importancia es vital y para su ubicación se hacen estudios de cuencas visuales para la mayor observación de superficie forestal posible, “más aún en zonas donde no hay infraestructuras o población que puedan alertar del posible incendio”.

La función de las centrales operativas

Finalmente, otras infraestructuras de relevancia son las Bases Forestales, centros de trabajo de personal adscrito al Servicio Operativo de Extinción de Incendios Forestales (SEIF) del Plan INFOCAM (que regula las actuaciones de emergencia contra incendios en esta comunidad autónoma); y las Centrales Operativas, una en cada una de las provincias (COP) y una regional (COR) desde donde se coordinan todas las actuaciones en materia de lucha contra incendios forestales, con atención 24 horas los 365 días del año.

Según explica el director técnico del Centro Operativo Regional, la ubicación de todas estas infraestructuras se determina mediante criterios técnicos y todas son útiles al “diverso medio natural” con el que cuenta Castilla-La Mancha. En cada una de las cinco provincias se pueden encontrar todas ellas. Y es igualmente necesaria que todas tengan un mantenimiento para que sigan siendo útiles.

“En edificaciones o vías de acceso es obvio, pero también lo es en la selvicultura preventiva”, destaca. De hecho, en este último caso, el mantenimiento se realiza con tratamientos selvícolas preventivos durante los meses fuera de peligro extremo (de septiembre a junio), durante los cuales se trabaja en más de 8.000 hectáreas en toda la región; y con pastoreo y quemas controladas en determinadas zonas, para disminuir la carga de vegetación arbustiva y de pastos.

Desde el Centro Operativo Regional, disponen cada vez de más estudios y ejemplos que constatan cómo inciden en la extinción la planificación y los trabajos de prevención que se realizan en las épocas de peligro medio y bajo. Es decir, la prevención como tarea fundamental, “creando zonas desde donde poder trabajar con seguridad y cuando el incendio impacta, disminuir su energía y por tanto su propagación, facilitando su extinción y disminuyendo ampliamente la superficie potencial afectada”. Con ello, las infraestructuras se suman como soportes esenciales de prevención del fuego, aunque en el contexto general, la ciudadanía sigue siendo factor fundamental, puesto que 9 de cada 10 incendios son evitables.

(*) CONTENIDO PATROCINADO POR LA JUNTA DE COMUNIDADES

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